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Devocionales

La mayoría de nosotros hemos sentido desánimo en algún momento de nuestra vida. Cuando continúa el desánimo, surge la depresión y nos hundimos en el abatimiento. Pero a veces la sola presencia de un amigo que está dispuesto a escuchar puede levantarnos. Dios es un gran amigo y siempre está dispuesto a escuchar cuando lo llamamos. 

  

VERSÍCULOS DEL DÍA 

El Señor es un refugio para los oprimidos, un refugio en tiempos de angustia. En ti confían los que conocen tu nombre, porque tú, oh Señor, nunca has abandonado a nadie que te busque. Salmo 9:9-10 

  

“Yo sé los planes que tengo para ti”, dice el Señor. Son planes de bien y no de calamidad, para daros un futuro y una esperanza. En esos días cuando ores, te escucharé. Si me buscas con seriedad, me encontrarás cuando me busques. seré hallado por vosotros, dice el Señor. Jeremías 29:11-14 

  

Tenemos un gran Sumo Sacerdote que se ha ido al cielo, Jesús el Hijo de Dios. Aferrémonos a él y nunca dejemos de confiar en él. Este Sumo Sacerdote nuestro comprende nuestras debilidades, porque enfrentó todas las mismas tentaciones que nosotros, pero no pecó. Así que acerquémonos confiadamente al trono de nuestro Dios misericordioso. Allí recibiremos su misericordia y encontraremos la gracia para ayudarnos cuando la necesitemos. Hebreos 4:14-16 

  

PROMESA DE DIOS  

Jesús dijo: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros. Dejadme que os enseñe, porque soy humilde y manso, y hallaréis descanso para vuestras almas, porque mi yugo es perfecto, y la carga que os doy es ligera. Mateo 11:28-30 

  

PUNTO DE ACCIÓN 

¡Qué amigo tenemos en Jesús! Tómate un tiempo hoy para decirle lo que te desanima. El cambiará tu pesada carga por verdadero descanso y paz para tu alma. Si tienes preguntas acerca de cómo conocer a Jesús y tener paz, escribe un mensaje privado en nuestras redes sociales o visita: https://www.cbnlatino.com/hablemos 

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Devocionales

“Como el siervo brama por las corrientes de las aguas, así clama por ti, oh Dios, el alma mía”. Salmo 42:1 (RV60)


A veces nos sentimos igual que el salmista, viviendo una sequía espiritual, donde las circunstancias nos han hecho desfallecer, a tal punto que nos sentimos desalentados, deprimidos y sedientos de la presencia de Dios.


El Salmo 42 nos enseña, a través del Espíritu Santo, a anhelar más de Dios, como el siervo que brama sediento por las corrientes de las aguas, que tiene que buscarlas con desesperación porque necesita subsistir y calmar su sed.


Un buen consejo, según leemos, es hablarle al alma, vs.5: “¿Porqué te abates, oh alma mía, ¿y te turbas dentro de mí? Espera en Dios, porque aún he de alabarle, salvación mía y Dios mío”.


Observemos dos cosas: Primero el salmista reconoció ante Dios su gran necesidad: Dios mío, mi alma está abatida en mí, vs.6 y entonces, le ordena al alma alabar y le recuerda la fidelidad de Dios en tiempos pasados cuando rebozaba de paz y alegría. Ahora se encuentra pasando un período donde ha perdido el gozo de la salvación.


Hay algo muy ejemplar del salmista para nosotros y es que, a pesar de su abatimiento tiene su esperanza puesta en Dios porque confía que es el único que tiene poder para sacarlo de esa situación. El enemigo también se aprovechó de su desaliento. Afortunadamente reacciona a tiempo: “¿Por qué andaré enlutado por la opresión del enemigo?” Y reconoce que es la alabanza a Dios lo único que le va a dar la victoria.


Es necesario que siempre busquemos el consejo de la Palabra para que, cuando estemos pasando circunstancias similares, apliquemos este principio de ordenar a nuestra alma que: “Alabe a Dios”, y experimentemos sus resultados.


Oración

¡Alma mía, alaba al Señor, y no te olvides de ninguno de sus beneficios! Salmo 103:2

Escrito por: Angelina Gómez Corrales

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