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Devocionales

Cuando mi madre enviudó con 7 hijas que criar, la única opción que tenía era disciplinarnos y reprendernos cuando hacíamos mal. Lo hizo de tal manera que el resultado fueron mujeres temerosas de Dios y que hacen el bien. En aquellos tiempos, cuando aún era muy joven, esa disciplina me parecía muy dolorosa, sobre todo por haber perdido a mi padre. Muy temprano en la vida entendí que era lo que necesitábamos y que todo era siempre por amor. Ese mismo sentimiento es el que experimentamos cuando el Señor nos corrige por nuestros pecados, y no queremos enfrentar las consecuencias de nuestras acciones. Sin embargo, es necesario, y lo creas o no, todo es por amor. Eres reconocido y legitimado como hijo de Dios.

 

“Lo que soportan es para su disciplina, pues Dios los está tratando como a hijos. ¿Qué hijo hay a quien el padre no disciplina? Si a ustedes se les deja sin la disciplina que todos reciben, entonces son bastardos y no hijos legítimos.” Hebreos 12:7-8 NVI

 

La Biblia dice en Romanos 12:2 que debemos renovar nuestro entendimiento para conocer la voluntad de Dios: buena, agradable y perfecta. ¿Cómo, pues, se piensa que se pueden renovar sin ser limpiados? ¿Cómo vas a conocer la voluntad de Dios para tu vida, si aún no has sido purificado, moldeado y preparado para una nueva vida de fe?

 

Partamos de este punto: Dios te ama y te ama tal como eres. Fuiste creado por Él a su imagen y semejanza. Para ser usado para Su gloria, necesitas ese proceso de purificación, porque siempre habrá áreas en tu vida en las que el Señor está obrando.

 

“Queridos hermanos, ahora somos hijos de Dios, pero todavía no se ha manifestado lo que habremos de ser. Sabemos, sin embargo, que cuando Cristo venga seremos semejantes a él, porque lo veremos tal como él es. 3 Todo el que tiene esta esperanza en Cristo se purifica a sí mismo, así como él es puro.” 1 Juan 3:2, 3 NVI

 

Desde el primer día que Dios me llamó a servirle en CBN Guatemala, hace 4 años, he vivido constantemente prueba tras prueba, proceso tras proceso, corrección tras corrección hacia un proceso de purificación más profundo. Aunque no ha habido indulto y he vivido la mayor tribulación de mi vida, quiero compartir contigo mis recomendaciones personales y ministeriales para ayudarte a afrontar tu proceso de purificación:

 

  1. Jesús es vuestro Padre, y vuestro Padre os ama. Juan 3:16
  2. Agradece el proceso, te estás convirtiendo en una mejor versión de ti. Santiago 1:12
  3. Sea sensible al Espíritu Santo, aprenda a callarse y escuchar, incluso cuando parezca llevar tiempo. Él siempre está hablando en tu vida. Proverbios 8:32-34
  4. Orar sin cesar y pedir discernimiento para comprender lo que Dios está haciendo. Juan 10:27

 

Puedo testificar plenamente que mi caso es el mismo que el de cada colaborador en la oficina de CBN Guatemala. Aunque enfrentamos este proceso de crecimiento personal y ministerial como cuerpo de Cristo, el Señor se ha glorificado a Sí mismo y nos ha bendecido al máximo. Tanto es así que no tendremos suficiente vida para agradecerle por su favor demostrado visto en vidas y familias transformadas, milagros de sanidad, provisión y restauración, entre muchas otras bendiciones que suceden en la vida de aquellos a quienes respondemos como ministerio. .

 

Entonces, la próxima vez que te preguntes, ¿por qué yo? Os animo a llenaros de alegría y entusiasmo, porque vuestra vida será cambiada por el amor y la misericordia de Dios.

 

“El oro, aunque perecedero, se acrisola al fuego. Así también la fe de ustedes, que vale mucho más que el oro, al ser acrisolada por las pruebas demostrará que es digna de aprobación, gloria y honor cuando Jesucristo se revele.” 1 Pedro 1:7 NVI


¿Puede Dios cambiar tu vida?

Dios ha hecho posible que lo conozcas y experimentes un cambio asombroso en tu propia vida. Descubre cómo puedes encontrar la paz con Dios. También puedes enviarnos tus peticiones de oración.

Alentamos a los usuarios que deseen comentar sobre nuestro material a hacerlo a través de nuestra página de Facebook de CBN.



Autora:
Maribel Ixcajoc Arevalo es la directora nacional de CBN Guatemala. Es hija de Tino y Vida, séptima de siete hijas, la última en la línea de la familia, la primera en el amor de Dios. Disfruta de una buena charla y un capuchino con sus seres queridos. La jardinería es su terapia y su lugar favorito en la tierra es la playa.

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Devocionales

“Mirad cuán bueno y cuán delicioso es habitar los hermanos juntos en armonía”. Salmo 133:1

 

En casi todo lugar donde tomemos contacto con personas, siempre nos vamos a encontrar con una que tiene una actitud rencillosa y peleadora.

 

Desde niños nos topamos con personas, hermanos y primos con una actitud egoísta y de pleito. En el transcurso de nuestras vidas lo podemos ver en el trabajo, donde frente a nuestro escritorio tenemos a una persona con estas actitudes, que está al acecho intentando crear en cada momento una nueva pelea.

 

Lo podemos ver en la familia, en ese pariente que pareciera ser especialista en originar rencillas, problemas y lo que es peor, divisiones.

 

Aún entre las paredes de las iglesias encontramos también personas semejantes, aunque pensemos que los cristianos no deberían tener estas actitudes, pero nos damos cuenta de que en la iglesia hay de esas personas.

 

El Salmo 133 nos dice que es bueno y delicioso que los hermanos habiten juntos en armonía (la familia, los amigos, los compañeros de trabajo, de estudio, los hermanos de la iglesia). Se puede estar junto a alguien pero sin armonía. La armonía es una actitud del corazón y debe ser la característica del cristiano que ama al Señor. Nuestro deseo debe ser fomentar siempre la paz, la unidad y la armonía dondequiera que vayamos.

 

Aquellos que crean pleitos donde estén y que son destructores de la armonía no cuentan con la aprobación del Señor. La atmósfera de Dios es la armonía y la unidad. No te dejes llevar por las insinuaciones de tus compañeros ya sea en el trabajo, en la universidad o donde te desempeñes para hacerte enojar y pelear.

 

Tenemos que decidir responder a lo malo con lo bueno de Dios, con amor y perdón. Debemos de ser promotores de la armonía y la bendición de Dios.

 

Oración:

Líbrame oh Dios de ser un portador de división y falta de armonía. Ayúdame a moverme guiado por tu Espíritu Santo para poner paz donde no la haya, para poner armonía donde hace falta. En el nombre de Jesús. Amén.

Escrito por Úrsula Scheelje para CBN

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“Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho”. San Juan 15:7 (RV60)

En el tiempo en que el rey David había envejecido y era necesario elegir un nuevo rey, Adonías su hijo se eligió rey. Preparó un gran banquete, se hizo de gente y siervos; pero no invitó a los grandes funcionarios del rey David ni a su hermano Salomón, usurpando de esa manera el trono. 1 Reyes 1:5

Enterado de esto, el profeta Natán visitó a Betsabé, madre de Salomón y le expuso la situación y le dio un consejo urgente.

Así, Betsabé se presentó ante la presencia del rey con toda reverencia y reclamó el derecho que por juramento había hecho el rey David, de poner sobre el trono a su hijo Salomón, porque Dios así lo había confirmado.

De inmediato fue elegido Salomón como rey de todo Israel. Con la participación de fieles allegados y con la compañía de todo el pueblo, hubo una gran celebración; siendo anulada la usurpación de Adonías.

Hay un propósito divino que Dios quiere cumplir en nuestros hijos y esta historia nos anima a ir ante la presencia de nuestro Dios y con toda reverencia pedir por ellos. El usurpador siempre estará acechando para despojarnos de nuestra bendición, pero no debemos permitirle robar lo que es nuestro.

En el Salmo 72: vs.15, el rey David bendijo e hizo una oración profética sobre el reinado de su hijo Salomón, intercediendo de esta manera: “Se orará por él continuamente, todo el día se le bendecirá”.

¿Estaremos orando lo suficiente por los nuestros y bendiciéndolos continuamente? Y si estás desanimado y crees que todo está perdido, entra a la presencia del Dios vivo, y arrebata lo que te pertenece y no descanses hasta ver tu deseo cumplido.

Oración
Señor, con toda reverencia te pido por la herencia que les pertenece a nuestros hijos. Amén.

Escrito por Angelina Gómez Corrales para CBN
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