Devocionales
El amor eterno de Dios
“Porque el que te hizo es tu esposo; su nombre es el Señor Todopoderoso. Tu redentor es el Santo de Israel; Dios de toda la tierra”. Isaías 54:5 (NVI)
Escrito por Angelina Gómez Corrales para CBN
Dios hablando a su pueblo en este capítulo, nos revela su gran amor y compasión para todos. Hay varias palabras que enfatizan una condición de abandono, repudio, tristeza, vergüenza y confusión.
En todo caso, son procesos difíciles donde solo Dios puede extendernos su mano y sacarnos adelante. Pero, lo importante es que hay tantas promesas que nos dan esperanza y ánimo y no solo nos devuelven al camino, sino que nos dan consuelo, restauración, protección y nos prometen bendiciones.
Bien es cierto que, nos hemos equivocado y tomado malas decisiones, pero Él sigue siendo nuestro esposo y Hacedor; y aunque reconoce que escondió su rostro de nosotros, se enojó y nos abandonó; nos promete que nunca apartará su misericordia ni el pacto de su paz se quebrantará. (Vs.10).
Igualmente, si estamos fatigados y sin consuelo, promete librarnos de caer en opresión y temores.
Si leemos al inicio del capítulo, el Señor en ningún momento nos exhorta o reclama, sino más bien nos invita a dar voces de júbilo o alabanza, a soñar con cosas grandes, a extender nuestra tienda porque ha llegado el tiempo de la restauración.
Debemos alejar de nosotros la vergüenza, la confusión y el temor: dejar atrás nuestro pasado y vivir nuevos comienzos. Recibamos su amor, su abrazo y vivamos en la libertad que Jesús nos dio en la cruz, donde nos ofrece vida abundante. Hagamos cambios importantes, renovemos nuestra mente con la palabra de Dios y preparemos nuestro corazón para recibir con fe lo que Él tiene para cada uno de nosotros.
Oración: Señor, te rindo mi vida, reconozco mi necesidad espiritual. Amén.