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Devocionales

Proverbios 3: 18 “La sabiduría es un árbol de vida a los que la abrazan; felices son los que se aferran a ella.” NTV
 

El viento soplaba fuerte en el vagón de la camioneta, íbamos mi hermano Eduardo y yo rumbo a la hacienda de mi tío Alfredo, ese verano inolvidable, ya se podía sentir ese olor característico del campo. 


Llegamos en la tarde e inmediatamente fuimos a ver los caballos y dimos una vuelta cerca de la casa, al regresar oímos a mi tía Judith llamarnos: ¡Javier, Eduardo a comer!
 


Antes de que anochezca mis tíos nos llamaron a la sala para orar y leer una porción de la Biblia antes de irnos a dormir, en el campo se duerme temprano.
 


Los pajaritos cantaban y se empezó a oír ruido en la cocina y un olor intenso a café cuando nos despertamos, nos vestimos y bajamos corriendo esas escaleras rumbo al comedor, qué día tan lindo, dijimos vamos a ir a recoger unos mangos en ese árbol de la entrada, y mi tía dijo que estaba bien, pero con cuidado, desayunamos y nos fuimos.
 


Observamos el árbol y nos sorprendió la cantidad de mangos que tenía, eran grandes y decidimos apoyarnos para poder subir, cuando lo estábamos haciendo vimos unos nidos de pajaritos en unas ramas y pensamos vamos a tener cuidado para no lastimarlos, pero en un descuido nos resbalamos y fuimos a parar al suelo.
 


Mi tío nos había visto y se acercó y dijo ¿Saben que cada árbol tiene su historia? Y dijimos ¿y el de mango también? Y el dijo: si, porque de cada uno de ellos podemos aprender.
 


¿Vieron que hay nidos de pajaritos? Si contestamos – Y también tiene mucha fruta. Así es.
 


Pues “la sabiduría es un árbol de vida a los que la abrazan; felices son los que se aferran a ella” si ustedes quieren el fruto de ese árbol tienen que abrazarlo y aferrarse a él para que puedan tomar de sus frutos, yo les ayudaré, inmediatamente tomó a uno de nosotros en sus hombros y nos colocó en el árbol nos abrazamos fuertemente y empezamos a quitar los mangos con cuidado, fueron los mangos más ricos que comimos y la lección más hermosa que no olvidamos.
 


Oración:
Padre Celestial ayúdame a tener la sabiduría en mi vida para que pueda disfrutar de la felicidad que me prometes, en el nombre de Jesús, amén. 


Escrito por Dra. Amara de Benites para CBN
 

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Devocionales
“…¡Dichoso el que confía en el Señor!” Proverbios 16:20 (NVI).

Tenía sentimientos encontrados sobre visitar a mi madre. Tenía 93 años y no me había reconocido durante años, parecía que no escuchaba lo que decía y era muy difícil conversar con ella. Oraba silenciosamente para que Dios nos permitiera conectarnos de alguna forma, que pudiera serle de bendición.

Mi mamá, quien padece de Alzheimer, quedaba como si nada al vernos. Quería preguntarle a mi esposo si el viaje de seis horas había valido la pena, cuando recordé una pregunta que yo había hecho tiempo atrás. “Mamá, ¿eres feliz?” le pregunté. Luego de una gran pausa respondió: “No lo he considerado. ¿Qué se necesita para estar feliz?”

“Supongo que la felicidad significa estar contenta”, dije. Aún sin mostrar ninguna emoción, ella contestó: “Sí, se puede decir que tengo contentamiento”.

El Señor respondió a mi oración, me dejó conectarme con mi madre. También Él me habló por medio de ella. ¿Qué se necesita para ser feliz?

Pasamos mucho tiempo y energía buscando la felicidad, como si nos la deben. Incluso los adultos toman grandes decisiones con el fin de ser felices. Pero, ¿cuántos realmente consideramos qué se necesita para ser feliz?

Muchas veces buscamos nuestra felicidad en cosas que dicta la sociedad: posesiones, éxito, prestigio o diversión (comida, inmoralidad, drogas, etc.). Buscamos en cosas temporales.

¿Qué dice Dios sobre la felicidad? Tanto en el Antiguo, como en el Nuevo Testamento, se traduce muchas veces la palabra felicidad con “bendecido”, “dichoso” o “bienaventurado”; en otras palabras, la felicidad genuina viene de la mano de Dios.

Muchos versículos muestran una perspectiva distinta de la autofelicidad que buscamos, por ejemplo:

“¡Cuán dichoso es el hombre a quien Dios corrige!” – Job 5:17 “

¡Dichoso el que se compadece de los pobres!” – Proverbios 14:21

“¡Dichosos los que son obedientes a la ley!” – Proverbios 29:18

“En verdad, consideramos dichosos a los que perseveran…” – Santiago 5:11

“Dichosos ustedes si los insultan por causa del nombre de Cristo.” – 1° Pedro 4:14

No sé si mi mamá fue bendecida con mi visita, pero yo sí. “¡Dichoso el que confía en el Señor!” (Proverbios 16:20).

Oración
Señor, gracias por enseñarme a ser feliz y a medir lo que puede hacerme dichoso con otros parámetros que no siempre la gente toma en cuenta. Amén.

Escrito por Kay Camenisch. Escritora invitada
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