POSTS
SEARCH
Your address will show here +12 34 56 78
Devocionales

No sé ustedes, ¡pero diciembre es, con mucho, mi mes favorito del año! Es un mes lleno de espíritu alegre, excelente comida, acogedoras tardes de invierno viendo películas navideñas con una taza de chocolate caliente, generalmente rebosante de demasiados malvaviscos… y, por supuesto, ¡es Navidad! Pero detrás del brillo, ¿cuál es el corazón de la Navidad? 

  

Muchos de nosotros tenemos nuestras propias tradiciones navideñas, como elegir y decorar el mejor árbol, llenar las medias, preparar maravillosas cenas, abrir regalos, tratar de acomodar a todos los miembros de nuestra familia bajo un mismo techo e intentar que el día de Navidad sea lo más “perfecto” posible. 

  

Hay muchas cosas diferentes que hacen que la Navidad sea especial y memorable. Pero a veces, puede ser fácil olvidar el verdadero propósito y el corazón detrás de esta festividad. La realidad es que, a medida que han pasado los años, el evento más importante que jamás haya ocurrido en nuestro universo ha sido secuestrado para obtener ganancias comerciales. Pero, aun así, la verdad detrás de la Navidad es una verdad que nunca se puede olvidar. 

  

Algo sucedió que cambiaría el mundo para siempre. 

  

Hace más de 2000 años, un ángel visitó a una mujer llamada María y le dijo que ella y su esposo, José, tendrían un hijo. 

  

  “No temas, María; has hallado gracia delante de Dios. Concebirás y darás a luz un hijo, y lo llamarás Jesús. 32 Él será grande y será llamado Hijo del Altísimo.” – Lucas 1:26-38 (NVI) 

  

Su amor por ti es implacable, incondicional y más profundo que cualquier amor que haya existido o existirá. 

  

En ese momento, nadie podía entender realmente lo que significaba el nacimiento de Jesús. Pero lo que sí sabían era que el destino de este bebé era ENORME. El nacimiento de Jesús fue la esperanza que todos buscaban y lo que el mundo necesitaba. Nació un Salvador. 

  

Jesús, la Luz del Mundo fue enviado por ti. El Padre nos ama tanto que envió a su Hijo unigénito a la tierra para hacer lo que ningún otro pudo; te hará libre. Él murió por ti. Él murió por tus pecados para que pudieras ser perdonado y vivir en la libertad y la gracia que Él ofrece. Él derrotó a la muerte misma, para que pudieras tener vida eterna. Fue abandonado para que pudieras tener una relación con Él. Murió por todo lo que nos agobia, para que ya no tengas que cargar con el peso. 

  

Lo que Jesús hizo fue más allá de la comprensión. Te estarás preguntando, ¿qué hice para merecer esto? 

  

Esa es la belleza de nuestro Dios. No lo merecemos. Sin embargo, Él nos ama tanto que lo hizo de todos modos. Su amor por ti es implacable, incondicional y más profundo que cualquier amor que haya existido o existirá. Nada puede detener su amor por ti. 

  

Y Él no se detiene ahí. Dios te llama Su hijo. Él te llama amado. Te conoce. ¡Él sabía cuántos cabellos habría en tu cabeza hoy, desde el principio de los tiempos! Te conoce mejor de lo que te conoces a ti mismo. Él te entretejió en el vientre de tu madre y no cometió errores. Te mira como un padre orgulloso. 

  

Hace más de 2000 años, nació un Salvador para darte vida. 

  

Esta Navidad tómese un tiempo para recordar por qué realmente celebramos esta fiesta. Recuerda lo que Jesús hizo por ti y tómate un tiempo para agradecerle. Le encanta pasar tiempo contigo, Su hijo amado. 

  

Tal vez conozcas a alguien que no haya oído hablar de Jesús antes o que no haya entendido la verdad detrás de la Navidad. Te animo a compartir con ellos esta verdad que cambia la vida. Hazles saber lo que Jesús hizo por ellos y cuánto los ama. Estamos llamados a compartir esta verdad con las naciones, y eso comienza con su vecino, colega y amigo de al lado. 

  

Olvídate de los calcetines, perfumes y las cajas de chocolates; Jesús es el mejor regalo que le puedes dar a alguien esta Navidad. 

 

Escrito por Laura Dickens 

0

Devocionales

Isaías 45: 9 “Una vasija de barro, igual a otra cualquiera, no se pone a discutir con quien la hizo. El barro no dice al que lo trabaja: “¿Qué estás haciendo?”, ni el objeto hecho por él le dice: “Tú no sabes trabajar.” DHH. 


La niña pasaba todos los días, por el taller de ese alfarero y lo veía trabajar en diferentes piezas, a veces permanecía un momento, mirando la habilidad con que las forjaba.
 


Esa mañana salió temprano de la escuela y al pasar por allí, justo vio cuando el alfarero estaba mirando detenidamente su obra, parecía que no estaba satisfecho, y para sorpresa de la niña con fuerza la rompió, ella curiosa se acercó y le dijo: – Señor ¿por qué rompió esa vasija?, se veía tan bonita.
 


– El alfarero respondió: parecía que estaba bien hecha, pero tenía un defecto que la hacía inservible, y era mejor ahora deshacerla, para con el barro volverla a construir, y ella cumplirá el propósito para el cual la estoy creando.
 


– La niña no muy convencida, asintió con la cabeza y se fue a su casa, en el camino pensaba y si la vasija hablara ¿qué le hubiera dicho al alfarero?
 


Pasaron los días y en la casa de Rosita como se llamaba la niña, sus padres le llamaron fuertemente la atención a su hermano Raúl, un adolescente difícil que estaba teniendo problemas en el colegio, y les oyó decir “Si no lo corregimos a tiempo, Raúl no va a poder ser un hombre de bien y cumplir con el plan de Dios para su vida”, entonces recordó lo del alfarero y dijo mañana voy a pasar para ver que sucedió con la vasija.
 


Estaba haciendo calor cuando llegó al taller del alfarero y por la ventana de la calle le preguntó:
 


– Señor, ¿se acuerda de mí?
 


– Si niña claro que me acuerdo, tú fuiste la que me preguntaste ¿por qué rompí una de mis obras?, ¿Quieres ver cómo quedó finalmente?
 


– Sí dijo la niña, ¿ya la terminó?
 


– Sí, ya está lista, espérame que ya la traigo.
 


Se dirigió al interior del taller, y volvió con una vasija hermosa llena de colores, con filos dorados, se la puso en las manos de la niña y le dijo:
 


– Te la regalo.
 


Ella estaba asombrada, emocionada, no sabía que decir, cuando por fin recuperó fuerza le dijo: -Nunca me imaginé algo tan precioso, ahora comprendo por qué la hizo de nuevo.
 


– Si, dijo el alfarero, no podía poner los colores, ni el oro sin que el barro estuviera perfectamente forjado para el destino que iba a cumplir.
 


La niña le dio las gracias y llena de gozo se fue a su casa.
 


Oración:
Dios mío tu eres mi alfarero, haz en mi vida lo que tu consideres necesario para que pueda cumplir mi propósito y mi destino, en el nombre de Jesús, amén. 

0

Devocionales

“Oh Dios, tú eres mi Dios; yo te busco intensamente. Mi alma tiene sed de ti; todo mi ser te anhela, cual tierra seca, extenuada y sedienta” – Salmos 63:1

¿Qué tipo de vida es satisfactoria? Usualmente pensamos que si marcamos una diferencia en este mundo nuestras vidas tendrán sentido y propósito. Eso es bueno y cierto, pero no se trata de que hagamos bien la labor, aunque sea importante; o que ayudemos a alguien, lo cual es vital y nos hace sentir bien. Esto no es satisfacción completa. Más bien, es cuando agradamos a nuestro Padre Celestial en lo que sea que hagamos o digamos. Nuestro propósito es glorificar al Padre.

 

¿Hoy oramos y tuvimos comunión con el Señor? ¿Leímos su Palabra para obtener perspectiva para nuestro caminar espiritual? Si no lo hacemos, no creceremos en las cosas del Señor. Si no bebemos del río de la vida que es Jesús, no seremos de mucho uso para otros, ni para nosotros mismos.


En una reciente predicación, el predicador nos exhortó diciendo: “¿Tienen sed? ¿Está vacío?” Todos necesitamos ser refrescados en el Señor.


Mi ser interno anhela al Dios viviente. “Tengo sed de Dios, del Dios de la vida. ¿Cuándo podré presentarme ante Dios?”


He decidido darle una cubeta a Dios para que me llene y para que me haga rebosar. No quiero más sequía, ni seguir los ademanes de ser cristiana. Quiero ser como un niño al jugar en la lluvia, sintiéndose refrescado.


“Hacia ti extiendo las manos; me haces falta, como el agua a la tierra seca.” Salmos 143:6


Vamos al río de Dios y pasemos tiempo de calidad con Él. Bebamos hasta quedar satisfechos. Jesús dijo que si teníamos sed, solo Él podía satisfacer ese deseo de nuestras almas.


“Todo el que beba de esta agua volverá a tener sed –respondió Jesús –, pero el que beba del agua que yo le daré, no volverá a tener sed jamás, sino que dentro de él esa agua se convertirá en un manantial del que brotará vida eterna.” Juan 4:13-14.


Oración:

Señor, llena mi vida con tu presencia, con tu Espíritu y con tu amor. Quiero buscar de ti y conocer tu voluntad. Ayúdame a que cada día pueda agradarte. En el nombre de Jesús. Amén.

Escrito por Cathy Irvin para CBN

0

Devocionales

No bajé del cielo para hacer lo que yo quiera, sino para obedecer a Dios mi Padre, pues él fue quien me envió. Juan 6:38


Cuando Jesús vino a la tierra, Él tenía claro su propósito en la vida, que era hacer la perfecta voluntad de Dios. Además se preocupaba por terminar el trabajo de Dios por medio de su vida y ministerio.

 

“Yo no puedo hacer nada por mi propia cuenta. Juzgo según el Padre me ordena, y mi juicio es justo, pues no trato de hacer mi voluntad sino la voluntad del Padre, que me ha enviado”. Juan 5:30


¿Alguna vez te has sentido confundido porque no sabes cual decisión tomar? ¿Sin saber cuál camino escoger por miedo a equivocarte? Al estar en los momentos de confusión le has preguntado a Dios ¿qué es lo que Él quiere para ti? Los principios de la Biblia pueden ayudarte a llegar a una buena decisión y además confiaras en que Dios te está respaldando.


Cuando necesitas una luz, lo primero que haces es buscar el interruptor, lo mismo ocurre cuando necesitas una respuesta, debes buscar la Biblia.


La exposición de tus palabras imparte luz; da entendimiento a los sencillos.
 Salmo 119:130.


Dedica un tiempo para estudiar los principios y preceptos, así dejarás que Dios ilumine tu situación.


Dios puede hablarte por medio de una persona, pensamientos o por situaciones. Para que estés realmente seguro que escuchaste la voz de Dios, confirma que tu decisión este de acuerdo con los principios de la Palabra.


Muchas veces es necesario que pidas algún consejo sabio, un verdadero amigo ayudara a ver tus verdaderas intenciones. Además no te dirá lo que quieras escuchar, si no lo que realmente necesitas, aun cuando duela. En el momento puedes sentir dolor, pero la consejería puede evitar un desastre.


Las dudas no significan que estás fuera de la voluntad de Dios, debes seguir adelante y basar tu confianza en la decisión de Dios.


Oración

Señor, gracias por tu hermosa palabra. Hoy pongo en tus manos mis decisiones, ayúdame siempre a hacer tu voluntad y a poner mi confianza solo en ti; en el nombre de Jesús, amén.

0