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Devocionales

A veces, durante mi tiempo devocional, me gusta repasar el libro de Job en la Biblia. Seamos honestos, ¿quién quiere leer o escuchar sobre el sufrimiento? Vivimos en un mundo donde el sufrimiento parece demasiado familiar para muchos de nosotros. Pero hay muchas verdades y principios de sanación que podemos aprender y aplicar a nuestras vidas al estudiar a Job y su carácter.

 

Cuando nació mi hijo mayor, pasó su primera semana de vida en la UCI luchando por su vida. Sus niveles de oxígeno se desplomaron menos de 48 horas después de su perfecto nacimiento y, en un torbellino de eventos, me encontré de rodillas en una sala de la UCI clamando a Dios para que salvara y sanara a mi bebé. La vida es como un vapor, y la realidad de nuestra fragilidad humana se sentía abrumadora en ese momento. Me encontré en un estado de total dependencia de Dios, al igual que Job durante sus pruebas.

 

Durante la estancia de mi hijo en la UCI, vimos la mano de Dios moverse poderosamente sobre su vida y sanar su cuerpo de manera milagrosa. ¡Nunca dejaré de dar gracias a Dios por Su gran misericordia y sanación en la vida de mi hijo! Se realizaron múltiples pruebas en su corazón, estómago, pulmones y sangre, y cada prueba comenzó a salir limpia. Salimos del hospital con “resultados inconclusos” sobre por qué su oxígeno cayó en primer lugar. Mientras los médicos estaban perplejos, yo sabía que era porque Dios era su gran defensor. Él había salvado su vida y yo pasaría todos mis días abogando por mi precioso niño, contando a cada médico, enfermera y terapeuta su historia: una historia del poder milagroso de Jesús.

 

A través de esta prueba con mi hijo, aprendí una lección muy importante: siempre ser la defensora de mis hijos. Aprendí a luchar por ellos y a defender su identidad como hijos de Dios, incluso en el mundo médico. Aprendí a hablar la verdad de Dios y declarar que la cruz de Cristo tiene la última palabra sobre sus preciosas vidas.

 

Job conocía este mismo principio como verdadero de su Padre Celestial cuando declaró:

“Aun ahora, mi testigo está en el cielo; mi defensor está en lo alto” (Job 16:19).

 

Job sabía que Dios era su defensor, su gran defensor. E incluso en sus momentos de duda y prueba, continuamente alababa a Dios. Confiaba en el carácter de Dios y sabía que Él lo libraría, defendería y abogaría por él.

 

Desde los días de Job, nada ha cambiado sobre el carácter de Dios. Envió a Su perfecto hijo Jesús a la tierra para morir una muerte horrible y ser resucitado con poder y plenitud de vida en Sus manos. Jesús ha pasado por todo lo que nosotros pasaremos, y se compadece de nosotros en nuestra debilidad.

 

“Porque no tenemos un sumo sacerdote incapaz de compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que ha sido tentado en todo de la misma manera que nosotros, aunque sin pecado. Acerquémonos, pues, con confianza al trono de la gracia para recibir misericordia y hallar la gracia que nos ayude en el momento que más la necesitemos” (Hebreos 4:15-16).

 

Aún más, Él dejó al Espíritu Santo aquí con nosotros como ayudante y defensor nuestro.

“Y yo le pediré al Padre, y él les dará otro Defensor para que los acompañe siempre—” (Juan 14:16).

 

Podemos descansar sabiendo que las pruebas son solo temporales. Que el sufrimiento no durará para siempre, pero que Dios está con nosotros. Él abogará por nosotros, y Él será nuestro gran defensor (Salmo 18). ¡Qué grande es confiar y poner toda nuestra esperanza en el Padre Celestial de esta manera!

 

Oremos: Dios, sé que Tú eres mi gran defensor. Confío en Ti. Gracias por enviar a Tu hijo Jesús a morir por mí y ser resucitado para que yo pueda tener vida en abundancia. ¡Declaro el poder milagroso de Su sangre sobre mi vida! Que pueda ver Tu poder salvador en mi vida durante cada prueba que enfrente. ¡Te adoro!

Escrito por MARISSA NORDLUM



¿Puede Dios cambiar tu vida?
 

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Devocionales

Hace unos días, revisé los mensajes de los espectadores de Superlibro a través de nuestras plataformas de redes sociales. Como es muy común, la gente a menudo nos escribe en busca de una palabra reconfortante de aliento u oración. Sin embargo, esta vez, me encontré con una nota que tocó profundamente mi corazón, y me sentí obligada a detener mi trabajo y orar al Señor.

 

Con el corazón roto y confundida, expresé mi pregunta al Señor: “¿Cómo es posible que haya hermanos en Cristo pasando por situaciones tan difíciles?” Permanecí en silencio hasta que Dios trajo a mi mente las palabras de Pablo y Bernabé a los discípulos de Listra, Iconio y Antioquía:

“Es necesario pasar por muchas tribulaciones para entrar en el reino de Dios.” Hechos 14:22

 

Entonces, abrí mi Biblia y leí todo el capítulo. El autor del libro de Hechos relata la persecución que enfrentan Pablo y Bernabé por predicar el evangelio. Sin embargo, en los últimos versículos, enfatiza que, a pesar de estas dificultades, deben continuar con su misión de entrenar y exhortar a los discípulos de Jesús y perseverar en su fe a pesar de las pruebas. Dios usó esta historia de Su Palabra para traer convicción a mi corazón y enseñarme que Él usa las dificultades para hacer evidente Su obra en nosotros y prepararnos para el día en que nuestro Señor Jesús regrese. Después de aprender esta valiosa lección, respondí a la escritora para animarla a perseverar en su camino de fe, a darse cuenta de que el Señor está obrando en su vida, incluso en situaciones dolorosas, y le compartí sobre el don de la dificultad.

 

Muchos cristianos han sido enseñados que las tribulaciones no son para los hijos de Dios, sin darse cuenta del lugar significativo que el sufrimiento tiene como parte del plan de Dios para usar nuestras vidas. Por el contrario, el sufrimiento es un don que construye nuestro carácter y nos obliga a depender de Él, lo que en última instancia glorifica a Jesús.

 

Es típico que estas situaciones nos confundan por un momento, y hasta exijamos respuestas como lo hizo Job con el Señor (Job 13:3). Sin embargo, este don no escapa de la voluntad de Dios, sino que lo que lo hace aún más hermoso es que Él prometió estar allí con nosotros en cada proceso difícil que enfrentamos. La sombra de Sus alas es el mejor lugar para entender que Él es soberano y gobierna todo lo que sucede en nuestras vidas, y esta es nuestra esperanza en tiempos de problemas.

 

Si tú también estás enfrentando un momento difícil, te invito a orar y pedir a Dios dirección para que puedas entender lo que Él está formando en tu carácter a través de tus circunstancias difíciles. Y, como dice David en el Salmo 57:1, “Me refugiaré a la sombra de tus alas hasta que haya pasado el peligro.”

 

Descansa en Su soberanía y anímate en medio del dolor porque Él es fiel en perfeccionarte hasta el día de Su regreso.

Escrito por FABIOLA ROJAS PÉREZ



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Devocionales

Confiar en Dios es estar totalmente seguro de que uno va a recibir lo que espera. Es estar convencido de que algo existe, aun cuando no se pueda ver. Hebreos 11:1

 

La fe en nuestras vidas es como una semillita, necesita ciertos cuidados para que esta llegue ser una planta con hermosas hojas y con el tiempo convertirse en un árbol firme con raíces profundas y además pueda dar mucho fruto.

 

Cuando escogemos sembrar la semilla de la fe en nuestras vidas le decimos a Dios que estamos dispuestos a confiar en Él a pesar de que no podemos ver las cosas.

 

La fe siempre va a ser parte de nuestro presente y ella nos da la seguridad de que lo que creemos eso se va a realizar, sin importar lo difícil que sea la meta o el sueño que deseamos cumplir.

 

La frase que usan muchas personas que se encuentran enfermas es: “Yo sé que Dios me sanará algún día”. Lastimosamente la gente no está enfocada en que Dios puede hacer el milagro al instante, si no tal vez algún día.

 

Dios siempre está dispuesto a bendecirte, a cumplir lo que tú pidas, pero tus palabras deben estar llenas de fe.

 

Debes vivir declarando, no importa si lo que anhelas parezca imposible. No dejes que la duda quite la bendición que Dios ya tiene para tu vida. Si realmente confías en el poder de Dios, nada será imposible para ti. Mateo 17:20

Recuerda cuidar la semillita de la fe y anímate a que pueda crecer en tu vida.

 

Oración: Señor, muchas gracias porque sé que puedo confiar en ti. Ayúdame a declarar que mis anhelos se van a cumplir y a mantener siempre mi fe. Sé que eres un Dios poderoso y para ti no hay imposibles. Hoy voy a cuidar que la semilla de fe que hay en mi pueda crecer. En el nombre de Jesús, amén.

 


 

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Cuando tenía cuatro años, levanté un crayón azul y un pedazo pequeño de papel, y escribí: “El Señor es bueno”. Con entusiasmo de niño, corrí para entregar este mensaje importante para quien iba dirigido… mi papá.

 

Lo encontré ocupado con una taza de café en su mano, el periódico debajo del brazo y de prisa para salir a su trabajo. Recuerdo que corrí a él tan rápido como pude, jalé de su pantalón e insistí que me diera toda su atención. Con amor, él se detuvo e inclinó para tomar el papel de mi mano.

 

Recuerdo que abrió la nota, su boca mostró una media sonrisa. Me acarició la cabeza, dobló la nota y la metió en su billetera. Esto sucedió hace más de cincuenta años, y ese papel especial aún permanece hasta este día doblado dentro de la billetera de mi papá. Claro, ya con el tiempo no se ve igual, pero las letras todavía están legibles, y más importante aún el mensaje detrás de las palabras.


Muchas veces me pregunto cuántas veces mi padre recuerda el mensaje de Dios dado por su pequeña hija y su crayón azul. ¿No es gracioso como pequeños momentos de la vida pueden ser tan marcados en nuestras memorias, como impresiones profundas y duraderas?

 

Mi precioso padre ahora está al cuidado de un hogar de ancianos y lo visito con frecuencia. Todavía puedo ver esa maravillosa media sonrisa de vez en cuando. Me acuerdo de la promesa de Dios que lo que inició en mi padre lo terminará fielmente. Todas las semillas que fueron sembradas dentro de la tierra del corazón de mi papá siempre producirán una cosecha de gozo en el tiempo perfecto de Dios.

 

¿Tienes un familiar o ser amado por quién estás orando para que llegue a conocer al Señor?

 

Motívate querido amigo, el Señor “ES” bueno, y no decepcionará a quienes son firmes en sus oraciones y fe.

 

Así que no pierdan la confianza, porque ésta será grandemente recompensada. Ustedes necesitan perseverar para que, después de haber cumplido la voluntad de Dios, reciban lo que él ha prometido. Hebreos 10:35-36 NVI.


 

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Cumpliré las promesas que te hice. ¡La salvación viene del Señor!” –Jonás 2:9


Pase lo que pase en el transcurso de tu vida El Señor siempre cumple las promesas que te hace, porque todo puede pasar, todo, pero su palabra no pasará.


Cuenta una amiga, que hace algunos años, se quedó sin nada. Lo perdió todo, menos el amor de Dios. Cayó en una profunda depresión ya que por todo lo que había luchado durante toda su vida, se había esfumado.


Al mirar atrás no había nada; al mirar adelante tampoco había nada. Estaba un poco grande como para empezar a luchar de nuevo. Por su edad muchas puertas se cerraban; entonces cayó muy bajo.


Lo más increíble es que ahí en esa oscuridad en la que se hallaba podía sentir la presencia de Dios y podía escuchar su voz, dándole sus promesas y su mano para levantarla, ya que ella no podía levantarse por sí sola. Todo se había ido, hasta las fuerzas.


Comprendió que debía reposar en Dios. Hoy puede compartir que todas las promesas que Dios le había hecho se han ido cumpliendo y todo lo que había perdido lo ha recuperado y aún más.


Oración:

Señor, gracias porque aún en los momentos más oscuros de nuestras vidas tú estás ahí, brindándonos tu amor, tu paz, tu mano y tus promesas. Señor, no permitas que mi desánimo, desesperanza, dolor y tristeza me ensordezcan y no pueda oír tus promesas.

Escrito por Patricia Chaves para CBN

 


 

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“No se inquieten por nada; más bien, en toda ocasión, con oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias”. Filipenses 4:6.


¿Qué te tiene preocupado o ansioso en estos días? ¿Es acaso una relación, un hijo, dinero o algo inesperado que ha sucedido? Lo que sea, grande o pequeño, tengo un mensaje simple para ti: preocuparse no cambia nada.

 

La semana pasada que conversaba con mi padre por teléfono, me recordó algo muy sabio. Luego de haber hablado por 45 minutos y ya iba a colgar, mi papá mencionó casualmente: “Bueno, la casa se quemó el martes. Tengo que viajar en un par de días para arreglar el asunto”.


Me tomó de sorpresa: “¿Qué dijiste? ¿Cuál casa? ¿En la que vivíamos antes?”


Yo vivía en otra ciudad y mi padre alquilaba la casa donde yo crecí la cual llevaba años en la familia. La noticia me causó alarma pero, por contrario, él estaba muy sereno.


“¿Se lastimó alguien?”, pregunté. Mi padre respondió que no, “gracias a Dios nadie salió herido. Pero la casa está inhabitable y tomará unos meses reconstruirla”.


Tuve que preguntarle sobre su actitud: “Papá, no pareces muy angustiado. ¿Por qué no me lo dijiste hace cuatro días?”


Mi padre contestó: “Bueno, el ser dramático y preocupado no arreglará lo que pasó. Estoy decepcionado, pero no tengo por qué angustiarme. No cambiará nada”.


Su decisión fue absorber el impacto de la pérdida y ser agradecido que tuviera la oportunidad de reconstruir. Cuando se enteró del incendio, el cual fue causado por un accidente en la cocina, no llamó a todos para contarles la mala noticia. No quería estar sumergido en la situación, la aceptó y trabajó para ver qué podía cambiar.


Al enfrentar retos es importante tomar la decisión de no preocuparse de cosas que no pueden ser cambiadas. “¿Quién de ustedes, por mucho que se preocupe, puede añadir una sola hora al curso de su vida?” Pregunta Jesús en Mateo 6:27.


Preocuparse quita tu energía y tiempo. Escoge la paz, oración y calma. No es fácil, especialmente si acostumbras ser emotivo, dramático o ansioso. Puedes experimentar paz en medio de los problemas al buscar razones por las cuales ser agradecido a pesar de las circunstancias no deseadas.


La paz empieza con acción de gracias, la calma con oración, y el cambio contigo mismo.


Oración:

Señor, enséñame a no inquietarme por nada y más bien, presentar mis peticiones ante ti con confianza y gratitud. Aunque vengan pruebas difíciles de atravesar, dame la sabiduría para tener una actitud de confianza y seguridad. En el nombre de Jesús. Amén.


Escrito por Valorie Burton. Autora y charlista

 


 

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“Porque Él hiere, pero venda la herida; golpea, pero trae alivio”.  Job 5:18 (NVI) 


Mi padre cogió el largo y delgado bisturí del mostrador, sacó lentamente la navaja afilada y la dirigió hacia mi mano. Tiré con fuerza, mis venas palpitaban, pero no me soltó.
 

 

Miró fijamente a mis ojos y dijo: -“Tienes que permanecer inmóvil. Todo pasará en un minuto”. 


Clavé mis uñas en su piel, tratando desesperadamente de hacer palanca con el puño abierto de mi mano libre. Sin embargo, sus dedos eran como de hierro. A medida que su hoja afilada y fría atravesó mi piel, grité y me tiré en el suelo. La sangre brotaba en mi muñeca. Soltó mi mano.
 


– “Hubiera sido mucho menos doloroso, si te hubieras mantenido tranquilo y hubieses confiado en mi”, me respondió.
 


Él estaba en lo correcto. Mi papá era un cirujano, había salvado muchas vidas y curado muchas heridas… mucho peores que la mía. De hecho, papá tenía razón en muchas cosas que siempre me decía.
 


Todo mi dolor y el sufrimiento por la herida que él estaba curando pudieron haberse evitado si yo hubiera simplemente confiado y obedecido.
 


En la vida, todos actuamos así en muchos momentos; de hecho, cuando no confiamos y obedecemos las advertencias de nuestro Padre Celestial, nos arriesgamos a sufrir más de lo necesario.
 


Él nunca nos dañará, y cuando deba cortar algo aún en nuestro corazón y nuestra vida, sabrá sanar las heridas.
 


Oración
 

Señor, enséñame a confiar en ti. Ayúdame para que la duda y la desesperación no se alojen en mi vida y me lleven a decisiones equivocadas. En el nombre de Jesús, amén. 


Escrito por Kathy Thomas, para CBN.
 


 

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Hace unas semanas platicaba con una amiga sobre las manifestaciones del Día de la Mujer en México. Sin duda son una serie de hechos controvertidos y muchas veces muy violentos en mi país. Se convierte más en una demostración de fuerzas que en una petición de reconocimiento de derechos, que cabe señalar, Dios concedió hace muchos siglos.

El mundo nos ha hecho creer que ser débil es malo, y más aún ser mujer y ser débil puede parecer peor. Por eso, últimamente, hemos visto tantos movimientos sociales que quieren “empoderar” a las mujeres, perdiendo de vista el plan original de Dios que es diferente en el buen sentido. A los ojos de Dios, somos igual de valiosos “…Ya no hay judío ni griego, esclavo ni libre, hombre ni mujer, sino que todos ustedes son uno solo en Cristo Jesús.” (Gálatas 3:28 NVI) Sin embargo, con un propósito especial, no porque seamos mujeres, sino porque ese es Su plan por diseño.

Entonces, pensar que soy débil (físicamente) no es algo que me afecte, más bien trato todos los días de recordar que Dios me ha dotado de la capacidad de decir no a lo que está mal, y decir sí a lo que está bien y por lo tanto vivo mi vida conscientemente para Su gloria. Satanás es el maestro de la manipulación y utiliza las circunstancias. Sabe que, si logra desviar mis pensamientos, con el tiempo logrará desviar mi vida. Entonces, con determinación, someto mi mente a la de Cristo, para que todos mis pensamientos tengan Su toque. Muchas veces hago un ejercicio de sinceridad ante Dios y le pido que me examine y me muestre lo que debo hacer y me gustaría compartirlo contigo.

Pon en práctica la Palabra de Dios, así a la larga toda tu vida será fortalecida en Dios y no dependerá de tus propias fuerzas. Más bien, dependerá de la fuerza de Dios. Todo lo que tenemos y somos proviene de Él, así que aferremonos a Aquel que creó los cielos y la tierra, para cumplir con determinación todo lo que nos ha mandado. Para mí es importante el darme cuenta de que todo lo que vivo es para Dios, por Dios y para Dios. Él me creó y me rodeo de más personas con la misma misión: difundir la Gloria de Dios en esta tierra y es por eso que sirvo con tanta gratitud en CBN. Desde un teléfono podemos hacer misiones, también podemos ser las manos de Dios con cada ayuda que entregamos y somos la voz de Dios en cada palabra de aliento que comparten nuestros donantes. Qué privilegio ser considerado para la obra perfecta de Dios y, sin embargo, ser débil.

Acepto con gusto que soy débil, que no tengo el control de nada, y pido a Dios que me permita verlo obrar. Fortalezcámonos, pues, en el gran poder de Dios, porque el Señor nos acompañará dondequiera que vayamos. En su Palabra, Jesús promete: “Todos los que vinieron antes de mí eran unos ladrones y unos bandidos, pero las ovejas no les hicieron caso. Yo soy la puerta; el que entre por esta puerta, que soy yo, será salvo. Se moverá con entera libertad, y hallará pastos.” (Juan 10:8,9 NVI). Su poder es evidente en mi debilidad, por lo que cualquiera de nosotros puede decir con alegría ahora: ¡Soy débil y Dios lo sabe!

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Autora: Ana Paola Romero; Gerente de Oficina, CBN México

Durante los últimos 10 años, Ana Pao Romero ha coordinado la recaudación de fondos y la atención de donantes para CBN México, el Centro de Consejería y Oración y actualmente es Gerente de Oficina. Junto con su esposo también pastorean una iglesia en el área metropolitana de la Ciudad de México. Lo que más ama es la gracia de Dios, por eso no se cansa de compartirla con quienes la rodean y de creer en su poder transformador.

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Devocionales

“Conduciré a los ciegos por caminos desconocidos…” Isaías 42:16. 


Es sabio tener planes para el futuro; tener sueños y deseos es parte de lo que mantiene al mundo caminando hacia delante. Todos estamos en la posición que tenemos por decisiones que hemos hecho.
 

  

La noticia emocionante es que podemos seguir creciendo aún más con la ayuda de Dios. Conforme vamos por el camino de la vida, no deberíamos preocuparnos por dónde vamos, sino por a quién estamos siguiendo. 


Prefiero seguir la dirección de Dios que alejarme por mi propio camino y caer. Cuando no estoy seguro de cuál es el camino correcto, Dios ilumina el paso. Encuentro paz en las palabras que Dios habló por medio del profeta Isaías:
 


“Conduciré a los ciegos por caminos desconocidos, los guiaré por senderos inexplorados; ante ellos convertiré en luz las tinieblas, y allanaré los lugares escabrosos. Esto haré, y no los abandonaré.” (Isaías 42:16)
 


Cuando caminamos en la oscuridad, tener un foco es útil; de lo contrario, podríamos golpearnos y caer. Pero al seguir la luz, cada obstáculo se hace visible. La Palabra de Dios es como esa luz que nos guía. Salmos 119:105 dice: “Tu palabra es una lámpara a mis pies; es una luz en mi sendero”, y Jeremías 33:3 nos dice cómo recibir claridad espiritual: “Clama a mí y te responderé, y te daré a conocer cosas grandes y ocultas que tú no sabes.”
 


Tú y yo nos podemos sentar a conversar de planes futuros, pero la clave para abrir las puertas de oportunidad no es la conversación sino la oración. Las Escrituras son mi fundamento y lo que me ayuda a ver por dónde quiere Dios que vaya como respuesta a mi oración.
 


¿Hacia dónde sientes que el Señor te guía? ¿Estás inseguro sobre el camino en que andas? Toma tu Biblia, que es la Palabra de Dios como tu mapa. Obedece lo que sale dentro de sus páginas y también serás exitoso.
 


Como dice Josué 1:8: “Recita siempre el libro de la ley y medita en él de día y de noche; cumple con cuidado todo lo que en él está escrito. Así prosperarás y tendrás éxito.”
 


Oración
 
Señor, gracias por enseñarme a confiar en ti, por dejar tu Palabra como guía para mi camino. Enséñame a encontrar en ella las respuestas que necesito en este momento. En el nombre de Jesús, amén. 

Escrito por Byron Bohnert. Escritor invitado. 

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“Así que pongan sus preocupaciones en las manos de Dios, pues Él tiene cuidado de ustedes.” -1 Pedro 5:7

 

La vida del cristiano es bastante difícil. No sólo tienes que luchar contra el pecado y mantener tu vida en santidad, sino que como cualquier otra persona cristiana o no, también vas a sufrir enfermedades, angustias, y afrontar problemas económicos y familiares, entre otros. Sin embargo, a pesar de estas situaciones Dios promete que cuidará de ti.

 

Dios se interesa por ti, Él no sólo puede cumplir tus deseos, sino que quiere demostrarte cuánto le importas.

 

Dios se alegra de que seas parte de su pueblo. La Biblia lo dice así: Pero ustedes son miembros de la familia de Dios, son sacerdotes al servicio del Rey, y son su pueblo. Dios mismo los sacó de la oscuridad del pecado, y los hizo entrar en su luz maravillosa”. (1Pedro 2:9)

 

La Biblia también muestra que Dios siempre estuvo al cuidado de sus hijos. Protegió a Noé, a Abraham, a Isaac y a muchos otros.

 

A pesar de las dificultades, Dios está pendiente de ti y no quiere que te afanes.

 

“Miren a los cuervos –dice el libro de Lucas 12:24- no siembran ni cosechan, ni tienen graneros para guardar las semillas. Sin embargo, Dios les da de comer. ¡Recuerden que ustedes son más importantes que las aves!”

 

Aunque tengas problemas y las circunstancias alrededor no marchen bien, ten paz en el Señor y confía en Él. Dios tiene el control de todo y estará contigo todos los días de tu vida.

 

Oración
Señor, gracias por este hermoso día que me regalas y porque puedo tener seguridad de que por donde camine, Tú estarás a mi lado. Dejo mis problemas en tus manos y confío en tu palabra porque sé que cuidaras de mí. En el nombre de Jesús, amén.

Escrito por Esther Baldelomar para CBN

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