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Devocionales

A veces, durante mi tiempo devocional, me gusta repasar el libro de Job en la Biblia. Seamos honestos, ¿quién quiere leer o escuchar sobre el sufrimiento? Vivimos en un mundo donde el sufrimiento parece demasiado familiar para muchos de nosotros. Pero hay muchas verdades y principios de sanación que podemos aprender y aplicar a nuestras vidas al estudiar a Job y su carácter.

 

Cuando nació mi hijo mayor, pasó su primera semana de vida en la UCI luchando por su vida. Sus niveles de oxígeno se desplomaron menos de 48 horas después de su perfecto nacimiento y, en un torbellino de eventos, me encontré de rodillas en una sala de la UCI clamando a Dios para que salvara y sanara a mi bebé. La vida es como un vapor, y la realidad de nuestra fragilidad humana se sentía abrumadora en ese momento. Me encontré en un estado de total dependencia de Dios, al igual que Job durante sus pruebas.

 

Durante la estancia de mi hijo en la UCI, vimos la mano de Dios moverse poderosamente sobre su vida y sanar su cuerpo de manera milagrosa. ¡Nunca dejaré de dar gracias a Dios por Su gran misericordia y sanación en la vida de mi hijo! Se realizaron múltiples pruebas en su corazón, estómago, pulmones y sangre, y cada prueba comenzó a salir limpia. Salimos del hospital con “resultados inconclusos” sobre por qué su oxígeno cayó en primer lugar. Mientras los médicos estaban perplejos, yo sabía que era porque Dios era su gran defensor. Él había salvado su vida y yo pasaría todos mis días abogando por mi precioso niño, contando a cada médico, enfermera y terapeuta su historia: una historia del poder milagroso de Jesús.

 

A través de esta prueba con mi hijo, aprendí una lección muy importante: siempre ser la defensora de mis hijos. Aprendí a luchar por ellos y a defender su identidad como hijos de Dios, incluso en el mundo médico. Aprendí a hablar la verdad de Dios y declarar que la cruz de Cristo tiene la última palabra sobre sus preciosas vidas.

 

Job conocía este mismo principio como verdadero de su Padre Celestial cuando declaró:

“Aun ahora, mi testigo está en el cielo; mi defensor está en lo alto” (Job 16:19).

 

Job sabía que Dios era su defensor, su gran defensor. E incluso en sus momentos de duda y prueba, continuamente alababa a Dios. Confiaba en el carácter de Dios y sabía que Él lo libraría, defendería y abogaría por él.

 

Desde los días de Job, nada ha cambiado sobre el carácter de Dios. Envió a Su perfecto hijo Jesús a la tierra para morir una muerte horrible y ser resucitado con poder y plenitud de vida en Sus manos. Jesús ha pasado por todo lo que nosotros pasaremos, y se compadece de nosotros en nuestra debilidad.

 

“Porque no tenemos un sumo sacerdote incapaz de compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que ha sido tentado en todo de la misma manera que nosotros, aunque sin pecado. Acerquémonos, pues, con confianza al trono de la gracia para recibir misericordia y hallar la gracia que nos ayude en el momento que más la necesitemos” (Hebreos 4:15-16).

 

Aún más, Él dejó al Espíritu Santo aquí con nosotros como ayudante y defensor nuestro.

“Y yo le pediré al Padre, y él les dará otro Defensor para que los acompañe siempre—” (Juan 14:16).

 

Podemos descansar sabiendo que las pruebas son solo temporales. Que el sufrimiento no durará para siempre, pero que Dios está con nosotros. Él abogará por nosotros, y Él será nuestro gran defensor (Salmo 18). ¡Qué grande es confiar y poner toda nuestra esperanza en el Padre Celestial de esta manera!

 

Oremos: Dios, sé que Tú eres mi gran defensor. Confío en Ti. Gracias por enviar a Tu hijo Jesús a morir por mí y ser resucitado para que yo pueda tener vida en abundancia. ¡Declaro el poder milagroso de Su sangre sobre mi vida! Que pueda ver Tu poder salvador en mi vida durante cada prueba que enfrente. ¡Te adoro!

Escrito por MARISSA NORDLUM



¿Puede Dios cambiar tu vida?
 

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Devocionales

Hace unos días, revisé los mensajes de los espectadores de Superlibro a través de nuestras plataformas de redes sociales. Como es muy común, la gente a menudo nos escribe en busca de una palabra reconfortante de aliento u oración. Sin embargo, esta vez, me encontré con una nota que tocó profundamente mi corazón, y me sentí obligada a detener mi trabajo y orar al Señor.

 

Con el corazón roto y confundida, expresé mi pregunta al Señor: “¿Cómo es posible que haya hermanos en Cristo pasando por situaciones tan difíciles?” Permanecí en silencio hasta que Dios trajo a mi mente las palabras de Pablo y Bernabé a los discípulos de Listra, Iconio y Antioquía:

“Es necesario pasar por muchas tribulaciones para entrar en el reino de Dios.” Hechos 14:22

 

Entonces, abrí mi Biblia y leí todo el capítulo. El autor del libro de Hechos relata la persecución que enfrentan Pablo y Bernabé por predicar el evangelio. Sin embargo, en los últimos versículos, enfatiza que, a pesar de estas dificultades, deben continuar con su misión de entrenar y exhortar a los discípulos de Jesús y perseverar en su fe a pesar de las pruebas. Dios usó esta historia de Su Palabra para traer convicción a mi corazón y enseñarme que Él usa las dificultades para hacer evidente Su obra en nosotros y prepararnos para el día en que nuestro Señor Jesús regrese. Después de aprender esta valiosa lección, respondí a la escritora para animarla a perseverar en su camino de fe, a darse cuenta de que el Señor está obrando en su vida, incluso en situaciones dolorosas, y le compartí sobre el don de la dificultad.

 

Muchos cristianos han sido enseñados que las tribulaciones no son para los hijos de Dios, sin darse cuenta del lugar significativo que el sufrimiento tiene como parte del plan de Dios para usar nuestras vidas. Por el contrario, el sufrimiento es un don que construye nuestro carácter y nos obliga a depender de Él, lo que en última instancia glorifica a Jesús.

 

Es típico que estas situaciones nos confundan por un momento, y hasta exijamos respuestas como lo hizo Job con el Señor (Job 13:3). Sin embargo, este don no escapa de la voluntad de Dios, sino que lo que lo hace aún más hermoso es que Él prometió estar allí con nosotros en cada proceso difícil que enfrentamos. La sombra de Sus alas es el mejor lugar para entender que Él es soberano y gobierna todo lo que sucede en nuestras vidas, y esta es nuestra esperanza en tiempos de problemas.

 

Si tú también estás enfrentando un momento difícil, te invito a orar y pedir a Dios dirección para que puedas entender lo que Él está formando en tu carácter a través de tus circunstancias difíciles. Y, como dice David en el Salmo 57:1, “Me refugiaré a la sombra de tus alas hasta que haya pasado el peligro.”

 

Descansa en Su soberanía y anímate en medio del dolor porque Él es fiel en perfeccionarte hasta el día de Su regreso.

Escrito por FABIOLA ROJAS PÉREZ



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Devocionales

“Porque Él hiere, pero venda la herida; golpea, pero trae alivio”.  Job 5:18 (NVI) 


Mi padre cogió el largo y delgado bisturí del mostrador, sacó lentamente la navaja afilada y la dirigió hacia mi mano. Tiré con fuerza, mis venas palpitaban, pero no me soltó.
 

 

Miró fijamente a mis ojos y dijo: -“Tienes que permanecer inmóvil. Todo pasará en un minuto”. 


Clavé mis uñas en su piel, tratando desesperadamente de hacer palanca con el puño abierto de mi mano libre. Sin embargo, sus dedos eran como de hierro. A medida que su hoja afilada y fría atravesó mi piel, grité y me tiré en el suelo. La sangre brotaba en mi muñeca. Soltó mi mano.
 


– “Hubiera sido mucho menos doloroso, si te hubieras mantenido tranquilo y hubieses confiado en mi”, me respondió.
 


Él estaba en lo correcto. Mi papá era un cirujano, había salvado muchas vidas y curado muchas heridas… mucho peores que la mía. De hecho, papá tenía razón en muchas cosas que siempre me decía.
 


Todo mi dolor y el sufrimiento por la herida que él estaba curando pudieron haberse evitado si yo hubiera simplemente confiado y obedecido.
 


En la vida, todos actuamos así en muchos momentos; de hecho, cuando no confiamos y obedecemos las advertencias de nuestro Padre Celestial, nos arriesgamos a sufrir más de lo necesario.
 


Él nunca nos dañará, y cuando deba cortar algo aún en nuestro corazón y nuestra vida, sabrá sanar las heridas.
 


Oración
 

Señor, enséñame a confiar en ti. Ayúdame para que la duda y la desesperación no se alojen en mi vida y me lleven a decisiones equivocadas. En el nombre de Jesús, amén. 


Escrito por Kathy Thomas, para CBN.
 


 

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Devocionales

Recientemente, el mundo entero comenzó a recuperarse de las repercusiones de una pandemia que tuvo profundas consecuencias en nuestra sociedad. En lugar de escuchar situaciones esperanzadoras, nos enfrentamos a rumores de recesión económica y condiciones de guerra en áreas estratégicas que no solo generan profundos daños a las naciones involucradas y sus vecinos más cercanos, sino que sus secuelas se expanden internacionalmente.

 

Todo esto parece coincidir perfectamente con lo que nos anuncia la Biblia en Apocalipsis 6, donde habla de la ausencia de paz, epidemias, hambrunas y hasta el aumento acelerado de los precios que cabría esperar en los últimos tiempos. El capítulo concluye con unos versos que aclaran que ni la riqueza, el poderío militar ni la influencia social pueden ser suficientes para “ganar” en estas situaciones.

 

“Entonces los reyes de la tierra, los príncipes, los generales, los ricos, los poderosos y todos los demás, así esclavos como libres, se escondieron en cuevas y entre las rocas de las montañas. Gritaron a las montañas y las rocas: “¡Caed sobre nosotros y escondednos del rostro de aquel que está sentado en el trono y de la ira del Cordero! porque ha llegado el gran día de su ira, y ¿quién podrá resistirlo? Apocalipsis 6:15-17 NVI.

 

Ante esto, es natural cuestionarnos sobre dónde encontrar esperanza y cómo transmitirla a otros que sufren. Si bien las condiciones de este mundo no parecen mejorar, no siempre podemos prometer a quienes enfrentan las crisis más complejas que sus condiciones pronto serán diferentes.

 

Sin embargo, considerando que nuestro papel en este mundo seguirá siendo el de llevar luz en medio de las tinieblas, no podemos desistir en la tarea de llevar esperanza a los demás. Debemos reenfocar nuestros esfuerzos para llevar a los que sufren a una verdad que pueda llenar sus corazones de paz y generar confianza para un futuro mejor.

 

Junto a un equipo internacional de Operación Bendición, he tenido la oportunidad de formar parte de proyectos recientes en la zona fronteriza entre Polonia y Ucrania, que brindan ayuda a los más afectados por la guerra. Es precisamente en estos escenarios que nos damos cuenta de que nuestra esperanza no puede descansar en cosas temporales. Las cosas temporales pueden desaparecer fácilmente ante sus ojos, ya que millones de ucranianos hoy en día han visto desaparecer sus trabajos estables, sus hogares, sus familias o incluso sus sueños.

 

El libro de Romanos, en el capítulo 8, nos recuerda que el sufrimiento es parte de este mundo, y que incluso Jesús sufrió durante su paso por esta Tierra; pero al mismo tiempo nos llena de esperanza al recordarnos cuál es su promesa para los que ponen su confianza en Él.

 

“Ahora bien, si somos hijos, entonces somos herederos: herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que participamos de sus sufrimientos para que también podamos participar de su gloria”. Romanos 8:17-18 NVI.

 

Si estás viviendo una temporada de profundo dolor y sufrimiento es la realidad diaria en la que vives, te recuerdo que estos escenarios son una oportunidad perfecta para acercarte a Jesús y conocerlo de una manera más personal. Él comprende perfectamente tu dolor, te acompañará en tu sufrimiento y es el único que puede darte acceso a la verdad de un futuro mejor, la vida eterna con él.


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Biografía del autor: Daniel Castro Jiménez

Coordinador de Ayuda Humanitaria de la Operación Bendición Costa Rica y Gerente temporal del almacén de Przemyśl en Polonia con el equipo internacional de socorro en casos de desastre de la Operación Bendición. Ha estado trabajando con Operación Bendición durante 4 años en el desarrollo de programas de ayuda humanitaria en Costa Rica y brindando apoyo al equipo internacional de desastres. Daniel nació en Costa Rica y es el menor de 4 hermanos. Le gustan las actividades al aire libre y el aire libre. Actualmente, vive en Polonia desde hace más de 6 meses, como parte de las actividades de socorro en la crisis provocada por la guerra en Ucrania.

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