Devocionales
Nunca imaginé que me convertiría en anfitrión de CBN. Desde pequeño siempre fui muy tímido, además de un pequeño déficit de atención que me hacía estar más en las nubes que seguir el hilo de una conversación, me gustaba cantar, por eso cultivé ese sueño que a los 19 años me llevó a estar en los círculos de los medios.
Trabajé duro y, aunque podía cantar frente a miles de personas, mis habilidades sociales seguían siendo las mismas. Mi corazón parecía un barril sin fondo, y nada lo llenaba… hasta que conocí a Jesucristo. Finalmente pude experimentar la alegría que había buscado durante mucho tiempo. ¡Quería decirle al mundo entero que Jesucristo es real, que Él realmente existe!
Luego vino la invitación para formar parte de “Vive Más”, pero la idea de no poder hacerlo bien me aterrorizaba. Pensé que, si no podía seguir una conversación, ¡cómo podría entrevistar a alguien! Sin embargo, el maravilloso equipo de producción me abrazó y nunca se cansó de apoyarme. Es en este momento que este versículo adquiere un significado muy especial para mí.
“No nos cansemos de hacer el bien, porque a su debido tiempo cosecharemos si no nos damos por vencidos. Por lo tanto, siempre que tengamos la oportunidad, hagamos bien a todos, y en especial a los de la familia de la fe.” Gálatas 6:9,10 NVI.
Actualmente, el programa Vive Más tiene más de 4 años y Dios continúa desarrollando mis habilidades de comunicación para llevar su mensaje a través de él. Compartimos las maravillosas obras de Dios y vemos como las personas son rescatadas para el reino del Señor, día a día.
Pero algo completamente inesperado también sucedió durante mi viaje. ¡Ahora puedo mantener una conversación!
Dios me ha llevado con la música a lugares donde hay mucha gente que no conoce a Cristo, y mis nuevas habilidades de conversación me permiten compartir a Cristo dondequiera que Él me lleve. Entonces, debemos ir por todo el mundo y predicar el evangelio (Marcos 16:15-18).
Sembrar la palabra de Dios es sembrar amor, ya su tiempo cosecharemos lo que sembramos. Este amor no necesariamente vendrá de aquellas personas con las que compartimos, sino que es el amor de Dios que llenará nuestros corazones con el gozo de su presencia y sabiendo que estamos cumpliendo Su voluntad en nuestras vidas. La perspectiva correcta que debemos mantener siempre es no esperar necesariamente ver el fruto, sino regocijarnos de haber participado en la obra y así no nos cansaremos de hacer el bien, porque nuestro gozo ya está cumplido.
Hagamos el bien todo el tiempo buscando reflejar a Dios con nuestro comportamiento, amor y paciencia. No esperemos ver todo el trabajo terminado de la noche a la mañana. En cambio, sembremos con paciencia ya su debido tiempo cosecharemos frutos preciosos con abundancia que nunca imaginamos. Es un mundo caído y opuesto, pero mantengamos la mirada en que un día la obra estará completa y disfrutaremos de la recompensa que viene del Señor.
“Díganle al justo que le irá bien, pues gozará del fruto de sus acciones.” Isaías 3:10 NVI.
La mayor recompensa es poder servir y ser herramientas útiles en las manos del Señor; no nos cansemos de hacer el bien. ¿Cuál es el área débil de tu vida, que necesitas dar al Señor? ¿Piensas que si Él te llamara, Él también te equiparía?
La mayor recompensa es poder servir y ser herramientas útiles en las manos del Señor, no nos cansemos de hacer el bien, porque aunque no tengamos las habilidades: A quien Dios llama, Él lo instruye.
¿Puede Dios cambiar tu vida?
Dios ha hecho posible que lo conozcas y experimentes un cambio asombroso en tu propia vida. Descubre cómo puedes encontrar la paz con Dios. También puedes enviarnos tus peticiones de oración.
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Autora: Nadia Yvonne López Ayuso es la presentadora del programa de televisión Vive Más. También es cantante y compositora. Tiene un perro chihuahua llamado Pinwika.