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Devocionales

Proverbios 4: 25 “Mira hacia adelante y fija los ojos en lo que está frente a ti.” NTV


Los entrenamientos eran extenuantes, David estaba agotado, pero tenía que seguir, la competencia cada vez estaba más cerca y el tiempo se estaba terminando.

 

La alimentación era estricta y no tenía oportunidad para salir a divertirse porque las rutinas empezaban temprano y terminaban al caer la tarde.


Esa noche en su habitación pensaba cuántos años había estado siendo entrenado para ser un campeón, y ahora que estaba cerca, estaba nervioso y se acordaba de las veces que había fracasado en el pasado y no podía dormir.


En los vestidores los atletas estaban emocionados, el gran día había llegado, la competencia iba a ser transmitida por televisión y todo estaba listo.


David inclinó su cabeza y de lo profundo de su corazón clamó a Dios y le pidió que le diera fortaleza y que lo sostuviera hasta el final concediéndole la victoria.


Salieron a recorrer por las calles de Brasil en las famosas carreras de San Silvestre, el calor era sofocante, se veían cientos de atletas de diferentes países esforzándose cada metro que recorrían, esa ruta parecía interminable, había un anhelo de avanzar y a veces parecía que se quedaba rezagado, pero nuevamente remontaba y se colocaba entre los primeros, la competencia era feroz, el corazón latía fuertemente y la sed era intensa siendo calmada cada cierto tiempo.


Los músculos empezaron a doler, las piernas se acalambraban, solo tres estaban a la cabeza, uno de ellos David, en su mente recordaba que tenía que mirar hacia adelante y fijar los ojos en lo que estaba frente a él, no había espacio para la derrota, su mirada buscaba en el último tramo la banderola final, y al verla a lo lejos, tomó impulso e ingresó en el Coliseo donde le esperaban los honores a su esfuerzo y sacrificio.

“Todo campeón no se detiene en la derrota sino que se impulsa a la Victoria.”


Oración:
 Padre Celestial te pido no dejes que me dé por vencida, sino dame la fortaleza para ponerme de pie y ver lo que tengo hacia adelante contigo, en el nombre de Jesús, amén.

 


 

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