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Devocionales

Y se le apareció Jehová a Salomón en Gabaón una noche en sueños, y le dijo Dios: Pide lo que quieras que yo te dé. (1 Reyes 3:5)

 

¿Puedes imaginar que Dios te pregunte eso? Este es el tipo de momento con el que sueña todo niño, y la razón por la cual sus corazones son cautivados por historias como Aladdín que hablan de genios y deseos.

 

De alguna manera, siento que Dios nos ha ofrecido esto. El sacrificio de Jesús es, después de todo, darse a sí mismo al mundo. El Dios infinito se inclina y se ofrece a sí mismo a la humanidad para acceder, recibir, conocer y compartir, incluso hasta compartir su propia gloria (Juan 17:22), que dijo una vez que no comparte con otro (Isaías 42:8). ¡Wow!

 

De repente, se nos da la oportunidad de adentrarnos en el vasto océano de la naturaleza ilimitada de Dios, comenzando un viaje que nunca terminará, incluso cuando todo el tiempo haya desaparecido y la eternidad se extienda más allá del horizonte. Y este es el Dios que Salomón conoció el Dios a quien él amaba (1 Reyes 3:3).

 

Cuando el Señor habló a Salomón, su respuesta fue interesante. Después de alabar a Dios durante un tiempo primero, dijo: “Yo soy joven y no sé cómo salir o entrar. Y tu siervo está en medio de tu pueblo, al cual elegiste, un pueblo grande, que no se puede contar ni numerar por su multitud. Da, pues, a tu siervo corazón entendido para juzgar a tu pueblo.” (1 Reyes 3:7-9)

 

Salomón reconoció su lugar ante el Todopoderoso, y la humildad atrae la santidad. Además, cuando se le dio la oportunidad de pedir cualquier cosa, hizo una petición desinteresada: sabiduría para guiar al pueblo de Dios. ¿Harías lo mismo? No creo que yo lo haría.

 

De hecho, no lo hice. Cuando Dios primero vino a mí de una manera que entendí, y me di cuenta de que estaba dispuesto a intercambiar su vida por la mía, en lugar de aceptarlo, le pedí que abriera su mano. Le pedí propósito para mí para poder sentirme valioso después de toda una vida sin sentir eso.

 

Y él me lo dio. Esa es la cosa. Él no es tacaño. La Palabra dice: “Todos ellos esperan de ti que les des el alimento a su tiempo… abres tu mano, y colmas de bendición a todo ser viviente.” (Salmo 104:27-28). Dios abre su mano, y todas las cosas viven por la gracia que desborda. Y Jesús lo dejó claro: “Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre que está en los cielos dará buenas cosas a los que se las pidan?” (Mateo 7:11).

 

Dios me dio lo que le pedí y mucho más, como hizo por Salomón, ofreciéndole sabiduría además de riquezas y poder pero también me dio a sí mismo. Y desde ese día, ha pasado mi vida llamándome de vuelta hacia Él, para ver cuánto más valiosa es su comunión que las cosas que Él puede darme. A medida que han llegado a mí mayores niveles de responsabilidad, conocimiento, influencia y riqueza, y mi corazón ha luchado por valorarlas correctamente, Dios ha permanecido fielmente allí, invitándome a abrazar lo infinito en su lugar.

 

Entonces, ¿lo harás tú? ¿Confías en que Dios es ilimitado y puede darte cualquier cosa mientras vuelves a Él para amarlo primero como tu único verdadero premio, tu herencia? Salomón eventualmente traicionó al Dios que amaba al comenzar a valorar su sabiduría y las riquezas que Dios le dio más que la comunión con Dios, y sufrió pérdidas. Pero tenemos un Salvador que cubre nuestros errores, y él ofrece al mundo. ¡Toma su mano hoy!

Escrito por JONATHAN MACNAB

 


 

¿Puede Dios cambiar tu vida? 

Dios ha hecho posible que lo conozcas y experimentes un cambio asombroso en tu propia vida. Descubre cómo puedes encontrar la paz con Dios. También puedes enviarnos tus peticiones de oración. 

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Devocionales

Pues Él se agrada de su pueblo. Salmo 149:4

 

El sinónimo de agradar a Dios es la adoración. El propósito principal de tu vida debe ser agradar a Dios. Todo lo que hagas para complacer a Dios, aunque sea pequeño, es un acto de adoración.

 

La adoración es un estilo de vida, cuando sigues esta forma de vivir, tu objetivo primordial debería ser agradar a Dios y no a ti mismo. Tu motivo debe ser glorificar al Creador, y exaltar su nombre. 

 

Adorar no es lo que cantas o dices con tus labios, es lo que haces con tu vida. Las oraciones, las alabanzas y los cantos no tienen ningún sentido si no están unidos a un verdadero cambio y compromiso personal.  No existe lugar para espectadores en la adoración.  La verdadera adoración es ofrecer la vida para agradar a Dios.

 

Preocúpate por descubrir como agradar a Dios con exactitud. La Biblia muestra muchos ejemplos de vida de cómo hacerlo; una de ellas fue la de Noé.

 

De la vida de este gran hombre puedes aprender cinco actos de adoración que alegran al Señor: Dios sonríe cuando le amas por encima de todo, cuando confías completamente en Él, al obedecerle de corazón, cuando le alabas y manifiestas gratitud continua y cuando cumples sus propósitos.

 

El Señor desea que tengas una buena comunión con Él. Dios te ama de todo corazón y quiere que tú también lo ames.

 

Oración: Padre, gracias por todas las bendiciones que me das todos los días. Dame sabiduría para seguirte, amarte y agradarte con mi vida. Hoy quiero adorarte con todo mi corazón y apasionarme por ti. Ayúdame a mantener una comunión contigo, en el nombre de Jesús, amén.

 


 

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Porque de Él, y por Él, y para Él, son todas las cosas. A Él sea la gloria por los siglos. Amén. Romanos 11:36

 

Uno de los objetivos del universo es mostrar la gloria de Dios. La gloria de Dios es el porqué de la existencia de absolutamente todo, incluso de tu persona.  En la Biblia dice en Isaías 43:7, “a todos los que llevan mi nombre, a los que yo creé y formé, a los que hice para gloria mía”. Dios creó todo para su gloria.

 

El mayor logro que puede alcanzar una persona en su vida es vivir para la gloria de Dios.  Tú debes seguir el ejemplo de Jesús, pues Él honró a Dios al cumplir su propósito aquí en la tierra.

 

Existen distintas maneras de darle gloria a Dios, pero resumidas hay cinco propósitos importantes de Dios para tu vida. El primero es cuando glorificas a Dios al adorarle, el segundo es cuando amas a tus hermanos en Cristo, el siguiente es cuando te pareces a Cristo, al servir a los demás con tus dones y talentos y por último cuando testificas de Dios a las otras personas.

 

Cuando confías tu vida a Dios, Él te llena de su gloria. Cuanto más te concentres de glorificar a Dios, más te llenarás de su gozo. Si realmente le entregaste tu vida a Jesús, un día estarás con Dios en gloria.

 

Dios promete que si le glorificas en la tierra estarás con Él en gloria por la eternidad.  Hoy puede vivir para la gloria de Dios, él te prometió recompensas eternas.

 

Si quieres vivir para Dios, no tienes por qué preocuparte. El Señor te proveerá de todo lo necesario si decides vivir para Él. Dios utilizó su poder para darnos todo lo que necesitamos, y para que vivamos como él quiere, 2 Pedro 1:3.


Oración: Padre, gracias porque puedo confiar plenamente en ti. Sé que estas a mi lado y nunca me fallas. Hoy quiero vivir para glorificarte y exaltar tu nombre, en el nombre de Jesús, amén.

 


 

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Devocionales

No sé ustedes, ¡pero diciembre es, con mucho, mi mes favorito del año! Es un mes lleno de espíritu alegre, excelente comida, acogedoras tardes de invierno viendo películas navideñas con una taza de chocolate caliente, generalmente rebosante de demasiados malvaviscos… y, por supuesto, ¡es Navidad! Pero detrás del brillo, ¿cuál es el corazón de la Navidad? 

  

Muchos de nosotros tenemos nuestras propias tradiciones navideñas, como elegir y decorar el mejor árbol, llenar las medias, preparar maravillosas cenas, abrir regalos, tratar de acomodar a todos los miembros de nuestra familia bajo un mismo techo e intentar que el día de Navidad sea lo más “perfecto” posible. 

  

Hay muchas cosas diferentes que hacen que la Navidad sea especial y memorable. Pero a veces, puede ser fácil olvidar el verdadero propósito y el corazón detrás de esta festividad. La realidad es que, a medida que han pasado los años, el evento más importante que jamás haya ocurrido en nuestro universo ha sido secuestrado para obtener ganancias comerciales. Pero, aun así, la verdad detrás de la Navidad es una verdad que nunca se puede olvidar. 

  

Algo sucedió que cambiaría el mundo para siempre. 

  

Hace más de 2000 años, un ángel visitó a una mujer llamada María y le dijo que ella y su esposo, José, tendrían un hijo. 

  

  “No temas, María; has hallado gracia delante de Dios. Concebirás y darás a luz un hijo, y lo llamarás Jesús. 32 Él será grande y será llamado Hijo del Altísimo.” – Lucas 1:26-38 (NVI) 

  

Su amor por ti es implacable, incondicional y más profundo que cualquier amor que haya existido o existirá. 

  

En ese momento, nadie podía entender realmente lo que significaba el nacimiento de Jesús. Pero lo que sí sabían era que el destino de este bebé era ENORME. El nacimiento de Jesús fue la esperanza que todos buscaban y lo que el mundo necesitaba. Nació un Salvador. 

  

Jesús, la Luz del Mundo fue enviado por ti. El Padre nos ama tanto que envió a su Hijo unigénito a la tierra para hacer lo que ningún otro pudo; te hará libre. Él murió por ti. Él murió por tus pecados para que pudieras ser perdonado y vivir en la libertad y la gracia que Él ofrece. Él derrotó a la muerte misma, para que pudieras tener vida eterna. Fue abandonado para que pudieras tener una relación con Él. Murió por todo lo que nos agobia, para que ya no tengas que cargar con el peso. 

  

Lo que Jesús hizo fue más allá de la comprensión. Te estarás preguntando, ¿qué hice para merecer esto? 

  

Esa es la belleza de nuestro Dios. No lo merecemos. Sin embargo, Él nos ama tanto que lo hizo de todos modos. Su amor por ti es implacable, incondicional y más profundo que cualquier amor que haya existido o existirá. Nada puede detener su amor por ti. 

  

Y Él no se detiene ahí. Dios te llama Su hijo. Él te llama amado. Te conoce. ¡Él sabía cuántos cabellos habría en tu cabeza hoy, desde el principio de los tiempos! Te conoce mejor de lo que te conoces a ti mismo. Él te entretejió en el vientre de tu madre y no cometió errores. Te mira como un padre orgulloso. 

  

Hace más de 2000 años, nació un Salvador para darte vida. 

  

Esta Navidad tómese un tiempo para recordar por qué realmente celebramos esta fiesta. Recuerda lo que Jesús hizo por ti y tómate un tiempo para agradecerle. Le encanta pasar tiempo contigo, Su hijo amado. 

  

Tal vez conozcas a alguien que no haya oído hablar de Jesús antes o que no haya entendido la verdad detrás de la Navidad. Te animo a compartir con ellos esta verdad que cambia la vida. Hazles saber lo que Jesús hizo por ellos y cuánto los ama. Estamos llamados a compartir esta verdad con las naciones, y eso comienza con su vecino, colega y amigo de al lado. 

  

Olvídate de los calcetines, perfumes y las cajas de chocolates; Jesús es el mejor regalo que le puedes dar a alguien esta Navidad. 

 

Escrito por Laura Dickens 

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Isaías 45: 9 “Una vasija de barro, igual a otra cualquiera, no se pone a discutir con quien la hizo. El barro no dice al que lo trabaja: “¿Qué estás haciendo?”, ni el objeto hecho por él le dice: “Tú no sabes trabajar.” DHH. 


La niña pasaba todos los días, por el taller de ese alfarero y lo veía trabajar en diferentes piezas, a veces permanecía un momento, mirando la habilidad con que las forjaba.
 


Esa mañana salió temprano de la escuela y al pasar por allí, justo vio cuando el alfarero estaba mirando detenidamente su obra, parecía que no estaba satisfecho, y para sorpresa de la niña con fuerza la rompió, ella curiosa se acercó y le dijo: – Señor ¿por qué rompió esa vasija?, se veía tan bonita.
 


– El alfarero respondió: parecía que estaba bien hecha, pero tenía un defecto que la hacía inservible, y era mejor ahora deshacerla, para con el barro volverla a construir, y ella cumplirá el propósito para el cual la estoy creando.
 


– La niña no muy convencida, asintió con la cabeza y se fue a su casa, en el camino pensaba y si la vasija hablara ¿qué le hubiera dicho al alfarero?
 


Pasaron los días y en la casa de Rosita como se llamaba la niña, sus padres le llamaron fuertemente la atención a su hermano Raúl, un adolescente difícil que estaba teniendo problemas en el colegio, y les oyó decir “Si no lo corregimos a tiempo, Raúl no va a poder ser un hombre de bien y cumplir con el plan de Dios para su vida”, entonces recordó lo del alfarero y dijo mañana voy a pasar para ver que sucedió con la vasija.
 


Estaba haciendo calor cuando llegó al taller del alfarero y por la ventana de la calle le preguntó:
 


– Señor, ¿se acuerda de mí?
 


– Si niña claro que me acuerdo, tú fuiste la que me preguntaste ¿por qué rompí una de mis obras?, ¿Quieres ver cómo quedó finalmente?
 


– Sí dijo la niña, ¿ya la terminó?
 


– Sí, ya está lista, espérame que ya la traigo.
 


Se dirigió al interior del taller, y volvió con una vasija hermosa llena de colores, con filos dorados, se la puso en las manos de la niña y le dijo:
 


– Te la regalo.
 


Ella estaba asombrada, emocionada, no sabía que decir, cuando por fin recuperó fuerza le dijo: -Nunca me imaginé algo tan precioso, ahora comprendo por qué la hizo de nuevo.
 


– Si, dijo el alfarero, no podía poner los colores, ni el oro sin que el barro estuviera perfectamente forjado para el destino que iba a cumplir.
 


La niña le dio las gracias y llena de gozo se fue a su casa.
 


Oración:
Dios mío tu eres mi alfarero, haz en mi vida lo que tu consideres necesario para que pueda cumplir mi propósito y mi destino, en el nombre de Jesús, amén. 

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“Oh Dios, tú eres mi Dios; yo te busco intensamente. Mi alma tiene sed de ti; todo mi ser te anhela, cual tierra seca, extenuada y sedienta” – Salmos 63:1

¿Qué tipo de vida es satisfactoria? Usualmente pensamos que si marcamos una diferencia en este mundo nuestras vidas tendrán sentido y propósito. Eso es bueno y cierto, pero no se trata de que hagamos bien la labor, aunque sea importante; o que ayudemos a alguien, lo cual es vital y nos hace sentir bien. Esto no es satisfacción completa. Más bien, es cuando agradamos a nuestro Padre Celestial en lo que sea que hagamos o digamos. Nuestro propósito es glorificar al Padre.

 

¿Hoy oramos y tuvimos comunión con el Señor? ¿Leímos su Palabra para obtener perspectiva para nuestro caminar espiritual? Si no lo hacemos, no creceremos en las cosas del Señor. Si no bebemos del río de la vida que es Jesús, no seremos de mucho uso para otros, ni para nosotros mismos.


En una reciente predicación, el predicador nos exhortó diciendo: “¿Tienen sed? ¿Está vacío?” Todos necesitamos ser refrescados en el Señor.


Mi ser interno anhela al Dios viviente. “Tengo sed de Dios, del Dios de la vida. ¿Cuándo podré presentarme ante Dios?”


He decidido darle una cubeta a Dios para que me llene y para que me haga rebosar. No quiero más sequía, ni seguir los ademanes de ser cristiana. Quiero ser como un niño al jugar en la lluvia, sintiéndose refrescado.


“Hacia ti extiendo las manos; me haces falta, como el agua a la tierra seca.” Salmos 143:6


Vamos al río de Dios y pasemos tiempo de calidad con Él. Bebamos hasta quedar satisfechos. Jesús dijo que si teníamos sed, solo Él podía satisfacer ese deseo de nuestras almas.


“Todo el que beba de esta agua volverá a tener sed –respondió Jesús –, pero el que beba del agua que yo le daré, no volverá a tener sed jamás, sino que dentro de él esa agua se convertirá en un manantial del que brotará vida eterna.” Juan 4:13-14.


Oración:

Señor, llena mi vida con tu presencia, con tu Espíritu y con tu amor. Quiero buscar de ti y conocer tu voluntad. Ayúdame a que cada día pueda agradarte. En el nombre de Jesús. Amén.

Escrito por Cathy Irvin para CBN

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No bajé del cielo para hacer lo que yo quiera, sino para obedecer a Dios mi Padre, pues él fue quien me envió. Juan 6:38


Cuando Jesús vino a la tierra, Él tenía claro su propósito en la vida, que era hacer la perfecta voluntad de Dios. Además se preocupaba por terminar el trabajo de Dios por medio de su vida y ministerio.

 

“Yo no puedo hacer nada por mi propia cuenta. Juzgo según el Padre me ordena, y mi juicio es justo, pues no trato de hacer mi voluntad sino la voluntad del Padre, que me ha enviado”. Juan 5:30


¿Alguna vez te has sentido confundido porque no sabes cual decisión tomar? ¿Sin saber cuál camino escoger por miedo a equivocarte? Al estar en los momentos de confusión le has preguntado a Dios ¿qué es lo que Él quiere para ti? Los principios de la Biblia pueden ayudarte a llegar a una buena decisión y además confiaras en que Dios te está respaldando.


Cuando necesitas una luz, lo primero que haces es buscar el interruptor, lo mismo ocurre cuando necesitas una respuesta, debes buscar la Biblia.


La exposición de tus palabras imparte luz; da entendimiento a los sencillos.
 Salmo 119:130.


Dedica un tiempo para estudiar los principios y preceptos, así dejarás que Dios ilumine tu situación.


Dios puede hablarte por medio de una persona, pensamientos o por situaciones. Para que estés realmente seguro que escuchaste la voz de Dios, confirma que tu decisión este de acuerdo con los principios de la Palabra.


Muchas veces es necesario que pidas algún consejo sabio, un verdadero amigo ayudara a ver tus verdaderas intenciones. Además no te dirá lo que quieras escuchar, si no lo que realmente necesitas, aun cuando duela. En el momento puedes sentir dolor, pero la consejería puede evitar un desastre.


Las dudas no significan que estás fuera de la voluntad de Dios, debes seguir adelante y basar tu confianza en la decisión de Dios.


Oración

Señor, gracias por tu hermosa palabra. Hoy pongo en tus manos mis decisiones, ayúdame siempre a hacer tu voluntad y a poner mi confianza solo en ti; en el nombre de Jesús, amén.

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