Devocionales
Carpintero
“¿No es este el carpintero, hijo de María, hermano de Jacobo, de José, de Judas y de Simón? ¿No están también aquí con nosotros sus hermanas? Y se escandalizaban de él.” (Marcos 6:3 versión Reina Valera)
Cuando Jesús comenzó su ministerio fue difícil que su familia y amigos le vieran como más que un carpintero. En aquel entonces, decir “Jesús el Rabí” no era un asunto fácil de acostumbrarse. Sin embargo, en la actualidad necesitamos descubrir que la ocupación terrenal de Jesús como carpintero fue la preparación perfecta para su ministerio. Él pasaría los siguientes tres años trabajando con gente destrozada.
“Los sanos no tienen necesidad de médico, sino los enfermos. No he venido a llamar a justos, sino a pecadores”, dijo Jesús (San Marcos 2:17).
Todos vivimos en medio de las consecuencias del pecado directa o indirectamente. La vida nos trae dolor y sufrimiento y cada uno de nosotros ha experimentado tener el corazón roto. A veces por una relación fracasada, una oportunidad perdida o la muerte de un ser querido, tener el corazón destrozado es algo que nos sucede a todos.
“Porque no quieres sacrificio, que yo lo daría; no quieres holocausto. Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado; al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios.” (Salmos 51:16-17)
Dios no hace rodeos. Él señala cada lugar en donde el pecado nos ha devorado y destruido. Él inspecciona cuidadosamente las áreas que hemos intentado reparar por nosotros mismos y por supuesto hemos fallado. Él desensambla el corazón para reconstruirlo, hacerlo mejor y más fuerte que antes. En cuanto lo cumple, Él da cuentas de cada detalle, hasta el último clavo. Él hace obras completas.
La Biblia no nos dice si Jesús trabajó en la carpintería cuando comenzó su ministerio. Sin embargo, Él pasó la mayoría de sus años terrenales y toda la eternidad reparando las ruinas de la humanidad.
Oración
Señor, entra en la “zona de desastres” mi corazón dolido y golpeado y trabaja ahí, donde más lo necesito. Revela tu artesanía y has una obra especial en mi para reconstruirme de nuevo. En el nombre de Jesús, amén.
Escrito por Jennifer E. Jones, para CBN