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Devocionales

El Increíble Hulk se ha convertido en uno de los superhéroes más populares por sus poderes de fuerza extrema. Sin embargo, Hulk es en la ficción un muchacho sencillo y común, del que nadie sospecharía nada especial en su conducta. Hasta que algo lo hace enojar. Allí empieza una mutación que en pocos segundos termina transformando al sencillo y común muchacho en una criatura grande, verde y musculosa. Hasta ahí no parecería tan mal, pero…

 

¡Pobre hombre verde! Jamás pudo controlar su enojo. Quizás tiene la razón para enojarse, pero el descontrol que hace estando enojado es tal, que cuando vuelve en sí (al muchacho de siempre) le da vergüenza ver con sus ojos el daño que causó.


El enojo es un sentimiento que nace cuando nos ocasionan una injusticia, cuando nos dan una mala noticia, cuando lo que deseamos no es posible, y en algunas situaciones más.


El enojo es una emoción que no hay que ocultar, pero si debemos controlar. El enojo no es peligroso mientras puedas manejarlo.


La Biblia dice en Proverbios 14:29: “El sabio domina su enojo: pero el tonto no controla su violencia”


¿De qué manera puedes dominar tu enojo?


Pon tu enojo a los pies de Jesús. Cuéntale cómo te sientes en voz alta. Él te entenderá, tomará tu enojo, y a cambio te entregará su paz. Efesios 4:31 dice: “Dejen de estar tristes y enojados. No griten ni insulten a los demás, al contrario, sean buenos y compasivos unos con otros, y perdónense así como Dios los perdonó a ustedes” Sácate el enojo como si te estuvieras quitando un saco muy pesado. Quítatelo y entrégaselo a Jesús. Perdona a tu ofensor tantas veces como sea necesario. No vivas una vida triste y amargada como la de Hulk, mejor sé imitador del mejor superhéroe de todos los tiempos: Jesús.

Escrito por Karina Núñez

 


 

¿Puede Dios cambiar tu vida? 

Dios ha hecho posible que lo conozcas y experimentes un cambio asombroso en tu propia vida. Descubre cómo puedes encontrar la paz con Dios. También puedes enviarnos tus peticiones de oración. 

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Devocionales

“¡Así que decidimos que enviaríamos a todos de vacaciones, con todo pago, para que puedan descansar bien!”, Exclama la presentadora cuando la familia de 5, con 2 niños discapacitados, se echó a llorar. ¡Al igual que yo!


“Éste es George. George es un perrito golden retriever que fue abandonado…” dice la voz solemne, mientras que pasan tomas en blanco y negro de George, sentado bajo la lluvia a través de la pantalla de la TV. Yo silenciosamente sollozo, con el rostro en mis manos.


*Un niño abraza a su padre mientras la canción “Padre e Hijo” suena en el fondo. Es un anuncio de pan.* Llorando, trato de cambiar el canal, pero no puedo ver el control remoto debido a las lágrimas.


¿Cuán emocional eres? Uno de los elementos únicos de cada individuo son nuestras emociones; Nuestra capacidad de sentirlos y nuestra voluntad de expresarlos. Usted puede ser alguien que llora todo el tiempo – anuncios, espectáculos o momentos como los de arriba son suficientes para moverte a un mar de sollozos. O puede ser alguien que rara vez muestra emoción – bodas, funerales y cuando se golpea el dedo con un martillo.


Las emociones son muy volubles; amigos un momento y enemigos al siguiente. Nuestra capacidad de sentir es uno de los mayores dones de Dios, pero también puede secuestrar nuestras vidas de manera muy perjudicial. Las emociones son como el fuego: grandiosos en el lugar correcto, destructivas en otros. Quieres fuego en la fogata, pero no lo quieres en tu edredón.


La fe no contradice las emociones; más bien las complementa. Nuestras emociones y sentimientos deben expresarse en nuestra fe y nuestra fe debe dirigir nuestras emociones. Jesús es nuestro modelo de vida perfecto y experimentó toda gama de emociones. Él lloró. Él rió. Él suspiró. Él gritó. Se expresó.


Con nuestra tendencia hacia los extremos, a veces pensamos que deberíamos intercambiar una espiritualidad emocional por una piedad formal, pero eso no podría estar más lejos de la verdad. Dios quiere vivir con nosotros, en nuestras emociones, siempre y cuando estén estabilizadas por la presencia de su Espíritu.


Escrito por Fin Sheridan para CBN

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