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Devocionales

“…Antes bien, como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que Dios ha preparado para los que le aman…” 1 Corintios 2:9.

Todo comienza como una historia de amor. Un joven valeroso que emprende una difícil conquista teniendo como meta una recompensa, una mujer…

 

Que historia tan diferente a las historias de amor a las que estamos acostumbrados. Acsa, literalmente fue ganada como un trofeo. Otoniel, el primer juez importante del pueblo de Israel fue el ganador. Ahora en su nuevo rol se percata que la dote que su esposo recibió no fue tan bueno, ya que eran tierras otorgadas como dote situadas en el Neguev, una región desértica del Sur de Israel, así que presurosa acude con Caleb, su padre, a pedirle que le conceda nuevas tierras; es decir, unas tierras para labrar. (Josué 15:18)


A primera vista toda esta historia es un torbellino de luchas, dotes y visiones, pero también podemos encontrar tres grandes enseñanzas:


La primera es esencialmente para los solteros: podrán encontrar el amor en lugares inesperados, pero tienen que dejar que Dios le muestre su voluntad. Además, como dice mi pastor, “Dios tiene mejor gusto que yo”.


La segunda: No importa la situación que estemos viviendo o la circunstancia que nos abrume, si dejamos que Dios tenga el control, siempre saldremos bendecidos. (Romanos 8:28)


La tercera, pero no por eso la menos importante: Si nuestra vida espiritual, familiar o congregacional se está secando, ¡acudamos a nuestro Padre Celestial para que nos dote de mejores tierras!


Ojo, hablamos de que nos dote de mejores tierras, no que cambie nuestra vida por la vida de nuestro vecino, ya que no sabes todo lo que él tuvo que atravesar para llegar hasta donde está; le debemos pedir que nos dé un trabajo para obtener provisión, que nos dé salud para cumplir con nuestros compromisos sin impedimentos, amor para dar y recibir, compasión por la gente que está perdida y que no sabe que puede acudir con un Padre Celestial. (Efesios 1:3)


Debemos de ser responsables con nuestros deseos y con nuestras oraciones, si Dios nos concede tierras para labrar y no lo hacemos, estas se van a erosionar.


El labrador tiene que hacer su parte y Dios dará crecimiento, no nos conformemos con ver, labremos, Dios estará con nosotros hasta el fin del mundo. (Mateo 28:18-20)


Oración:

Señor, sé que puedes darme todo lo que pida y aún todo lo que tu quieras. Enséñame a administrar bien lo que recibo, a esforzarme por lo que quiero y a depender siempre de ti. En el nombre de Jesús. Amén.

Escrito por Ana Paola Romero para CBN

 


 

¿Puede Dios cambiar tu vida? 

Dios ha hecho posible que lo conozcas y experimentes un cambio asombroso en tu propia vida. Descubre cómo puedes encontrar la paz con Dios. También puedes enviarnos tus peticiones de oración. 

Alentamos a los usuarios que deseen comentar sobre nuestro material a hacerlo a través de nuestra página de Facebook de CBN. 

 

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Devocionales

“Cuando hubo tomado el libro, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron delante del Cordero. Todos tenían arpas y copas de oro llenas de incienso, que son las oraciones de los santos”, Apocalipsis 5:8. 

 

Piensa por un momento en algo que te guste oler. ¿Será un pastel recién horneado, el aroma del café, o quizás el olor del césped recién cortado? Cada uno puede identificar olores que nos dan gusto. 

  

¿Alguna vez has considerado que hay un aroma que agrada a Dios? Leamos la Biblia y veamos lo que encontramos ahí. 

 

En Éxodo 30 nos habla sobre un altar dorado y el incienso que se quemaba sobre él. En este altar, Aarón debía quemar el fragante incienso diariamente. Al final del versículo 35 dice: “un incienso perfumado, bien mezclado, puro y santo”. Este debía ser considerado santo para el Señor y usado sólo para este propósito. La palabra hebrea para el perfume es “getoreth”, y significa incienso o perfume, pero también “dulce humo de sacrificio”. 


Apocalipsis 5:8 nos dice el significado del incienso: “Cuando hubo tomado el libro, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron delante del Cordero. Todos tenían arpas y copas de oro llenas de incienso, que son las oraciones de los santos”. Entonces, el incienso que quemaba Aarón continuamente señalaba las oraciones que ofrecemos a Dios. Nuestras oraciones, como el incienso deben ser bien mezcladas, puras y santas. Son el humo dulce del sacrificio y es aroma agradable a Dios.
 

 

Nuestras oraciones siempre deben ser ofrecidas con un sentido de reverencia y asombro ante Dios. Deben ser puras y venir del corazón que anhela agradarle y seguir sus mandamientos. Muchas veces serán un sacrificio, en especial cuando oramos de acuerdo con la voluntad de Dios en lugar de nuestros propósitos. 


Nuestras oraciones sirven para llevar nuestra propia voluntad a la del Padre. Cuando lo hacemos glorificando a Jesús y buscando los caminos del Padre, son un incienso fragante para el Señor.
 

 

Oración 

Señor, que mi oración llegue delante de tu presencia como un incienso de olor fragante, santo y agradable a ti. En el nombre de Jesús. Amén. 

Escrito por Leah Adams. Escritora invitada 

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