Your address will show here +12 34 56 78
Devocionales

El nuevo año comenzó con tantas promesas, que nunca esperé que los siguientes meses de mi vida estuvieran ensombrecidos por el miedo y la duda. Para combatir esta indescriptible tristeza, recurrí a mi maestro de estudio bíblico, me aferré a versículos específicos, busqué consejos de compañeros y oré, pero no podía deshacerme de este pesado manto de oscuridad. Me sentía como Job en la Biblia, quien había disfrutado de la vida hasta que un período de profunda angustia lo llevó a cuestionar todo lo que sabía sobre Dios. Tal vez puedas relacionarte con él cuando clamó: “Voy hacia el oriente, pero él no está allí; voy hacia el occidente, pero no puedo encontrarlo. No lo veo en el norte, porque está escondido; miro al sur, pero él está oculto.  »Sin embargo, él sabe a dónde yo voy; y cuando me ponga a prueba, saldré tan puro como el oro.” (Job 23:8-10 NTV).

 

Mi fe comenzó a tambalearse hasta que una noche me encontré absorto en las páginas de una novela ambientada en la era de la Regencia. La historia describía a un humilde tejedor que se enamoró de una mujer muy por encima de su clase. Su padre, un duque, había perdido la fortuna de la familia en el juego, y su única esperanza era casar a su hija con un caballero adinerado. Lo que nadie sabía era que este comerciante hecho a sí mismo era un huérfano que había trabajado hasta alcanzar una considerable riqueza. Decidido a casarse con la chica de sus sueños, el trabajador de la fábrica ofreció al duque 75,000 libras para hacerla suya. Aunque su sincera propuesta parecía más una transacción monetaria, el hombre no era más que paciente y amable con su heroína rebelde, quien aceptó a regañadientes su oferta para evitar un puesto como institutriz o compañera de una dama.

 

Me impactó que 75,000 libras era una suma extravagante de dinero en ese entonces, y admiré cómo el héroe estaba decidido a salvar a su amor de la pobreza. En ese momento, me di cuenta de que Jesús pagó más de 75,000 libras por mi corazón: me ofreció Su vida. Pasé el resto de la noche recibiendo, en lugar de ganando, Su amor incondicional. Durante años, había creído que Dios estaba enojado o decepcionado conmigo por mi incapacidad para agradar a mi padre terrenal, pero ese sentimiento finalmente se había desvanecido. Mi corazón, que creo que se había purificado a través de meses de prueba, se volvió más ligero que una pluma. Al igual que el Grinch del Dr. Seuss, mi corazón—mi fe—creció tres veces ese día. El Evangelio ya no era un hecho histórico sino una revelación personal. Por primera vez en mi vida, me sentí completamente pleno y totalmente seguro en el amor del Salvador.

 

¿Estás en una temporada silenciosa de la vida? ¿Alguna vez has estado atrapado por circunstancias y no entendías por qué? Confía en Dios, incluso cuando no percibas una forma de avanzar. A medida que perseveras, saldrás como el oro, sabiendo que Él nunca nos deja ni nos abandona.

 

Ora conmigo: Querido Señor, gracias por no darnos por vencidos, incluso cuando parece que nosotros nos hemos rendido contigo. Aunque Tu amor por nosotros es más de lo que podemos comprender, ayúdanos a darnos cuenta de que es mucho mayor que cualquier cosa en esta tierra. Gracias por no dejarnos donde estamos, y por favor refínanos como el oro para que podamos ser todo lo que Tú quieres que seamos. En Tu glorioso nombre, amén.

Escrito por KELLIN GIBSON


 

¿Puede Dios cambiar tu vida? 

Dios ha hecho posible que lo conozcas y experimentes un cambio asombroso en tu propia vida. Descubre cómo puedes encontrar la paz con Dios. También puedes enviarnos tus peticiones de oración. 

Alentamos a los usuarios que deseen comentar sobre nuestro material a hacerlo a través de nuestra página de Facebook de CBN. 

0

Devocionales

 “De cierto te bendeciré con abundancia y te multiplicaré grandemente. Y habiendo esperado con paciencia, alcanzó la promesa” Hebreos 6:14-15


Dios cumplió la promesa en la vida de Abraham, que tenía que ver con su descendencia, sin embargo, no ocurrió al siguiente día, mes o año, fue un gran periodo de pruebas y de mucha paciencia.

 

La promesa es una palabra de aliento que Dios tiene para ti en momentos de angustia. Él quiere darte abundancia en tiempo de sequía, pero para ello, requieres de la fe. Cuando crees en la promesa que el Señor te da, llenas tu corazón de esperanza.

 

¿Te has preguntado por que Dios te da una promesa y espera que creas en ella?

 

El Señor quiere que descanses en Él, y que le dejes todo en sus manos. Además, Dios tiene el control del tiempo, y Él hará según su propósito y del plan perfecto que tiene para tu vida.

 

Dios habló y Abraham confió y creyó. Lo mismo debes hacer tú, creer que su promesa se cumplirá en tu vida. Cuando le crees al Señor, su poder empieza actuar para dar vida a aquello que has creído. Realmente eso le agrada a Dios.

 

El Señor seguirá extendiendo su mano para crear, si continuamente confías en su gran poder. Así tus promesas se harán realidad.

 

Algunos momentos de tu vida serán frustrantes, y pensarás que nadie más te entenderá. Pero recuerda que Dios tiene el control de todo, y a los que aman a Dios todas las cosas les ayudan a bien (Romanos 8:28).

 

 La voluntad de Dios es que por la fe y la paciencia alcances lo prometido. Recuerda confiar y descansar en el Señor, Él ya tiene un plan perfecto para tu vida, tal vez hoy no lo entiendas, pero a su tiempo lo comprenderás todo.

 

Oración

Padre, gracias por tu perfecta voluntad y por tus promesas para mi vida. Ayúdame permanecer firme y a entender que tu plan es perfecto. Dame paciencia, porque sé que Tú vas a actuar en el momento indicado, en el nombre de Jesús amén. 

 


 

¿Puede Dios cambiar tu vida? 

Dios ha hecho posible que lo conozcas y experimentes un cambio asombroso en tu propia vida. Descubre cómo puedes encontrar la paz con Dios. También puedes enviarnos tus peticiones de oración. 

Alentamos a los usuarios que deseen comentar sobre nuestro material a hacerlo a través de nuestra página de Facebook de CBN. 

0

Devocionales

“…al que ordenare su camino, le mostraré la salvación de Dios”. Salmo 50:23

No hay nada tan emocionante como un nuevo comienzo. Existe un “qué se yo” sobre iniciar un capítulo de la vida. Se siente tan bien, cuando podemos disfrutar la anticipación de empezar con algo nuevo.

Sí, todo está bien y la vida es buena… hasta el momento en que nos percatamos que… “¡Espere un minuto! Eso me parece muy familiar. ¿Ya estuve aquí antes? De hecho, reconozco este lugar. Definitivamente, esas son mis pisadas en este camino familiar. ¿Cómo así? Estoy de regreso en el sitio donde comencé. ¡No lo puedo creer! ¡He dado vueltas una y otra vez!”

Recientemente tuve un encuentro así. Mi amigo, Jesús, me mostró cómo estaba actuando. Entendí cómo inocentemente había adquirido el mal hábito de “engancharme” de algo y siempre querer empezar otra vez. Esa era la respuesta a mis problemas. Seguía cayendo en la trampa de decirme a mí misma que podría empezar de nuevo mañana, o mejor aún, el próximo lunes. Esto se había convertido en mi canción lema.

Una vez escuché a un hombre respetado predicar sobre “La palabra más peligrosa del universo”. Presté atención con enormes deseos de conocer cuál era esa palabra. ¡Era “mañana”! ¿Cómo así? Él explicó cómo podemos discretamente posponer hacer la voluntad de Dios en nuestras vidas con un “inocente” pensamiento de que mañana será otro día, en lugar de ser obedientes hoy mismo.

Ese fue un momento clave, donde tuve que arrepentirme sinceramente. Entonces, oré entregándole mi vida a quien me ama lo suficiente para corregir mis pasos.

Tu oración

Señor, sé que eres muy bueno y me tienes mucha paciencia. Perdona mi pecado, mi desobediencia y mis malas actitudes. Muéstrame tu misericordia y permite que haya paz en mi corazón. En el nombre de Jesús. Amén.

Missey Butler escritora invitada para CBN

0