Devocionales
“Dios, te doy gracias porque no soy como los otros hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni aun como este publicano…” Lucas 18:11Â
 Â
Eran las siete de la mañana y lo pasé cuando iba camino al trabajo. Casi dije en voz alta: “Gracias Señor que no soy como ese hombre”. Estaba agradecido que no era acosado por el alcohol, como él parecÃa estarlo.Â
 Â
Mientras daba clases ese dÃa, no podÃa concentrarme. Aquel hombre seguÃa en mi mente y me preguntaba: ¿Debà detenerme y ofrecerle transporte hacia su casa? ¿HabrÃa hecho una diferencia un par de minutos?Â
 Â
Me sentÃa miserable. No podÃa almorzar. Pasé orando todo el dÃa para que mi actitud no fuera como la del fariseo que dijo: “Dios te doy gracias porque no soy como los otros hombres: ladrones, injustos, adúlteros, ni aún como este publicano” (Lucas 18:11). Luché con la similitud entre nosotros.Â
 Â
Cuando regresaba a casa esa tarde y pasé por el lugar donde ese hombre habÃa estado, me detuve y en mi mente podÃa verlo caminando desequilibradamente. Sentà tanta culpa. Él debió haber sabido que no tenÃa que tomar tanto. Mis ojos estaban fijos sobre la acera vacÃa, imaginaba la escena como si fuera una pelÃcula y querÃa decirle al Señor que editara esta escena del filme.Â
 Â
¿Si hubiera parado a ayudarle? Tal vez me habrÃa visto un colega y tendrÃa vergüenza. Recordé entonces la historia bÃblica del hombre que fue robado y dejado por muerto y que el sacerdote y el levita no se detuvieron a ayudarle (Lucas 10:30-37).Â
 Â
Esa mañana perdà una oportunidad de mostrar compasión y convertirme en los brazos de Jesús para alguien necesitado.Â
 Â
Traté de racionalizar que tenÃa compromisos por cumplir y que no tenÃa tiempo. Pero sabÃa la verdad: mi corazón indiferente no tuvo preocupación por un individuo necesitado. Ese dÃa decidà que no volverÃa a ocurrir. Fui fariseo por un dÃa y eso fue demasiado tiempo. Si no fuera por la misericordia de Dios, yo podrÃa haber sido ese hombre caÃdo en su propio hedor.Â
 Â
Oración:Â
Señor, no quiero caminar cada dÃa e ignorar lo que sucede a mi alrededor. No quiero tener un corazón indiferente para quienes tienen más necesidad. Perdóname si lo he sido y dame la capacidad para mostrar siempre que tu amor está en mÃ. En el nombre de Jesús. Amén.Â
Escrito por D. Leon PippinÂ