Your address will show here +12 34 56 78
Devocionales

Es algo que todos queremos, pero muchos nunca encuentran: amor genuino. A nuestro alrededor podemos ver una búsqueda interminable de amor. Lo buscamos en todas partes: en nuestros hogares y familias, amistades, relaciones de noviazgo, matrimonio y religión. Pero ¿qué es el amor y dónde podemos ir para encontrar un amor duradero para nuestras vidas?

 

¿Qué es el amor?

 

El amor a menudo se describe en términos de sentimientos. Pero el amor verdadero, lo que los escritores del Nuevo Testamento llamaron amor ágape, no se basa en absoluto en los sentimientos. El amor ágape puede cambiar tu vida y liberarte. Y todo comienza con una decisión que debes tomar.

 

El amor ágape es una decisión de considerar las necesidades de los demás antes que las propias… de vivir sacrificadamente… de dar sin exigir nada a cambio… de pasar por alto una ofensa. Sobre todo, el amor ágape es una decisión de recibir y responder al amor de Dios. Porque todos nuestros esfuerzos por amar a los demás no darán fruto a menos que estemos respondiendo a Su amor. Como dice la Biblia, “Nosotros amamos, porque Él nos amó primero” (1 Juan 4:19).

 

Por lo tanto, nuestra comprensión del amor comienza con quizás el versículo más citado en la Biblia, Juan 3:16, “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree no se pierda, sino que tenga vida eterna.”

 

Esto es lo que la Biblia llama “nacer de nuevo” o “nacer de lo alto”. En esta experiencia de nuevo nacimiento, Dios te revela Su increíble amor. Este milagro producirá en ti una nueva naturaleza que te permitirá amar a los demás como nunca antes, independientemente de su respuesta a tu amor.

 

El nuevo nacimiento es sólo el comienzo. Para crecer en el amor debemos seguir recibiendo el amor y el perdón de Dios (ver Lucas 7:47). Escuchemos la oración del apóstol Pablo por los cristianos de Éfeso: “para que vosotros, arraigados y cimentados en el amor, podáis comprender con todos los santos cuál es la anchura, la longitud, la altura y la profundidad, y conocer el amor de Cristo”. que sobrepasa a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios: (Efesios 3:17B-19).

 

No solo necesitamos estar “arraigados y cimentados” en el amor de Dios por nosotros, también necesitamos una comprensión cada vez mayor de Su amor por nosotros.

 

A medida que experimentemos el amor de Dios y respondamos con amor, seremos transformados a su imagen. También estaremos cumpliendo Su mayor mandamiento: amar a Dios y al prójimo (Marcos 12:29-31). Este amor debe inevitablemente desbordarse en acciones (1 Juan 3:13). En última instancia, el testimonio verificable de nuestro amor mutuo demostrará al mundo que somos verdaderamente discípulos de Jesús (ver Juan 13:34).

 

Si bien el amor ágape no se basa en sentimientos, los sentimientos de amor a menudo seguirán verdaderas expresiones de amor. A medida que nuestras vidas comiencen a demostrar el “fruto del Espíritu”: (amor, gozo, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fe, mansedumbre, dominio propio), nuestro estado emocional sin duda cambiará para mejor. Pero no debemos buscar las emociones En cambio, busque primero Su reino y “todas estas cosas nos serán dadas” (Mat. 6:33).

 

Superando las Barreras al Amor

 

Incluso con una comprensión del amor, a menudo nos resulta difícil superar las barreras al amor. Estas barreras a menudo surgen de nuestras experiencias en el pasado: las heridas, los rechazos y las decepciones que nos dejaron incapaces de dar o recibir amor verdadero.

 

La clave para superar las barreras del pasado se puede resumir en una palabra: perdón. Al pedir perdón a quienes hemos ofendido, comenzando por Dios, y luego perdonando a quienes nos han ofendido, superamos el ciclo de la amargura y entramos en el reino del amor ágape de Dios.

 

Nuestros propios deseos egoístas (orgullo, envidia, celos y presunción) a menudo nos separan del verdadero amor de Dios. Esta barrera del yo sólo se puede superar mediante el arrepentimiento, apartándose del pecado y pidiendo perdón a Dios por los deseos y acciones egoístas. A medida que nos humillamos ante el Señor y recibimos Su perdón, encontraremos la libertad de mirar más allá de nuestras propias necesidades y alcanzar a quienes nos rodean.

 

Encontrar el amor verdadero

 

La búsqueda del amor comienza con nuestra relación con Dios. Si buscas el amor verdadero, ábrete a Aquel que te ama más que nadie en el mundo entero. Dios te amó tanto que entregó a su único Hijo, Jesús. Llama a Jesucristo ahora. Permítele que te alcance y te toque con el amor ágape que viene del corazón de Dios. Arrepiéntete y pídele perdón y recíbelo con fe (Romanos 10:13; 1 Juan 1:8-9; Juan 1:12). Pídele a Jesús que te bautice (te llene) con el Espíritu Santo (Lucas 11:13).

 

A medida que crece en su fe, permita que Dios revele Su gran amor por usted todos los días. Luego, acérquese de manera práctica a quienes lo rodean: familiares, amigos, compañeros de trabajo, vecinos, y de ese modo demuestre el amor que ha recibido de Dios.

 

Finalmente, ora y pídele a Dios que te llene de una nueva comprensión del amor: “Padre, creo que me amas. La Escritura dice que puedo amarte porque tú me amaste primero. Te agradezco por tu amor. Llena mi corazón más que antes con tu amor. Lléname del Espíritu Santo y del amor. Ayúdame a crecer en Tu amor y déjame mostrar Tu amor a las personas que me rodean. Gracias Padre. En el nombre de Jesús. Amén.”

 

La palabra de Dios sobre el amor

 

“Amados, amémonos unos a otros, porque el amor es de Dios; y todo el que ama es nacido de Dios y conoce a Dios. El que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor. En esto el amor de Dios fue manifestado en nosotros, que Dios ha enviado a su Hijo unigénito al mundo para que vivamos por Él. En esto consiste el amor, no en que nosotros amemos a Dios, sino en que Él nos amó y envió a Su Hijo en propiciación por nuestros pecados Amados, si Dios nos amó así, también nosotros debemos amarnos unos a otros” (1 Juan 4:7-11).

 

¿Puede Dios cambiar tu vida?

 

Dios ha hecho posible que lo conozcas y experimentes un cambio asombroso en tu propia vida. Descubre cómo puedes encontrar la paz con Dios. También puedes enviarnos tus peticiones de oración.

 

Alentamos a los usuarios que deseen comentar sobre nuestro material a hacerlo a través de nuestra página de Facebook de CBN.

0

Devocionales

“Cuando hubo tomado el libro, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron delante del Cordero. Todos tenían arpas y copas de oro llenas de incienso, que son las oraciones de los santos”, Apocalipsis 5:8. 

 

Piensa por un momento en algo que te guste oler. ¿Será un pastel recién horneado, el aroma del café, o quizás el olor del césped recién cortado? Cada uno puede identificar olores que nos dan gusto. 

  

¿Alguna vez has considerado que hay un aroma que agrada a Dios? Leamos la Biblia y veamos lo que encontramos ahí. 

 

En Éxodo 30 nos habla sobre un altar dorado y el incienso que se quemaba sobre él. En este altar, Aarón debía quemar el fragante incienso diariamente. Al final del versículo 35 dice: “un incienso perfumado, bien mezclado, puro y santo”. Este debía ser considerado santo para el Señor y usado sólo para este propósito. La palabra hebrea para el perfume es “getoreth”, y significa incienso o perfume, pero también “dulce humo de sacrificio”. 


Apocalipsis 5:8 nos dice el significado del incienso: “Cuando hubo tomado el libro, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron delante del Cordero. Todos tenían arpas y copas de oro llenas de incienso, que son las oraciones de los santos”. Entonces, el incienso que quemaba Aarón continuamente señalaba las oraciones que ofrecemos a Dios. Nuestras oraciones, como el incienso deben ser bien mezcladas, puras y santas. Son el humo dulce del sacrificio y es aroma agradable a Dios.
 

 

Nuestras oraciones siempre deben ser ofrecidas con un sentido de reverencia y asombro ante Dios. Deben ser puras y venir del corazón que anhela agradarle y seguir sus mandamientos. Muchas veces serán un sacrificio, en especial cuando oramos de acuerdo con la voluntad de Dios en lugar de nuestros propósitos. 


Nuestras oraciones sirven para llevar nuestra propia voluntad a la del Padre. Cuando lo hacemos glorificando a Jesús y buscando los caminos del Padre, son un incienso fragante para el Señor.
 

 

Oración 

Señor, que mi oración llegue delante de tu presencia como un incienso de olor fragante, santo y agradable a ti. En el nombre de Jesús. Amén. 

Escrito por Leah Adams. Escritora invitada 

0

Devocionales

“Conduciré a los ciegos por caminos desconocidos…” Isaías 42:16. 


Es sabio tener planes para el futuro; tener sueños y deseos es parte de lo que mantiene al mundo caminando hacia delante. Todos estamos en la posición que tenemos por decisiones que hemos hecho.
 

  

La noticia emocionante es que podemos seguir creciendo aún más con la ayuda de Dios. Conforme vamos por el camino de la vida, no deberíamos preocuparnos por dónde vamos, sino por a quién estamos siguiendo. 


Prefiero seguir la dirección de Dios que alejarme por mi propio camino y caer. Cuando no estoy seguro de cuál es el camino correcto, Dios ilumina el paso. Encuentro paz en las palabras que Dios habló por medio del profeta Isaías:
 


“Conduciré a los ciegos por caminos desconocidos, los guiaré por senderos inexplorados; ante ellos convertiré en luz las tinieblas, y allanaré los lugares escabrosos. Esto haré, y no los abandonaré.” (Isaías 42:16)
 


Cuando caminamos en la oscuridad, tener un foco es útil; de lo contrario, podríamos golpearnos y caer. Pero al seguir la luz, cada obstáculo se hace visible. La Palabra de Dios es como esa luz que nos guía. Salmos 119:105 dice: “Tu palabra es una lámpara a mis pies; es una luz en mi sendero”, y Jeremías 33:3 nos dice cómo recibir claridad espiritual: “Clama a mí y te responderé, y te daré a conocer cosas grandes y ocultas que tú no sabes.”
 


Tú y yo nos podemos sentar a conversar de planes futuros, pero la clave para abrir las puertas de oportunidad no es la conversación sino la oración. Las Escrituras son mi fundamento y lo que me ayuda a ver por dónde quiere Dios que vaya como respuesta a mi oración.
 


¿Hacia dónde sientes que el Señor te guía? ¿Estás inseguro sobre el camino en que andas? Toma tu Biblia, que es la Palabra de Dios como tu mapa. Obedece lo que sale dentro de sus páginas y también serás exitoso.
 


Como dice Josué 1:8: “Recita siempre el libro de la ley y medita en él de día y de noche; cumple con cuidado todo lo que en él está escrito. Así prosperarás y tendrás éxito.”
 


Oración
 
Señor, gracias por enseñarme a confiar en ti, por dejar tu Palabra como guía para mi camino. Enséñame a encontrar en ella las respuestas que necesito en este momento. En el nombre de Jesús, amén. 

Escrito por Byron Bohnert. Escritor invitado. 

0

Devocionales

“Porque toda la ley de Dios se resume en un solo mandamiento: Cada uno debe amar a su prójimo, como se ama a sí mismo”. Gálatas 5:14 

 

El amor hacia el prójimo no comienza con una emoción o un sentimiento, porque pueden ser pasajeros, sino con decisión y acción. 

  

Cuando le brindas ayuda a una persona realizas un acto de amor que te llenará de mucha satisfacción, siempre y cuando lo hagas con pasión, sin interés, con entrega y sin esperar nada a cambio. 


Hay muchas maneras en las que puedes ser de gran bendición para las personas que te rodean; por ejemplo, con un saludo, un abrazo, un consejo, una oración por sus necesidades, e incluso con una sonrisa. Las pequeñas demostraciones de afecto, pueden hacer grandes cambios en la vida de otros.
 


Muchos piensan que el prójimo es sólo la persona que es cercana afectivamente o que ven a diario, como un familiar o el vecino de al lado. Sin embargo, el prójimo es todo aquel que te rodea, puede ser tu amigo, el indigente que ves en la calle o tu enemigo. No importa quién sea, Dios te manda a amarlo.
 


“Amados hijos míos, debemos amarnos unos a otros, porque el amor viene de Dios. Todo el que ama es hijo de Dios, y conoce a Dios”, enseña 1Juan 4:7.
 


Recuerda, siempre que tengas la oportunidad de ayudar a una persona, aunque parezca algo pequeño o simple, no dudes en hacerlo. Sentirás gran gozo dentro de tu corazón.
 


Oración
 
Señor, gracias por tu palabra que me enseña a crecer cada día más y que me guía por el mejor camino, que eres Tú. Te pido que me ayudes a amar a mi prójimo, incluso a quienes me han hecho daño. Hoy quiero ser de bendición para la vida de otras personas que necesitan de tu inmenso amor, en el nombre de Jesús, amén. 

Escrito por Esther Baldelomar para CBN 

0

Devocionales

“El que lucha como atleta no recibe la corona de vencedor, si no compite según el reglamento”. -2 Timoteo 2:05 (NVI) 

 

Un compañero en la clase de gimnasia me invitó a inscribirme en el equipo de baloncesto de la comunidad. Estuve de acuerdo y me fui a la práctica. A través de la temporada trabajé duro para divertirme y aprender las estrategias del juego. 

  

Nuestro equipo estuvo bien siempre. En el último juego, nos enfrentamos al equipo más grande, más fuerte y más rápido de todos. Jugamos con todo nuestro corazón y marcamos mano a mano a nuestros oponentes. 


En los últimos segundos del partido, me puse de pie en la pista central con mi compañero de equipo, Alberto. Él tiró la pelota por encima y recorrió todo el camino hasta el área, por arriba de mi cabeza y encestó.
 


El timbre sonó mientras el balón pasaba por la red. El lugar se volvió loco. Ganamos ese día el campeonato en una final tan emocionante como en una película de Hollywood.
 


El apóstol Pablo escribió: “el que lucha como atleta no recibe la corona de vencedor, si no compite según el reglamento”. (2 Timoteo 2:05 NVI)
 


Jugar bien el juego, al igual que llevar una vida bien vivida, trae una recompensa de victoria en sí mismo.
 


A medida que vivimos nuestras vidas también podemos experimentar dificultades, pruebas, persecuciones y pérdidas, pero si vamos a mantener nuestra mano en la mano de Dios y hacer nuestro mejor esfuerzo para vivir de acuerdo con Su voluntad, entonces nosotros también seremos ganadores.
 

 

Oración 
Señor, permíteme vivir de tal manera que pueda aprender a ganar todas mis batallas tomado de tu mano. Prepárame para vivir en justicia, misericordia y verdad. En el nombre de Jesús, amén. 

Escrito por Gene Markland, de CBN. 

0

Devocionales

“El Señor es el Dios eterno… No se cansa ni se fatiga…” Isaías 40:28. 

 

Todos los 31 de diciembre, en muchas ciudades alrededor del mundo, se corre la Clásica San Silvestre. Es la carrera de atletismo con que se cierra el año. En mi caso particular, llevo varios años corriéndola, como la forma deportiva de despedir mi año. La más reciente fue especial, porque la corrí junto a un grupo de amigos con los cuales conformamos un equipo de atletismo. 

 

La carrera empezó tranquila. El clima era fresco y el paso que llevábamos nos permitía avanzar y conversar. Después empezaron las cuestas y el grupo se dividió. Adelante iban los de mejor condición física y atrás los que pagábamos el precio de las comilonas de diciembre. 

 

Luego, el terreno se puso plano y nos tratamos de juntar de nuevo. El último kilómetro nuevamente era en cuesta. Cerca de la meta, decidimos que entraríamos todos juntos, porque íbamos con nuestro uniforme; así que esperamos a la compañera que venía atrás y cruzamos la meta juntos como equipo. 

 

Tratando de usar la ilustración de la carrera y aplicándola para 365 días -en lugar de 10 kilómetros- encontré varias similitudes con lo que nos toca vivir en un año. Hay momentos en los que todo marcha bien, otros en los que debemos meterle el hombro a alguien y otros en los que queremos ir rápido pero no se puede. Hay momentos de vértigo cuando nos preguntamos qué pasará, otros donde la cuesta de la vida se nos pone muy empinada. Todo un carrusel de emociones y vivencias donde hoy estamos y mañana no sabemos. 

 

En la San Silvestre, mi apoyo en la carretera fueron los miembros de mi equipo. En el día a día, mis compañeros del camino son mi esposa, el resto de mi familia y mis amigos. Estoy seguro de que también puedes mencionar quién o quiénes son tu apoyo. Pero si de apoyo para el camino se trata, el más recomendado a través de la historia es Dios, el mejor corredor, caminante, amigo y compañero que conozco. 

 

Creo que el profeta Isaías trataba de darnos una gran lección al escribir que Dios no se ve limitado por el cansancio o la fatiga. Según los estudiosos, él escribió esos versos en un momento histórico cuando su gente estaba en cautiverio en una nación extranjera y aún en medio de esa circunstancia, nos recuerda que en los momentos difíciles Dios es el compañero más fiel que podemos tener. Él es capaz de dar nuevas fuerzas al que está agotado, así que tenemos combustible asegurado para rato si le invitamos a andar con nosotros. 

 

No sé en qué momento del año leerás estas líneas, ni cuál es tu situación actual, pero lo cierto es que ahora mismo tenemos la oportunidad de arrancar de nuevo y de llegar bien acompañados a la meta. ¿Te animas? 

 

Oración 

Dios, la vida puede ser en ocasiones muy difícil. Hacemos planes y tratamos de salir adelante, pero a veces no hemos salido de un problema cuando caemos en otro. Te pido que me acompañes y me des nuevas fuerzas para continuar. En el nombre de Jesús. Amén. 

 

Escrito por Fabrizzio Ponce.

0

Devocionales

Los magos le dieron regalos a Jesús en la primera Navidad. ¿Tienes un regalo para darle a Jesús por Navidad? 

  

Damos regalos a muchos familiares y amigos y ellos nos dan regalos a nosotros, es una tradición maravillosa. Pero en medio de todas nuestras festividades navideñas, podemos olvidar que estamos celebrando el cumpleaños de Jesús. ¿Cómo le vamos a dar un regalo? 

  

¿Qué regalo podrías darle a Jesús? ¿Qué tal ir contra la corriente de nuestra cultura enloquecida y dar el regalo de pasar un tiempo tranquilo con Jesús como tu Primer Amor? 

  

“Estad quietos y sabed que yo soy Dios” (Salmo 46:10) es la Palabra de Dios para nosotros. 

  

Jesús mismo oraba regularmente en tranquila soledad. “Jesús se retiraba a menudo a lugares solitarios y oraba” (Lucas 5:6). Y nos invita a unirnos a él, a estar quietos en oración con él: “Vengan conmigo ustedes solos a un lugar tranquilo y descansen un poco.” (Marcos 6:31). 

  

¡Jesús disfruta estar contigo! ¿Disfrutas estar con él? ¿Quizás te sientes inquieto o nervioso por estar quieto? ¿Tal vez cuando estás en silencio tu mente se acelera con pensamientos de cosas que debes hacer? 

  

Poco a poco, a medida que practicamos estar a solas con Jesús para estar quietos y tranquilos, podemos ir más allá de nuestra ansiedad y pensamientos acelerados. Si entrenamos con Jesús podemos aprender a establecernos en la paz del Señor que está más allá de nuestra comprensión y guarda nuestros corazones (Filipenses 4:6). 

  

Mientras descansamos con nuestro Buen Pastor en sus verdes pastos de gracia y junto a sus aguas tranquilas, descubrimos que es realmente cierto: “Él restaura mi alma” (Salmo 23: 1-3). 

  

La mayoría de nuestras formas de celebrar la Navidad hoy en día son ruidosas y ocupadas. Pero en muchos sentidos, la primera Navidad se celebró en silencio y quietud. ¿Qué tal si le damos a Jesús un regalo de Navidad de pasar algún tiempo con él en oración tranquila? 

  

  

Escrito por Charmain Hibberd 

0

Devocionales

No sé ustedes, ¡pero diciembre es, con mucho, mi mes favorito del año! Es un mes lleno de espíritu alegre, excelente comida, acogedoras tardes de invierno viendo películas navideñas con una taza de chocolate caliente, generalmente rebosante de demasiados malvaviscos… y, por supuesto, ¡es Navidad! Pero detrás del brillo, ¿cuál es el corazón de la Navidad? 

  

Muchos de nosotros tenemos nuestras propias tradiciones navideñas, como elegir y decorar el mejor árbol, llenar las medias, preparar maravillosas cenas, abrir regalos, tratar de acomodar a todos los miembros de nuestra familia bajo un mismo techo e intentar que el día de Navidad sea lo más “perfecto” posible. 

  

Hay muchas cosas diferentes que hacen que la Navidad sea especial y memorable. Pero a veces, puede ser fácil olvidar el verdadero propósito y el corazón detrás de esta festividad. La realidad es que, a medida que han pasado los años, el evento más importante que jamás haya ocurrido en nuestro universo ha sido secuestrado para obtener ganancias comerciales. Pero, aun así, la verdad detrás de la Navidad es una verdad que nunca se puede olvidar. 

  

Algo sucedió que cambiaría el mundo para siempre. 

  

Hace más de 2000 años, un ángel visitó a una mujer llamada María y le dijo que ella y su esposo, José, tendrían un hijo. 

  

  “No temas, María; has hallado gracia delante de Dios. Concebirás y darás a luz un hijo, y lo llamarás Jesús. 32 Él será grande y será llamado Hijo del Altísimo.” – Lucas 1:26-38 (NVI) 

  

Su amor por ti es implacable, incondicional y más profundo que cualquier amor que haya existido o existirá. 

  

En ese momento, nadie podía entender realmente lo que significaba el nacimiento de Jesús. Pero lo que sí sabían era que el destino de este bebé era ENORME. El nacimiento de Jesús fue la esperanza que todos buscaban y lo que el mundo necesitaba. Nació un Salvador. 

  

Jesús, la Luz del Mundo fue enviado por ti. El Padre nos ama tanto que envió a su Hijo unigénito a la tierra para hacer lo que ningún otro pudo; te hará libre. Él murió por ti. Él murió por tus pecados para que pudieras ser perdonado y vivir en la libertad y la gracia que Él ofrece. Él derrotó a la muerte misma, para que pudieras tener vida eterna. Fue abandonado para que pudieras tener una relación con Él. Murió por todo lo que nos agobia, para que ya no tengas que cargar con el peso. 

  

Lo que Jesús hizo fue más allá de la comprensión. Te estarás preguntando, ¿qué hice para merecer esto? 

  

Esa es la belleza de nuestro Dios. No lo merecemos. Sin embargo, Él nos ama tanto que lo hizo de todos modos. Su amor por ti es implacable, incondicional y más profundo que cualquier amor que haya existido o existirá. Nada puede detener su amor por ti. 

  

Y Él no se detiene ahí. Dios te llama Su hijo. Él te llama amado. Te conoce. ¡Él sabía cuántos cabellos habría en tu cabeza hoy, desde el principio de los tiempos! Te conoce mejor de lo que te conoces a ti mismo. Él te entretejió en el vientre de tu madre y no cometió errores. Te mira como un padre orgulloso. 

  

Hace más de 2000 años, nació un Salvador para darte vida. 

  

Esta Navidad tómese un tiempo para recordar por qué realmente celebramos esta fiesta. Recuerda lo que Jesús hizo por ti y tómate un tiempo para agradecerle. Le encanta pasar tiempo contigo, Su hijo amado. 

  

Tal vez conozcas a alguien que no haya oído hablar de Jesús antes o que no haya entendido la verdad detrás de la Navidad. Te animo a compartir con ellos esta verdad que cambia la vida. Hazles saber lo que Jesús hizo por ellos y cuánto los ama. Estamos llamados a compartir esta verdad con las naciones, y eso comienza con su vecino, colega y amigo de al lado. 

  

Olvídate de los calcetines, perfumes y las cajas de chocolates; Jesús es el mejor regalo que le puedes dar a alguien esta Navidad. 

 

Escrito por Laura Dickens 

0

Devocionales

“Y las enseñaréis a vuestros hijos, hablando de ellas cuando te sientes en tu casa, cuando andes por el camino, cuando te acuestes, y cuando te levantes” Deuteronomio 11:19 

  

Volver a poner a “Cristo” en la Navidad se ha convertido en un tema popular para los cristianos en los últimos años. A medida que nuestra cultura, y en consecuencia la Navidad, se aleja cada vez más de la cosmovisión cristiana, los cristianos deben encontrar formas creativas y efectivas de recordar por qué estamos celebrando la Navidad. 

  

Esto es especialmente importante para las familias. Casi todo lo que sus hijos experimenten con respecto a la Navidad tendrá poco que ver con la venida de Cristo. Todavía hay cierta apariencia de reconocimiento dentro de las escuelas (nacimientos, servicios de villancicos, etc.), pero nunca debemos dejar el mandato en Deuteronomio 11:19 a un sistema educativo. Es nuestro trabajo como Iglesia y como cristianos explicar y fundamentarnos en el motivo real de esta temporada. En lugar de murmurar sobre lo difícil que la cultura lo hace, concentremos nuestra energía y tiempo en “entrenar a nuestros hijos en el camino que deben seguir”. 

  

Aquí hay algunas sugerencias sobre cómo puedes hacer eso, esta Navidad. Si tienes más, ¡nos encantaría escucharlos en la sección de comentarios! 

  

“Es nuestro trabajo como Iglesia y como cristianos explicar y fundamentarnos en el motivo real de esta temporada”. 

Conversaciones. Volvamos a ese versículo en Deuteronomio por un segundo. “Enseñaselas a tus hijos, hablando de ellas cuando te sientes en tu casa y cuando camines por el camino, cuando te acuestes y cuando te levantes”. Hay una naturaleza ordinaria en este versículo. Parafraseado, podría verse así: “Hable con sus hijos acerca de Dios cuando estén en la sala de la casa, cuando vayan a la escuela y antes de irse a la cama”. La mejor manera de hacer que Jesús sea real para sus hijos es hablar de él como una persona real. Hablar sobre la Navidad y relacionarlo con el Jesús del que aprenden en la iglesia, etc., los ayudará a aterrizarlos. 

  

Las acciones hablan más fuerte. Si bien a menudo les decimos a nuestros hijos que la Navidad se trata de Jesús, a menudo representamos una historia diferente. Los devocionales familiares, el ir a la iglesia, incluso pequeñas cosas como dar gracias, de repente se pierden en medio de la alegría navideña. Esto dice mucho: la Navidad se trata de diversión y Jesús no es divertido. Piense en lo que sus decisiones de esta Navidad le están enseñando a sus hijos. Para bien o para mal, ¡lo recordarán! 

  

Dar de manera diferente. La Navidad es una excelente oportunidad para demostrar a los niños que es mejor dar que recibir. Puedes hacer esto de muchas maneras. Encuentren juntos como familia maneras alternativas para regalar, donar a causas, apoyar a misioneros o ministerios cristianos. 

  

Escrito por Fin Sheridan 

0

Devocionales

“Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra”. 2 Crónicas 7:14

 

Si buscamos en el diccionario la palabra humillación, encontramos que es la acción y efecto de humillar o humillarse, herir el amor propio o la dignidad, abatir el orgullo.

 

También, se refiere a un acto y una emoción; es el acto de devaluar injustamente a un individuo o a un grupo por parte de otros que tienen el poder de conseguirlo. La humillación es además la emoción que surge cuando la víctima toma consciencia de que dicha devaluación ha tenido lugar.

 

Francamente, no entendía cuando Dios habla de humillación; si Dios es amor y mi padre celestial nos es un Dios transgresor a su palabra, Él no es injusto y tampoco va a querer dañarnos moralmente.

 

Pero gracias a Dios, su palabra no se refiere a ello; en este caso, humillación viene del hebreo KHAUNNA que significa doblar rodillas ante aquel que merece toda gloria y honra; es asimismo la virtud de reconocer nuestras faltas, que somos seres humanos débiles y que fallamos cada momento.

 

En el libro de Crónicas, se nos motiva a doblar nuestras rodillas para invocar su precioso nombre y se enseña que la única forma de buscar el rostro de Dios es de rodillas. No hay otra forma de encontrarlo.

 

Añade algo muy importante y puntual: que es necesario que haya un cambio. No sólo es cuestión de doblar rodillas y orarle a Dios, sino como consecuencia de esa acción, tiene que haber una transformación real en nosotros, dejar de hacer todo lo malo que hacemos y como resultado de ello, viene la promesa de que el mismo Dios nos escuchará, pondrá atención a nuestra súplica, a nuestro clamor y actuará en nuestras vidas.

 

Es más, perdonará nuestros pecados, nuestros malos caminos y traerá sanidad a nuestra tierra. ¡Preciosa promesa de Dios!

 

Oración

Señor perdóname por no humillarme ante ti día a día, por dejar pasar los días sin buscar tu rostro, tu perdón y tu restauración. Te pido, amado Dios, que me levantes como una persona de oración, que descubra el deleite el estar en tu preciosa y dulce presencia. En el nombre de Jesús. Amén.

Escrito por Elena Mesías para CBN

0