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Devocionales

“No se inquieten por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias”. Filipenses 4:6.


¿Qué te tiene preocupado o ansioso en estos días? ¿Es acaso una relación, un hijo, dinero o algo inesperado que ha sucedido? Lo que sea, grande o pequeño, tengo un mensaje simple para ti: preocuparse no cambia nada.

 

La semana pasada que conversaba con mi padre por teléfono, me recordó algo muy sabio. Luego de haber hablado por 45 minutos y ya iba a colgar, mi papá mencionó casualmente: “Bueno, la casa se quemó el martes. Tengo que viajar en un par de días para arreglar el asunto”.


Me tomó de sorpresa: “¿Qué dijiste? ¿Cuál casa? ¿En la que vivíamos antes?”


Yo vivía en otra ciudad y mi padre alquilaba la casa donde yo crecí la cual llevaba años en la familia. La noticia me causó alarma pero, por contrario, él estaba muy sereno.


“¿Se lastimó alguien?”, pregunté. Mi padre respondió que no, “gracias a Dios nadie salió herido. Pero la casa está inhabitable y tomará unos meses reconstruirla”.


Tuve que preguntarle sobre su actitud: “Papá, no pareces muy angustiado. ¿Por qué no me lo dijiste hace cuatro días?”


Mi padre contestó: “Bueno, el ser dramático y preocupado no arreglará lo que pasó. Estoy decepcionado, pero no tengo por qué angustiarme. No cambiará nada”.


Su decisión fue absorber el impacto de la pérdida y ser agradecido que tuviera la oportunidad de reconstruir. Cuando se enteró del incendio, el cual fue causado por un accidente en la cocina, no llamó a todos para contarles la mala noticia. No quería estar sumergido en la situación, la aceptó y trabajó para ver qué podía cambiar.


Al enfrentar retos es importante tomar la decisión de no preocuparse de cosas que no pueden ser cambiadas. “¿Quién de ustedes, por mucho que se preocupe, puede añadir una sola hora al curso de su vida?” Pregunta Jesús en Mateo 6:27.


Preocuparse quita tu energía y tiempo. Escoge la paz, oración y calma. No es fácil, especialmente si acostumbras ser emotivo, dramático o ansioso. Puedes experimentar paz en medio de los problemas al buscar razones por las cuales ser agradecido a pesar de las circunstancias no deseadas.


La paz empieza con acción de gracias, la calma con oración, y el cambio contigo mismo.


Oración:

Señor, enséñame a no inquietarme por nada y más bien, presentar mis peticiones ante ti con confianza y gratitud. Aunque vengan pruebas difíciles de atravesar, dame la sabiduría para tener una actitud de confianza y seguridad. En el nombre de Jesús. Amén.


Escrito por Valorie Burton. Autora y charlista

 


 

¿Puede Dios cambiar tu vida? 

Dios ha hecho posible que lo conozcas y experimentes un cambio asombroso en tu propia vida. Descubre cómo puedes encontrar la paz con Dios. También puedes enviarnos tus peticiones de oración. 

Alentamos a los usuarios que deseen comentar sobre nuestro material a hacerlo a través de nuestra página de Facebook de CBN. 

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Devocionales
“Como son más altos los cielos que la tierra, así son mis caminos más altos que vuestros caminos, y mis pensamientos más que vuestros pensamientos.” Isaías 55:9

Cuanto más caminemos con Cristo, más entenderemos que la vida no es tan fácil como creíamos que sería. De hecho, las cosas pueden complicarse mucho. ¿Quién de nosotros no tiene una historia personal de cómo oramos por algo sin ver que se llevara a cabo?

Voy a ser honesta contigo. El concepto de Dios va más allá de nuestra comprensión, y sus pensamientos y planes para nuestras vidas no siempre se entienden. Eso lo dice la Biblia. “Mis caminos y mis pensamientos son más altos que los de ustedes”; ¡más altos que los cielos sobre la tierra!, nos recuerda Isaías.

Entonces, ¿existen oraciones no contestadas? Al ver el cuidado especial de la naturaleza de Dios (Lucas 12:7) en particular a sus hijos (Proverbios 15:29), podríamos concluir que no. Él responde cada oración, probablemente muy similar a cómo le respondemos a los niños: sí, no o aún no.

Cuando te encuentres en una situación donde parece que tus oraciones no pasan del techo, es un buen momento para detenerse y preguntarle a Dios: ¿Cómo me estás respondiendo que no logro verlo? Él te lo mostrará. Recibir un “sí” es naturalmente maravilloso. Eso es exactamente lo que se esperaba en el momento indicado. El “no” es más difícil de escuchar, pero con esta contestación está la promesa de la gracia para lidiar con esa situación.
 
Sospecho que “aún no” es la respuesta más recurrente, en especial cuando se alinean las oraciones con la Palabra de Dios. Esto requiere paciencia y fe. Debemos creer que Dios no nos ha olvidado (Isaías 49:14-16) y, que como la visión de Habacuc, se hará realidad (Habacuc 2:2-3).
 
Sé que es más fácil decirlo que hacerlo, pero debemos intentarlo.
 
Oración
Señor, sé que siempre me escuchas y respondes a mis oraciones; sin embargo, a veces siento que guardas silencio a mi petición. En esos momentos, necesito que me muestres que me estás respondiendo. Ayúdame, Señor, a entenderlo. En el nombre de Jesús, amén.

Escrito por Jennifer E. Jones. Productora multimedia, Club 700
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