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Devocionales
“(…) hay gozo delante de los ángeles de Dios por un pecador que se arrepiente”. Lucas 15:10 (RV60).

Jesús, en la primera parábola que vamos a exponer, hace mención a un hombre que tiene cien ovejas y pierde una por accidente y dejando las noventa y nueve va tras la que se perdió y cuando la encuentra, la trae a su casa, reúne a sus amigos y vecinos para celebrar, con gozo, haber encontrado su oveja. Lc.15:4

En la segunda parábola nos menciona a la mujer que tiene diez dracmas y que al perder una, por descuido, enciende su lámpara y barre la casa buscándola con diligencia, y cuando la encuentra reúne a sus amigas y vecinas para gozarse grandemente por haberla recuperado. Lc.15:8

También, en el caso del hijo pródigo que pide su herencia y se marcha de su casa porque quiere vivir su vida a su antojo. Cuando ha malgastado todo y siente hambre y abandono, regresa a su Padre y arrepentido le pide perdón. Este no había perdido la esperanza de verlo regresar, y lleno de compasión y misericordia, lo vistió, le puso calzado y un anillo en su mano. Y comenzaron a hacer fiesta y a regocijarse por haberlo recibido bueno y sano. Lc.15:11

En estos tres casos notamos la celebración que hubo porque nada se perdió, sino que todo regresó a sus dueños. De igual manera, valemos mucho para nuestro Padre, es un privilegio que nos haya escogido como sus hijos, dejémonos cuidar, pastorear y bendecir. Él no renuncia a nosotros y si nos hemos descarriado o alejado, nos está esperando con sus brazos abiertos para que regresemos a casa.

… “Y si pecamos, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el Justo”. 1 Juan 2

Oración
Padre, gracias por salvarme y perdonarme y porque a través de Jesús, tengo vida eterna.

Escrito por Angelina Gómez Corrales para CBN
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Devocionales
“Si permanecéis en mí, y mis palabras permanecen en vosotros, pedid todo lo que queréis, y os será hecho”. San Juan 15:7 (RV60)

En el tiempo en que el rey David había envejecido y era necesario elegir un nuevo rey, Adonías su hijo se eligió rey. Preparó un gran banquete, se hizo de gente y siervos; pero no invitó a los grandes funcionarios del rey David ni a su hermano Salomón, usurpando de esa manera el trono. 1 Reyes 1:5

Enterado de esto, el profeta Natán visitó a Betsabé, madre de Salomón y le expuso la situación y le dio un consejo urgente.

Así, Betsabé se presentó ante la presencia del rey con toda reverencia y reclamó el derecho que por juramento había hecho el rey David, de poner sobre el trono a su hijo Salomón, porque Dios así lo había confirmado.

De inmediato fue elegido Salomón como rey de todo Israel. Con la participación de fieles allegados y con la compañía de todo el pueblo, hubo una gran celebración; siendo anulada la usurpación de Adonías.

Hay un propósito divino que Dios quiere cumplir en nuestros hijos y esta historia nos anima a ir ante la presencia de nuestro Dios y con toda reverencia pedir por ellos. El usurpador siempre estará acechando para despojarnos de nuestra bendición, pero no debemos permitirle robar lo que es nuestro.

En el Salmo 72: vs.15, el rey David bendijo e hizo una oración profética sobre el reinado de su hijo Salomón, intercediendo de esta manera: “Se orará por él continuamente, todo el día se le bendecirá”.

¿Estaremos orando lo suficiente por los nuestros y bendiciéndolos continuamente? Y si estás desanimado y crees que todo está perdido, entra a la presencia del Dios vivo, y arrebata lo que te pertenece y no descanses hasta ver tu deseo cumplido.

Oración
Señor, con toda reverencia te pido por la herencia que les pertenece a nuestros hijos. Amén.

Escrito por Angelina Gómez Corrales para CBN
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Devocionales
“Con amor eterno te he amado, por tanto, te prolongué mi misericordia”. Jeremías 31:3b(RV60).

El desierto es un lugar caluroso, lleno de soledad, sed, agotamiento, desorientación, animales peligrosos, falta de paz y seguridad.

La infidelidad del pueblo de Israel para con Dios hizo que pasaran por un periodo de calamidad y prueba. No reconocieron quién les daba el trigo, el vino y el aceite. Dios les multiplicó la plata y el oro, pero ellos se lo ofrecían a Baal, un dios extraño. Oseas 2(RV60).

Dios los llamó a cuentas(vs.13) y les advirtió del castigo que traería su desobediencia por apartarse a servir a otros dioses.

Recordemos que Dios es fiel y misericordioso, y los atrajo al desierto para hablarles directamente a su corazón y allí cambiar su desgracia por esperanza. Se habían olvidado de alabar al único que los había sacado de la esclavitud de Egipto y solo, en el desierto les quitaría de sus bocas los nombres de sus dioses, para que nunca más volvieran a repetirlos. (vs.17).

En este proceso les hizo promesas: “te voy a proteger de todos los peligros y te hare dormir segura”. (vs.18) o… “te daré justicia, benignidad misericordia y fidelidad y conocerás al Señor”. Fue en el desierto donde pudieron decir “Dios mío” y ÉL decir: “Tú eres mi pueblo”.

No debemos esperar ser atraídos al desierto. Renovemos nuestra relación con Dios. Cuidemos nuestro corazón para no desviarnos a adorar a dioses extraños como son: la mucha ocupación, el entretenimiento en exceso, el materialismo, los afanes de la vida y sobre todo, lo que abunda en nuestra boca; todo aquello que nos distrae del verdadero propósito de amar a Dios sobre todas las cosas. Demos gloria y honra por el privilegio de ser sus hijos.

Oración
Dios mío, quiero amarte con todo mi corazón, todo mi bien está en ti.

Escrito por Angelina Gómez Corrales para CBN
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Devocionales
“Bendito el varón que confía en Jehová, y cuya confianza es Jehová”. Jeremías 17:7 (RV60).

El pueblo de Israel se alejaba constantemente de Dios, sus corazones se inclinaban a dioses extraños que no habían conocido sus padres y a Dios no le agradó su actitud. Dios envió al profeta Jeremías para hacerles saber que su pecado estaba “escrito en su corazón con cincel de hierro y con punta de diamante”, Jeremías 17:1 y les advirtió que les iba a quitar lo mejor.

También les reprochó la confianza que depositaban en el hombre, apartando su corazón de Dios, comparándolos con la retama o arbusto del desierto, que mora en sequedades y “no verá” cuando viene el bien”. vs.5

Al contrario, les hizo ver que el hombre que confía en Dios: “Será como el árbol plantado junto a las aguas, que junto a las corrientes echará sus raíces, y “no verá cuando viene el calor”, sino que su hoja estará verde y en el año de la sequía no se fatigará, ni dejará de dar fruto. vs.8

Debemos cuidar nuestro corazón de todo engaño, para darle el primer lugar únicamente al Señor.

Es un error creer, a veces que, la voluntad de Dios es lo que deseamos y nos convencemos hasta tener la certeza de que eso es lo que nos conviene, pero al final, si no se realiza, culpamos a Dios. No todo deseo es lo mejor para nosotros, debemos de estar dispuestos a buscar a Dios en oración y a hacer los cambios necesarios con la seguridad de que Él tiene lo mejor para cada uno de nosotros.

Oremos recordando que el Espíritu Santo nos guiará a “toda verdad” y que la sabiduría de Dios y su paz nos evitarán cualquier engaño del corazón.

Oración
Amado Dios, libra mi corazón de todo engaño, porque he puesto toda mi confianza en ti.

Escrito por Angelina Gómez Corrales para CBN
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Devocionales
“…tiempo de callar, y tiempo de hablar”. Eclesiastés 3:7b (RV60). Un leproso vino a Jesús rogándole e hincada la rodilla, le dijo: “Si quieres puedes sanarme”. San Marcos 1:40

Si nos ponemos a pensar detenidamente, vemos en estas palabras la humildad del leproso, no hizo una oración, ni un grito, simplemente le dio a Jesús el derecho de decidir y concederle su propia voluntad. Jesús, en su gran compasión no titubeo´ siquiera, sino que le contesto´: “quiero, sé limpio”, y tocándolo lo sanó”.

Después de darle ciertas instrucciones le hizo una fuerte advertencia: “No se lo digas a nadie”, vs.44. Pero él, al contrario, no hizo caso, sino que fue a publicarlo y a divulgar el hecho por todas partes, con la consecuencia de que ya Jesús no podía entrar abiertamente en la ciudad y tenía que quedarse en lugares desiertos, debido a la gran oposición que se levantó a causa de este milagro. Comprendemos la alegría enorme que sentía este leproso, pero era más importante que siguiera la indicación del Sanador.

Tomando esta enseñanza para nuestra vida diaria, debemos tener cuidado porque, aunque contemos algo bueno, puede ser que no sea el tiempo, o el momento y debemos esperar para no hacerlo con personas que no están en el mismo sentir.

Casi siempre el Espíritu Santo nos va a apercibir, de cuándo compartir una bendición o cuándo debemos callar. En este caso la acción de este hombre, fue obstáculo para el Ministerio de Jesús.

Otras veces un testimonio que parece sabio y nos gustaría compartir, no causará el efecto que esperamos por la falta de no buscar la guianza del Señor. Jesús extendió su misericordia a este leproso, pero el leproso no acató la instrucción.

Dios quiere que seamos sabios en nuestra manera de hablar y en la importancia que implica el ser obedientes a sus palabras.

Oración
Señor, dame sabiduría y entendimiento para guardar tus mandamientos.

Escrito por Angelina Gómez Corrales para CBN
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