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Devocionales

Querido ___________,

Fue bueno saber de ti. Has estado en mis pensamientos y oraciones recientemente. Entiendo lo duro que ha sido para ti; la emoción, los nervios, la fe y el miedo son completamente normales. Esto es parte de la vida. Ya sea que los anticipemos o no, los vientos de cambio van a soplar.

 

Puede que no te des cuenta, pero en realidad eres muy capaz cuando se trata de cambiar. Las células de la piel que cubren tu mano no estaban allí hace 3 semanas; mueren y son reemplazados sin tu permiso. A pesar de esas cremas y productos que utilizas, tu rostro está envejeciendo.

 

Estás constantemente en transición. Mientras caminas a través de tu día, te adaptas y te ajustas a las circunstancias; Un autobús que va tarde, una tarea que tomó más tiempo, una cita social cancelada. Navegas a la perfección por estas aguas, como un marinero experto. Por supuesto, hay cosas que nos inquietan más; cambios que requieren una pausa, una decisión y un momento, pero también lo has atravesado.

 

Si hay algo con lo que puedo consolarte, es esto: tú y yo tenemos esperanza. Una esperanza real, empapada de Jesús, basada en la gracia. Espero que pueda anclar incluso al alma más preocupada, esperanza que pueda llevarte a través del fuego más caliente, el agua más profunda y la tormenta más furiosa.

 

Hay un verso que me hace seguir en tiempos de cambio, cuando siento que la niebla del miedo es más espesa, y es 1 Pedro 1:13. Pedro escribe que debemos poner nuestra esperanza plenamente en la gracia que nos será traída en la revelación de Jesucristo. Es por esa revelación que estoy orando por ti. Que veas a Jesús más, siente su gracia por ti. Que tu corazón se llene de coraje en este momento de difícil transición y encuentres un lugar de descanso sólido para tu esperanza.

 

Tomar un respiro. El Rey Soberano del Universo es tu amigo y él se preocupa profundamente por ti. Tus tiempos no están en una espiral fuera de control; Cuelgan perfectamente en su mano. No hay nada que temer.

 

Se despide, Tu amigo.

 

Escrito por Fin Sheridan para CBN

 

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Devocionales

¿Alguna vez has tratado de cambiar algo de tu vida? Tal vez viste algo impactante: un sermón, un testimonio, una nueva perspectiva y decidiste ser una mejor persona, adoptar un nuevo enfoque o cambiar algo sobre tu persona. Entonces, te lo propusiste comenzaste, la mentalidad cambió y, aunque el cambio podría durar un día, una semana o incluso un mes, en algún lugar a lo largo del camino del cambio, volvemos a la vieja costumbre, la vieja actitud o el viejo comportamiento.

 

¿Porqué pasa eso? Bueno, en su libro “Tú eres lo que amas”, el profesor James K. A. Smith sugiere que es porque no hacemos un cambio duradero con nuestras cabezas, sino que lo hacemos con nuestros corazones. Somos criaturas que vivimos de nuestros corazones, de nuestros deseos y necesidades más profundas, y son esas cosas las que tienen que cambiar para que nuestro comportamiento cambie.

 

Sus ideas son convincentemente bíblicas. Después de todo, Proverbios 4:23 nos anima a “protege tu corazón, porque de ahí fluyen los manantiales de la vida”. ¡Ese verso no es solo para adolescentes que están considerando salir con alguien! Es verdad para todos los seres humanos; como nuestros corazones sienten, así lo hacemos.

 

“Cuando amamos correctamente… nuestro comportamiento cambia. La fe y la obediencia fluyen del amor: Dios nos ama y nosotros amamos a Dios “.

 

Piénsalo, no solo hacemos cosas porque creemos que son buenas; sentimos placer en la búsqueda de personas y el placer es una cosa sincera. Por ejemplo, sé en mi mente que gastar dinero en cosas bonitas en lugar de saldar una deuda o ahorrar  no es la mejor decisión, pero hay un impulso emocional hacia cosas que a menudo son mucho más fuertes.

 

En el Salmo 119, David está reflexionando sobre la Palabra de Dios. Ahora, cuando pensamos en la Palabra de Dios, a menudo pensamos en palabras como “creer” y “obedecer” y “confiar”, todas las posturas que debemos tomar. Sin embargo, más que cualquiera de esos, David sigue diciendo que ama la palabra de Dios; de hecho, ¡lo dice 10 veces!

 

“¡Oh, cómo amo tu ley! Es mi meditación todo el día.” Salmo 119:97

 

Jesús mismo afirma este enfoque de la vida. Su gran mandamiento es que debemos “amar al Señor nuestro Dios con todo nuestro corazón, alma, mente y fuerza”. ¿Por qué eligió decir amor? Porque es cuando amamos correctamente que nuestro comportamiento cambia. La fe y la obediencia fluyen del amor: Dios nos ama y nosotros amamos a Dios.

 

Pregúntese; ¿Qué ama? ¿Qué es lo que realmente quieres, lo que realmente deseas? Es solo cuando sabemos la respuesta que realmente podemos comenzar a cambiar.

 

Escrito por Fin Sheridan para CBN

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“El temor del hombre pondrá lazo; más el que confía en Jehová será exaltado”. Proverbios 29:25


Millones de personas actualmente viven bajo las garras del temor.


Existen tres clases de temor:
1. Aquel que es natural y nos preserva del peligro.
2. El temor a Dios, que es bueno y nos ayuda a reverenciar su nombre.
3. El temor destructivo que nos paraliza y hace daño.


Esta última clase de temor, no proviene de Dios y nos hace daño. Los temores destructivos pueden ser causados por malas experiencias del pasado o circunstancias extremas.


Con este tipo de temor, pareciera como que la persona quedara “marcada” y afectada para siempre.


Nuestra sociedad es una sociedad temerosa, y a menos que vivamos del lado de Cristo, no podremos vivir libres de semejante atadura espiritual.


La Biblia muestra las dos caras de la verdad, los dos caminos que una persona puede tomar:
a)Por un lado, dejarse llevar por sus temores y vivir enlazado o presa de esos temores. Esa persona caminará frustrada e impedida de disfrutar la vida.
b) Confiar en el Señor, entregarle los temores y ser exaltado por Dios. La única manera de vencer los temores es confiando en el Señor.


La fe es el mejor antitemor que existe, pues nos da tranquilidad, paz y seguridad para enfrentar aquellas circunstancias difíciles, y nos ayuda a ser más que victoriosos.


Confiar en el Señor nos hace vivir seguros aún en medio de las más severas tormentas de la vida.


Temer o confiar es una decisión. ¿Ya has decidido de qué lado vas a vivir?


Oración:

¡Gracias Dios porque sólo en ti hay verdadera libertad de mis temores!. Gracias porque en tu amor no hay temor, sino que tu perfecto amor echa fuera de mi todo temor. Amén.


Escrito por Úrsula Scheelje para CBN

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No bajé del cielo para hacer lo que yo quiera, sino para obedecer a Dios mi Padre, pues él fue quien me envió. Juan 6:38


Cuando Jesús vino a la tierra, Él tenía claro su propósito en la vida, que era hacer la perfecta voluntad de Dios. Además se preocupaba por terminar el trabajo de Dios por medio de su vida y ministerio.

 

“Yo no puedo hacer nada por mi propia cuenta. Juzgo según el Padre me ordena, y mi juicio es justo, pues no trato de hacer mi voluntad sino la voluntad del Padre, que me ha enviado”. Juan 5:30


¿Alguna vez te has sentido confundido porque no sabes cual decisión tomar? ¿Sin saber cuál camino escoger por miedo a equivocarte? Al estar en los momentos de confusión le has preguntado a Dios ¿qué es lo que Él quiere para ti? Los principios de la Biblia pueden ayudarte a llegar a una buena decisión y además confiaras en que Dios te está respaldando.


Cuando necesitas una luz, lo primero que haces es buscar el interruptor, lo mismo ocurre cuando necesitas una respuesta, debes buscar la Biblia.


La exposición de tus palabras imparte luz; da entendimiento a los sencillos.
 Salmo 119:130.


Dedica un tiempo para estudiar los principios y preceptos, así dejarás que Dios ilumine tu situación.


Dios puede hablarte por medio de una persona, pensamientos o por situaciones. Para que estés realmente seguro que escuchaste la voz de Dios, confirma que tu decisión este de acuerdo con los principios de la Palabra.


Muchas veces es necesario que pidas algún consejo sabio, un verdadero amigo ayudara a ver tus verdaderas intenciones. Además no te dirá lo que quieras escuchar, si no lo que realmente necesitas, aun cuando duela. En el momento puedes sentir dolor, pero la consejería puede evitar un desastre.


Las dudas no significan que estás fuera de la voluntad de Dios, debes seguir adelante y basar tu confianza en la decisión de Dios.


Oración

Señor, gracias por tu hermosa palabra. Hoy pongo en tus manos mis decisiones, ayúdame siempre a hacer tu voluntad y a poner mi confianza solo en ti; en el nombre de Jesús, amén.

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“Entonces Samuel dijo a Saúl:
—Locamente has actuado; si hubieras guardado el mandamiento que Jehová, tu Dios, te había ordenado, Jehová habría confirmado tu reino sobre Israel para siempre. Pero ahora tu reino no será duradero. Jehová se ha buscado un hombre conforme a su corazón, al cual ha designado para que sea príncipe sobre su pueblo, por cuanto tú no has guardado lo que Jehová te mandó”. 1 Samuel 13:13

 

La Biblia relata que Saúl fue el primer rey de Israel escogido por Dios. Tenía todo el favor de Dios a donde fuera y en todo lo que hiciera.


Pero llegó un día en el que Saúl pensó que esperar a que Dios se manifestara era lo peor que podía hacer. Estaba desesperado, angustiado, impaciente, bajo presión, porque el profeta de su tierra prometió que llegaría y no llegaba.


Así que no lo pensó dos veces y ofreció el holocausto a Dios, que para cualquier persona del pueblo y aún el rey, estaba prohibido hacerlo.


Sólo podían realizar holocausto los sacerdotes, y por esa razón fue desechado Saúl y Dios buscó otro hombre conforme a su corazón para ser rey.


¿Cómo crees que Saúl se sintió en ese momento en que el mismo Dios lo desechó? ¿en que ya no tendría más la posición de rey la máxima autoridad en el Pueblo de Israel?


Se quedaba sin nada y sobre todo sin la aprobación y protección de Dios y tenía que enfrentar sus consecuencias.


Muchas veces actuamos en el primer impulso, porque pensamos que tenemos la razón, o que nuestra verdad es la única


No esperamos ni consultamos lo que Dios quiere hacer en nuestra vida. Deseamos la respuesta o el milagro inmediatamente.


No miramos las consecuencias, lo que sucederá después de que tomamos una decisión.

¿Cuántas guerras se han iniciado?, ¿cuántas veces un esposo mata a su esposa por un arranque de celos, o viceversa, ¿o sólo por un momento de placer cuántas chicas quedan embarazadas sin saber qué hacer después? Son las consecuencias de actuar alocadamente como hizo Saúl.


Cuando estamos desesperados es el peor momento de tomar decisiones. Más bien debemos calmarnos y esperar, porque Dios es un Dios de amor, un Dios de justicia que sólo quiere nuestro bien y que nunca nos abandonará.


Así que si en algún momento de tu vida has actuado alocadamente, pensando que Dios no te escuchaba o no te daba lo que querías, y decidiste actuar a tu manera, piensa ahora un momento y reflexiona en cuánto Dios te ama y que Él te ha dado todo lo que necesitas, y sobre todo, la oportunidad de conocerlo o de buscarlo para vivir en paz con Él y si haz pecado, poder arrepentirte.


Oración:

Señor, ayúdame a no actuar alocadamente, a esperar tu respuesta, a buscarte en todo momento sin pensar hacer lo que yo quiero, sólo estar con confianza ante ti, esperando tu voluntad. Amén.


Escrito por Rosario Guerrero para CBN

 

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Y cualquiera que le da siquiera un vaso de agua fresca a uno de estos pequeños por ser seguidor mío, les aseguro que tendrá su premio. Mateo 10:42


Es importante que conozcas cuales son los dones y talentos que Dios te regaló. Pero es mucho más relevante que tengas un corazón de siervo. El verdadero siervo de Dios siempre está disponible para servir.


Ser un siervo significa que Dios tiene el derecho de tomar el control de tu tiempo, además de interrumpirte en cualquier momento que Él lo necesite.


Un verdadero siervo de Dios presta atención a las necesidades que hay en la iglesia. Busca maneras para ayudar a otros. Cuando observa la necesidad, no dejan pasar la oportunidad para brindar una solución.


Si quieres convertirte en un siervo que agrada a Dios, debes hacer lo mejor con lo que tienes. No pongas excusas, ni esperes las mejores circunstancias. Haz lo que se requiere. Dios espera que hagas lo mejor con lo que tienes. La Biblia dice en Colosenses 3:23, “Todo lo que hagan, háganlo de buena gana, como si estuvieran sirviendo al Señor Jesucristo y no a la gente”.


El tiempo que Jesús estuvo en la tierra, nunca se consideró más que nada ni nadie, porque Él vino a servir. A pesar de su grandeza no fue una molestia, lo hizo porque Él quiere que sigas su ejemplo.


El siervo de Dios es fiel a su ministerio. Termina sus tareas, cumple con sus responsabilidades, mantiene sus promesas y completa sus compromisos. No deja el trabajo a medias ni lo abandonan cuando se desaniman. Son responsables y dignos de confianza. Si se les reconoce por su servicio lo aceptan humildemente. ¿Eres un verdadero siervo de Dios?


Oración

Padre, gracias por tu palabra que guía cada mi vida y me ayuda a crecer en ti. Te pido que me ayudes a tener un corazón de siervo, dispuesto a dar lo mejor de mí. Quiero seguir tu ejemplo y servirte con amor, en el nombre de Jesús, amén.

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Cuando pensamos en los enemigos de nuestro mundo, pensamos en grupos como Boko Horam, ISIS y Al Qaeda. Todos los días, las noticias en la televisión y los comentarios en nuestros muros de Facebook parecen enfocarse en una nueva controversia, otro estallido de violencia o, noticias de última hora donde informan de las atrocidades que estos grupos terroristas están cometiendo. Es fácil para nosotros estar enojados, desconsolados e increíblemente enojados con estos grupos. Si bien estos grupos nos hacen daño, no son nuestro mayor enemigo.


Efesios 6:12 nos dice, “… nuestra lucha no es contra sangre y carne, sino contra los gobernantes, contra las autoridades, contra los poderes de este mundo tenebroso y contra las fuerzas espirituales del mal en los reinos celestiales”. Nuestro mayor enemigo Satanás busca matar, robar y destruir, pero Jesús vino a traer vida abundante (Juan 10:10).


La vida abundante se encuentra en amar a los demás, no en odiarlos. Cuando nos centramos en el odio, perdemos la oportunidad de mostrar el amor de Jesús a quienes más lo necesitan. Pablo describe la lucha espiritual de esta manera: “Aunque vivimos en el mundo, no hacemos la guerra como el mundo. Las armas con las que luchamos no son las armas del mundo. Por el contrario, tienen poder divino para demoler fortalezas. Derribamos argumentos y toda pretensión que se pone en contra del conocimiento de Dios, y tomamos cautivo todo pensamiento para hacerlo obediente a Cristo” (2 Corintios 10: 3- 5 NVI).


Cuando Pablo dice “toma todo pensamiento cautivo y para hacerlo obediente a Cristo”, para responder a la tragedia, la injusticia o la persecución con ira e impotencia, debemos tomar esas emociones y sentimientos, ponerlos delante de Jesús y preguntarle cómo le gustaría que nosotros actuemos.


Cada vez que se perjudica a las personas y se aprovecha de los inocentes, Dios se da cuenta y se preocupa. ¿Qué podemos hacer desde nuestro lado del mundo? ¿Podemos hacer algún tipo de diferencia? Podemos confiar en que nuestro Dios no solo es el Juez justo y el Gobernante justo de la tierra, sino también el Creador y Padre compasivo. Miqueas 6:8 dice que Dios quiere que las personas “actúen con justicia, amen la misericordia y caminen humildemente con su Dios”. Los cristianos están llamados a hacer una diferencia.


Al igual que los militares tienen el deber de luchar en las batallas de su nación, estamos llamados a luchar batallas espirituales. Estas peleas no se ganan con pistolas o tanques. Las batallas espirituales requieren un tipo diferente de arma: el amor. Aquí hay algunas maneras de amar a los que nos odian:

  1. Ora por ellos.

Jesús dice: “Ama a tus enemigos y ora por aquellos que te persiguen”. La oración es un arma poderosa. Cambia a otros y nos cambia. Al orar por las personas que se oponen a nosotros, se nos recuerda que la persona no es diferente de lo que alguna vez fuimos. Él o ella fueron hechos a la imagen de Dios y necesitan desesperadamente una relación con él.

  1. Confía en Dios para cambiar sus corazones.

El Evangelio puede resolver el problema. Cuando sometemos nuestras vidas a Jesús, Él cambia los corazones de la misma manera que Dios describe en Ezequiel 11: “Y les daré un corazón, y un espíritu nuevo pondré dentro de ellos; y quitaré el corazón de piedra de en medio de su carne, y les daré un corazón de carne” (Ezequiel 11:19). Solo Dios puede cambiar los corazones, y cuando lo hace, crea un cambio duradero en el comportamiento.

  1. Espera que Dios se mueva.

Podemos esperar que Dios haga lo que parece imposible, porque Jesús nos prometió que, con Dios, todo es posible. Dios hará las cosas bien en su tiempo, y podemos confiar en que Dios hará lo que solo él puede hacer. Todos tenemos batallas espirituales para luchar hoy: compañeros de trabajo que saben cómo sacar lo peor de nosotros, niños que ponen a prueba nuestra paciencia, cónyuges resentidos con Jesús. La clave para superar estos desafíos radica en recordar quién es el enemigo. Nuestro mayor enemigo es Satanás, y podemos luchar con confianza sabiendo que Jesús ya ha ganado (1 Corintios 15: 54-57).

  1. Ora por los líderes mundiales.

Necesitan la sabiduría y el discernimiento de Dios para tomar decisiones difíciles que afectarán a millones de vidas. Los líderes y las figuras de autoridad necesitan comprensión más allá de ellos mismos para navegar por situaciones difíciles. Podemos orar especialmente por ellos para que tomen decisiones que sean buenas para su propio pueblo y para todas las personas (1 Timoteo 2: 1-4).

Celebramos a alguien que, a pesar de ser odiado y despreciado por la humanidad, aún amaba a la humanidad. Lo golpearon y eventualmente lo mataron, pero resucitó declarando que el amor nunca puede ser derrotado por la oscuridad. Tal vez temporalmente pueda parecer que sí, pero la luz destruye la oscuridad 10 veces de cada 10 y el amor destruye el odio en todo momento. Hoy debemos unirnos en torno al amor como la única respuesta a tales atrocidades. El amor tiene que ser el latido de nuestro corazón en tiempos de tanto dolor e incertidumbre.

Hagas lo que hagas mañana, si eliges el amor sobre el odio, poco a poco estás echando el odio que puede venir a intentar enredarnos.

Escrito por Christine McGivern para CBN

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Miré una película hace poco que empezaba con la frase: “Todo es un regalo del universo”.  Los no creyentes pueden agarrar a un clavo ardiendo cuando se trata de reconocer los poderes superiores, pero como cristianos sabemos que Dios a través de una relación con Jesucristo. Así que cuando esa cita fue persistente en mi mente mucho después de que la película terminó, me puse a pensar en Dios como el máximo dador de regalos y lo diferente que esos regalos se ven cuando sabemos lo que son y de dónde vienen.


Nosotros comúnmente pensamos en regalos cuando provienen de cumpleaños y ocasiones especiales. Si fuéramos a hacer una lista, la misma podría incluir el carro en la carretera con el gigante lazo rojo en él. El brazalete de diamantes  o incluso una tarjeta de felicitación llena de dinero en efectivo. ¿A quién no le gusta una pantalla tangible de afecto, sobre todo si era un poco caro? Yo te puedo decir una persona que no… Una mujer pequeña del sur que solía conocer y amar.


Mi madre fue la primera que me sacó de pensar como una chica material cada vez que una fiesta de regalos se acercaba. Para su cumpleaños, ella escribiría una lista de deseos corta. Un ítem en su lista era ser voluntaria en hacer la cena. Otra era que le diera un abrazo cada mañana antes que nos fuéramos de la escuela. Esas eran las cosas simples que ella anhelaba, y eso nos enseñó que las cosas con el valor más grande son usualmente las que no tienen una etiqueta de precio.


Cuando te pones a pensar a lo largo de esas líneas, la idea de Dios en ser el dador de dones no es algo lejano.  Y eso va más allá de los artículos de precio elevado de la vida como casarse o tener hijos. Si tú cuentas las pequeñas cosas, estas rodeado de pequeños regalos todos los días.


Algún día, desde la mañana hasta la noche, me gustaría que contaras tus bendiciones. Lleva contigo una pequeña libreta y escríbelos todos. Por ejemplo, hoy me levanté ligeramente sin ninguna alarma en mi caliente y cómoda cama “queen”. Ese es uno. Mi desayuno de crepas de almendras con crema de limón resultó perfectamente sabroso. Ese es otro. Un sabio, y maravilloso amigo llegó por una café mas tarde por la mañana. Esas son tres bendiciones en la primera hora, y ni siquiera he dejado mi casa todavía.


Ves a donde voy con esto? Si tú notas cada momento de felicidad en tu vida, verás que tú desenvuelves cientos de regalos a través de tu día.


El Rey Salomón entendió gozándose en las cosas pequeñas. Por supuesto, él tenía un gran reino con más juguetes para jugar con lo que nadie podría disfrutar en dos tiempos de vida, sin embargo, se apresuró a notar que se trataba de “vanidad” (Eclesiastés 1:2). En todo caso, encontró alegría en mucho de lo que cualquiera puede disfrutar.


Así que creo que debemos obtener tanto en la vida como nos sea posible. No hay nada mejor que disfrutar de la comida y la bebida y para pasar un buen rato. (Eclesiastés 8:15, NVI)


Sé feliz y disfruta comer y beber! Dios decidió hace tiempo que esto es lo que debes hacer. Vístete, arregla tu cabello, muestra lo mejor de ti. La vida es corta, y si amas a tu esposa, disfruta estando con ella. Eso es lo que se supone que debes hacer mientras luchas a través de la vida en esta tierra.


Parte de la decadencia del hombre es una predisposición al centrarse en lo negativo, y seamos realistas, ya hay suficiente de eso para como para seguir. Un mal minuto puede arruinar un día entero, pero como se vería estos si colectamos todo lo bueno y vemos como se sobre presenta lo malo? Solo las cosas pequeñas. Si necesitas inspiración, piensa en un personaje, María, desde el Sur de la Música. Cuando se trata de animar a los niños asustados Von Trapp durante una tormenta, ella canta acerca de sus cosas favoritas que incluyen las gotas de lluvia en las rosas y guantes de lana calientes. Es  simple a como los musicales se supone que son, pero el punto de la canción es encontrar la alegría en la simplicidad.


Todo es un regalo de Dios y saber que Él nos ama tanto nos lleva a nada menos que la gratitud y devoción profunda.

Escrito por Por Jennifer E. Jones

 

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Misericordioso y clemente es Jehová, lento para la ira y grande en misericordia Salmo 103: 8 (RV60)

 

El salmista David escribió este salmo agradeciendo a Dios por todas sus bendiciones. Alabó a Dios por su perdón, sanidad, favor, por rescatar su vida, saciarle de bien y restaurar todo su ser. Aún fue más allá, le ordenó al alma alabar a Dios y no olvidar ninguno de sus beneficios.


Luego en el vs.8 exalta a Dios por su atributo de ser “lento para la ira y grande en misericordia”. Es algo impresionante de comprender, ya que, si hemos pecado contra Dios, Él es lento para enojarse dándonos una oportunidad o un lapso de tiempo para arrepentirnos y buscar su perdón antes derramar su ira.


Y así, sucesivamente vamos entendiendo el amor de Dios hacia nosotros que, en realidad no merecemos. ¿Cómo no vamos a alabarle? Si, “no ha hecho con nosotros conforme a nuestras iniquidades ni nos ha pagado conforme a nuestros pecados”. Vs.10


Uno a uno mencionaríamos sus atributos de su carácter compasivo y misericordioso para llegar a resumir que Él merece toda nuestra alabanza, y adoración, por haber sido fiel a pesar de nuestros pecados y de no olvidar de dónde nos sacó y cada uno de sus beneficios.


Su amor de Padre siempre está para protegernos y bendecirnos: “como el Padre se compadece de los hijos, se compadece Jehová de los que le temen.  vs.13


Meditar en la palabra de Dios es fundamental para no olvidar guardar ninguno de sus mandamientos para ponerlos por obra. El secreto que hay en obedecer su palabra es la clave de la recompensa que Dios tiene para bendecirnos a nosotros y a nuestros hijos.  Vs17


Seamos agradecidos y anhelemos con todo nuestro corazón alabarle en todo momento y circunstancia.


Oración

Padre te alabo y te doy gracias por tu amor, compasión y misericordia.

 

Escrito por: Angelina Gómez Corrales

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Yo soy la vid, y ustedes son las ramas el que permanece en mí, como yo en él, dará mucho fruto; separados de mí no pueden ustedes hacer nada. San Juan 15:15 (NVI)


La Palabra de Dios nos menciona el fruto del Espíritu Santo como un todo, pero en realidad se divide en nueve frutos. Él espera que este fruto se desarrolle en nuestras vidas y solo permaneciendo en la vid y guardando su palabra llevaremos mucho fruto.


Los primeros tres son: amor, gozo y paz y se refieren a sentimientos y actitudes que son parte de Dios. Como hijos debemos de imitar a nuestro Padre andando en amor y disfrutando de su paz y gozo. 1 Corintios 13 (RV60)


Los segundos frutos son: paciencia, benignidad y bondad, y nos enseñan como debemos de ser con las demás personas, y a tener paciencia y bondad aún con los que no se lo merecen.  


El tercer grupo que son: fe, mansedumbre y templanza o dominio propio. Recordemos que todo esto lo produce el Espíritu Santo en nosotros si se lo permitimos y tienen que ver con la forma en que nos conducimos en nuestra vida espiritual. Cuando tenemos duda, miedo, tristeza, falta de perdón, juicio, impaciencia, estos frutos nos hacen permanecer firmes haciendo lo correcto.


Es importante entender que hasta la semilla más pequeña crece, dando frutos.  Cuanto más nosotros si le permitimos al Espíritu Santo llenarnos y equiparnos de estos frutos para agradar a Dios.


Romanos 8:6 cita: “Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz”. El anhelar el fruto del Espíritu Santo nos permite parecernos a nuestro Dios y permanecer en su palabra gozando de toda esta gama de frutos que nos benefician a nosotros para tener una vida cristiana victoriosa.


Oración

Señor, anhelo ser lleno del Espíritu Santo para parecerme más a ti.

 

Escrito por: Angelina Gómez Corrales

 

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