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Devocionales

“Manténganse libres del amor al dinero, y conténtense con lo que tienen, porque Dios ha dicho: -¨Nunca te dejaré; jamás te abandonaré”. Hebreos 13: 5

 

Porque la raíz de todos los males es el amor al dinero, por el cual, codiciándolo algunos, se extraviaron de la fe y se torturaron con muchos dolores.

 

Se nos habla tanto del amor y en aras del amor hacemos muchas cosas. Se nos enseña que Dios es amor y que El nos amó primero. Se nos instruye que el amor perdona multitud de pecados, que tenemos que amar a nuestros enemigos y amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos.

 

En el libro de Hebreos, sin embargo, recibimos una orden. Dios mismo, nos dice que no amemos al dinero porque estas dos palabras no concuerdan juntas. Es como el día y la noche, que no tienen armonía y con esto no quiero decir que el dinero sea malo, no es así; el dinero es útil y se utiliza en todos los sistemas económicos, sin el dinero no podemos hacer simplemente nada. Sin embargo, el amor al dinero, nos lleva a meternos en un callejón sin salidas, a vivir atados, a no ser felices, a no vivir en paz, a la soledad y lo peor es que perdemos el temor a Dios.

 

La Biblia nos anima a vivir contentos, a alegrarnos a vivir en paz con lo que tenemos, a tenerlo todo como basura, como menciona el apóstol Pablo. A permitirle a Dios que nos capacite a vivir en todo tiempo, en riqueza en pobreza, en abundancia y escasez, sabiendo que El es nuestro proveedor y nada nos faltará.

 

Oración

No me des pobreza ni riquezas; mantenme del pan necesario, no sea que me sacie, y te niegue, y diga: ¿Quién es Jehová? O que siendo pobre, hurte y blasfeme el nombre de mi Dios. En el nombre de Jesús. Amén.

Escrito por Elena Mesías para CBN

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Devocionales

“Alégrense siempre en el Señor. Insisto: ¡Alégrense!”. Filipenses 4:4.

De toda la gente que he conocido alrededor del mundo, encuentro que un factor común en la mayoría es su deseo de ser felices. Todos quieren vivir contentos, sin responsabilidades y en paz. La ironía es que muchas de las cosas que creemos que nos darán felicidad son las mismas que nos causan estrés. ¿Cómo podemos vivir con alegría con todo lo que el mundo nos tira encima?

 

El apóstol Pablo aprendió el secreto gracias a muchos altibajos en su vida. Es importante recordar que Pablo estaba encadenado en una prisión romana cuando escribió las siguientes palabras: “Alégrense siempre en el Señor. Insisto: ¡Alégrense!” (Filipenses 4:4).

 

¡Nos dice dos veces que debemos regocijarnos! Parece claro que Pablo está enfatizando su punto. De hecho, en todo el libro de Filipenses, Pablo utiliza términos para hablar del gozo 19 veces. Si Pablo puede decirlo con tanta certeza desde una oscura prisión, debe haber encontrado fuerza sobrenatural; pero ¿cómo?

 

Los versículos 6 y 7 de Filipenses capítulo 4, encierran el secreto de la fortaleza de Pablo: “No se inquieten por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias. Y la paz de Dios que sobrepasa todo entendimiento, cuidará sus corazones y a sus pensamientos en Cristo Jesús”. ¿Qué le estresa? ¿Qué cosas en su vida son muy difíciles de manejar? Pablo nos dice que lo pongamos a los pies de Dios y ver como Él le llena de paz.

 

Es interesante que Pablo distinga entre la oración y súplica. Debemos estar en comunión con Dios “orando sin cesar” (1° Tesalonicenses 5:17). El ruego contiene las peticiones específicas que le damos a nuestro Padre Celestial y la oración es la base de la relación diaria con Dios, que nos permite tener un corazón agradecido por lo que Él hace por nosotros.

 

Quizás estés pensando: “he estado en oración y le pedí ayuda a Dios, pero aún lucho con tener paz.” Con los versículos 8 y 9 podemos tener una guía. Son verdades que debemos meditar a diario. ¿En qué estás enfocado? ¿En los problemas o en las cosas que Pablo nos indica en este pasaje? Estos son atributos que Jesús tiene, ¡enfócate en Él!

 

Oración:
Señor Dios quiero enfocar mi vida en lo que realmente es importante, en lo que me acerca a ti; ayúdame a tomarme de tu mano y no me dejes; que no me aparte de tus mandamientos y cumpla tu voluntad. En el nombre de Jesús, amén.

Escrito por Jon Micah Sumrall. Cantante principal del grupo Kutless

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Devocionales

“Acontecerá que si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, para guardar y poner por obra todos sus mandamientos (…) Vendrán sobre ti todas estas bendiciones, y te alcanzarán, si oyeres la voz de Jehová tu Dios”. Deuteronomio 28:1-2

 

Este pasaje fue dicho al pueblo de Dios, hace mucho tiempo, y serviría de recordatorio para nosotros también hoy. Este pasaje fue dicho para todos aquellos que anhelan recibir las bendiciones de Dios.

 

Con seguridad tanto tu como yo anhelamos esas bendiciones. ¿Verdad? Aquí se nos dice que para recibirlas debemos hacer algo previo pero fundamental: Oír la voz de Dios, guardar y poner por obra todos sus mandamientos.

 

Muchos oyen lo que Dios dice, pero no lo guardan en su corazón y por cierto, tampoco lo practican.

 

La clave para recibir “todas estas bendiciones”, es la disposición de obedecer todo lo que Dios nos dice en Su Palabra. Cuando lo hacemos, la obediencia atrae la bendición. Es como el imán con el metal.

 

Note que el pasaje expresa que las bendiciones vendrán y “nos alcanzarán”. Esta expresión pareciera decirnos que es probable que veamos las bendiciones alrededor nuestro pero, debido a nuestra falta de obediencia, ellas sigan de largo su camino en busca de un corazón obediente para derramarse.

 

Los cristianos no corremos detrás de las bendiciones, sino que las bendiciones nos alcanzan ¿Por qué? Porque somos un pueblo obediente al Señor.

 

ORACION:

Señor, no quiero que tus bendiciones pasen a mi lado y sigan su camino pues sí las necesito. Dame la fuerza de tu presencia para dejar mi desobediencia y ser un cristiano obediente, que atraiga a mi vida cada una y todas tus preciosas bendiciones. En el nombre de Jesús. Amén.

Escrito por Elena Mesías para CBN

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“Porque el tiempo me faltaría contando de Gedeón, de Barac, de Sansón, de Jefté, de David, así como de Samuel y de los profetas; que por fe conquistaron reinos, hicieron justicia, alcanzaron promesas, taparon bocas de leones…” Hebreos 11:32-33

Fui invitado a entrenar en el Centro de Entrenamiento Olímpico de Estados Unidos en Colorado Springs, para preparar el equipo de luchadoras femeninas para próximos campeonatos mundiales. Estaba emocionado y honrado de tener la oportunidad de ir y entrenar a las mejores atletas del país.

 

Siempre me gustaba ir al Centro. Se podía sentir el espíritu del movimiento olímpico. Es un ambiente lleno de energía y positivismo, donde cientos de atletas viven y entrenan para alcanzar sus metas y sueños en las Olimpiadas. En este lugar, uno llega a tener la visión de lo que es posible alcanzar.

 

Cuando estuve ahí, la sala de entrenamiento estaba llena de los héroes y campeones del deporte.

 

Me sentía fuera de lugar entre estas personas. No había ganado una medalla olímpica o un título mundial, ni siquiera un premio estatal. Estaban otros entrenadores que habían logrado más, que merecían estar ahí más que yo. Ellos tal vez no fueron invitados, o quizás decidieron no aceptar la oferta. Yo estaba humillado y feliz por la oportunidad.

 

Déjame decirte que estuve muy bendecido ahí. Aunque no lo merezco, Dios me ha dado gracia. ¡Estoy agradecido con los regalos que Él me da!

 

Una mañana antes de la práctica, mientras los luchadores hacían su calentamiento, daba gracias a Dios por el ambiente tan increíble. Le dije que no sentía que pertenecía ahí y Él me recordó el pasaje de Hebreos 11, donde el autor de ese libro menciona los héroes de la fe.

 

Estos fueron verdaderos héroes, que confiaron en Dios hasta la muerte. Yo estaba en el mismo equipo, el equipo de Dios. ¿Por qué? Porque Él me invitó a su Reino y yo acepté su invitación para que entrase en mi vida. No fui aceptado porque tenía estrategias o logros, Él sólo me quería por quien yo soy.

 

Ahora vivo continuamente bendecido. Claro, ha habido sufrimiento, adversidad y momentos duros, pero sin duda sé que Dios tiene todo en control. Aunque no merezco estar en su equipo, Dios me ha entrenado y ¡agradezco su regalo de la vida eterna!

 

Oración:

Dios enséñame a ser agradecido contigo y a vivir de tal manera que mis actos, mis palabras y mis pensamientos sean agradables para ti, y si me falta fe, dámela, para poder conocerte y comprender tu amor, tu misericordia y tu poder. En el nombre de Jesús. Amén.

Doug Reese. Tomado con permiso del libro “Take it to the Next Level: Performance Principles for Life”

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Devocionales

Gracias a Dios, el reino que él nos da no puede ser movido. Por eso debemos adorar a Dios con el amor y la honra que a él le gusta recibir. Hebreos 12:28

La adoración que le agrada a Dios se basa en la Biblia; en la verdad de la palabra, no en tu opinión acerca de quién es el Señor.


Dios se agrada con la adoración que brota del corazón, La Biblia muestra en Marcos 12:30, que debes amar al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas.


Dios te hizo a su imagen y diseñó tu espíritu para que puedas comunicarte con Él. A el Señor le agrada que reflexiones y medites en su palabra mientras le adoras, también le gusta que tu adoración sea con sacrificio.


Para lograr una verdadera adoración debes de pagar un precio. Cuando adoras con un corazón sincero sacrificas tu egocentrismo. No puedes exaltar a Dios cuando también te exaltas al mismo tiempo; tampoco tienes que adorar para impresionar a los demás. Solo debes enfocarte en Dios, Él es el único que se merece la gloria y la honra.


Jesús dijo: “ama a Dios con todas tus fuerzas”, esto significa que tu adoración requiere de tu esfuerzo y parte de tus energías. En ocasiones tu adoración será un acto de voluntad; un sacrificio de buena voluntad.


Siempre recuerda que a Dios le agrada que le adores continuamente todos los días. Tu alabanza debes ser lo primero que haces al despertar y lo último al descansar en la noche. La adoración no debe ser parte de tu vida, debe ser tu vida.


Oración

Señor Jesucristo, gracias por tu amor y tu misericordia. Dame un corazón sincero para adorarte y alabarte todos los días de mi vida. Hoy quiero ofrecerte todas mis actividades para que se conviertan en actos de adoración a ti, en el nombre de Jesús, amén.

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Devocionales

“Pensemos en maneras de motivarnos unos a otros a realizar actos de amor y buenas acciones. Y no dejemos de congregarnos, como lo hacen algunos, sino animémonos unos a otros, sobre todo ahora que el día de su regreso se acerca.” Hebreos 10:24-25


La vida cristiana no se hizo para que la vivamos solos, aún teniendo mil excusas para no reunirnos con otros cristianos, también hay muchas razones por las cuales es bueno formar parte de una iglesia, grupo pequeño, célula, congregación o parroquia. Comparto contigo 4 razones buenas razones para que eches raíces.

 

RELACIONES: Los dos mandamientos más importantes, tienen que ver con las relaciones. Mateo 22:37-40 escribe palabras de Jesús: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente”.

Este es el primer mandamiento y el más importante. Hay un segundo mandamiento que es igualmente importante: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. Toda la ley y las exigencias de los profetas se basan en estos dos mandamientos.


Definitivamente no se puede amar a una persona con la cuál no se tiene una relación. Las iglesias o congregaciones son el lugar donde Dios quiere que aprendas amarlo, aprendas a amarte y aprendas a amar a los demás.


ACCIÓN:
El mejor lugar para empezar a practicar el amor de Dios es en casa. Cuando te congregas, formas parte de una familia, de un hogar en donde puedes aplicar y poner en acción la palabra, el amor y la esperanza que Cristo te muestra en su palabra:


“Por tanto, todo el que me oye estas palabras y las pone en práctica es como un hombre prudente que construyó su casa sobre la roca”. (Mateo 7:24)


INFLUENCIA:
Esta juntos es la manera en que podemos desarrollar nuestra habilidad de influencia y la capacidad para cambiar nuestro entorno a través del ejemplo.


Esto incluye a todos, aún a los más jóvenes como le escribe Pablo a Timoteo: “Que nadie te menosprecie por ser joven. Al contrario, que los creyentes vean en ti un ejemplo a seguir en la manera de hablar, en la conducta, y en amor, fe y pureza”. (1 Timoteo 4:12)


ZONA DE COMODIDAD:
Dios nos llama a salir de nuestra zona de comodidad y estar juntos hace más sencillo alcanzar grandes metas.


Hechos 1:8 enseña al respecto: “Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria y hasta lo último de la tierra.”


Dios quiere que tengamos una raíz fuerte anclada a Él, en la que podamos crecer y alcanzar con nuestras vidas a otros.


Oración:

Señor, te pido perdón porque en ocasiones he puesto muchas excusas para no congregarme o compartir con los hermanos. Hoy entiendo que Tu nos quieres como un solo cuerpo, porque juntos somos capaces de alcanzar mucho más de lo que podemos hacer solos. Ayúdame a aprovechar los tiempos en que me reúno con otros cristianos para crecer en amor y esperanza y transformar vidas a través de tu palabra. En el nombre de Jesús. Amén.

Escrito por Roy Cameron Kennedy para CBN

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DIOS TE AMA MUCHÍSIMO – Me dijo – NO TEMAS. ¡CALMATE Y SE FUERTE, SÍ, FUERTE!


DIOS TE AMA, es la palabra que Él usa para llamarnos, para demostrarnos su amor, para decirnos que Él nos escogió y no nosotros, porque andábamos perdidos sin saber que hacer, pero Él estaba ahí con los brazos abiertos esperándonos, como la novia espera a su novio en el altar, para demostrarnos todo lo hay en su hermoso corazón y vivamos bajo su protección, que Él nunca nos va a desamparar.

 

Somos escogidos por Dios, llamados por Él mismo para habitar en su casa, ¿qué hicimos para eso?, nada absolutamente porque el pago por nuestras culpas y por nuestros pecados hace más de 2000 años.


Él nos atrajo con su inmenso amor, insistió y espero hasta que nos dimos cuenta que lo necesitábamos y que voluntariamente aceptemos que entre en nuestras vidas y podamos morar y vivir bajo la libertad, el amor, la unión que el nos regala junto con su hijo Jesucristo.


Oración
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Señor, se que amas, aunque a veces no entienda tu amor, hoy solo quiero agradecerte que me hayas llamado, que hayas puesto tus ojos en mi y hayas insistido y esperado para que te deje entrar en mi corazón. Te amo Jesús con todo mi corazón.

Escrito por Rosario Guerrero

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“Padre de los huérfanos y defensor de viudas es Dios en su santa morada. Dios hace un hogar para los solitarios” -Salmo 68:5-6.


¿Alguna vez has notado dos grupos de personas que piden la atención de Dios al mismo tiempo? Por ejemplo, dos equipos distintos de jugadores de fútbol. Con seguridad, no pensarías en un Dios imparcial, que tendría preferencias específicas para ayudar o atender a ciertas personas, pero sorprendentemente, sí lo hace.


Dios respalda a dos grupos con especial interés: a los huérfanos y a las viudas. Con ambos grupos, no sólo Él es fuertemente protector, sino también se mueve con gran compasión.

Dios hace saber que Él protege a los débiles. Tal vez nunca has considerado que alguien tan ocupado como Dios, tiene tiempo para estar preocupado por los pequeños detalles de un niño sin padre; sin embargo, es ahí donde vemos su carácter puro.


Es demasiado fácil pensar que el Señor no está involucrado en la lucha de cada persona y que no tiene el tiempo o el interés para detallar en aquellos que la sociedad ha olvidado.

Mateo (9:36) uno de sus discípulos, escribió de Jesús: “Al ver a la gente, tuvo compasión de ellas, porque estaban desamparadas y desanimados, como ovejas que no tienen pastor”. Eso es maravilloso.


Tal vez conozcas a un niño en esta misma situación. Tal vez eres ese niño. Tal vez tu papá vive, pero te sientes huérfano. Tal vez eres joven, pero el vacío está ahí. Recuerda que Dios tiene especial cuidado de los huérfanos y de las viudas.


Oración

Señor, gracias por prestar atención a las necesidades de quien no tiene un padre o una madre. Gracias por cuidar de las viudas. Gracias por tener presente mis necesidades. Aquí estoy, ante ti, con mi necesidad. Necesito tu ayuda. Escúchame. En el nombre de Jesús, amén.

Escrito por Susan M. Watkins para CBN

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“Así ha dicho Jehová de los ejércitos: ‘Tras la gloria me enviará Él a las naciones que os despojaron, porque el que os toca, toca a la niña de mi ojo”, Zacarías 2:8.


¿Alguna vez te has sentado para, realmente, observar la obra de Dios? ¡Es increíble! Puedes ver el cielo iluminado de estrellas en la noche que brillan como diamantes, o un amanecer que parece incendiar el ocaso. Cuando se aproximan las noches de tormenta, los vientos mueven los árboles como si bailaran. ¡Cuán bellas son las maravillas del toque artístico de Dios!

 

Hace unos días, miraba los relámpagos por mi ventana. La lluvia estaba tan densa que no se podían casi distinguir las formas de los árboles. El Creador del universo ha hecho todo esto.


Su obra maestra, sin embargo, somos tú y yo. ¡Sí! Cuando el Señor creó los cielos y la tierra, Él dijo que todo era bueno. Pero aún le faltaba algo más: nosotros. Nos creó hombre y mujer a su imagen, para tener comunión con Él. No fuimos una ocurrencia, somos el especial toque final. Él añora el día donde recogerá a sus hijos y estaremos con Él por toda la eternidad.


Él nos ama tanto, que no quiso vivir sin nosotros al inicio de la creación, ni cuando fue a la cruz.


“Pues somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviéramos en ellas”, Efesios 2:10.


La próxima vez que miras en el espejo, ve lo que Dios mira en ti y disfruta tu tiempo sobre la tierra. Toma ahora un momento para decirle cuánto lo amas y agradecerle por todo lo que ha hecho por ti. Debemos valorarlo.


Eres la posesión más preciada de Dios. Eres su obra maestra. Lo que más le importa, eres tú. Él te ama.


Oración:

Gracias Dios por crearme, por darme vida, por cuidar de mi cada día. Gracias por las cosas que has creado, por la naturaleza, el universo, por todo lo que hay a mi alrededor. Gracias por tu hijo Jesucristo y por tu perdón. Amén.

Escrito por Cathy Irvin. Escritora para CBN

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“Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro”. -Hebreos 4:16


¿Cuántas veces no hemos experimentado en nuestras vidas la misericordia y la gracia de Dios, ya sea en un problema familiar o en una situación en donde nuestra propia vida se ve comprometida y de manera sobrenatural?

 

La misericordia de Dios se muestra cuando Él no nos castiga como lo merecen nuestros pecados y su gracia, cuando nos bendice a pesar de que no lo merezcamos. Es decir, la misericordia es la liberación del juicio y la gracia es la bondad que se extiende a quienes no la merecemos.


La Palabra de Dios menciona que todos hemos pecado y como resultado, todos merecemos la muerte y la condenación eterna. Considerando esto, cada día que vivimos es un acto de la misericordia de Dios.


En el Salmo 51:1-2, David clama: “…Ten piedad de mi, oh Dios, conforme a tu misericordia…”


Una súplica a Dios por misericordia es pedirle que detenga el juicio que merecemos, y en lugar de ello nos conceda el perdón que de ninguna manera nos hemos ganado.


Requerimos tanto la misericordia, como la gracia en la salvación que está disponible a través de Cristo. Merecemos el juicio, pero si recibimos a Jesús como Salvador, recibimos misericordia de Dios y somos liberados del juicio y en lugar de este, recibimos por gracia la salvación, el perdón de los pecados, una vida abundante y una eternidad en el cielo.


Por la gracia y misericordia de Dios, nuestra respuesta debe ser caer de rodillas en adoración y agradecimiento.


Oración:

Señor, te pido que tu gracia y tu misericordia me sigan todos los días de mi vida, pera recibir tu amor, tu perdón y tu dirección. En el nombre de Jesús, amén.

Escrito por Nanllely Zúñiga, CBN.

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