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Devocionales

4 de julio de 1776: Trece colonias americanas declararon su independencia de Gran Bretaña, desencadenando la guerra necesaria para obtener esa libertad. De la misma manera, cuando declaramos nuestra independencia de Dios, nos ponemos en guerra con él. ¿Quién puede negociar la paz? 

   

¡Escuchar! El SEÑOR no es demasiado débil para salvarte, y no se está volviendo sordo. Él puede oírte cuando llamas. Pero hay un problema: tus pecados te han separado de Dios. A causa de tu pecado, él se ha apartado y no te escuchará más. Isaías 59:1-2 

  

Él fue herido y molido por nuestros pecados. Fue azotado para que tuviéramos paz. ¡Él fue azotado, y nosotros fuimos sanados! Todos nosotros nos hemos descarriado como ovejas. Hemos dejado los caminos de Dios para seguir los nuestros. Sin embargo, el SEÑOR cargó en él la culpa y el pecado de todos nosotros. Isaías 53:5-6 

  

Jesús puede terminar tu guerra y traerte paz con Dios. Pídele que lo haga. Agradécele por tomar tu castigo por el pecado y la independencia de Dios. Pídele a Dios que te dé su paz hoy. Nosotros te escuchamos, si quieres que oremos por ti visita: https://www.cbnlatino.com/hablemos 

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Devocionales

“Oh Dios, tú eres mi Dios; yo te busco intensamente. Mi alma tiene sed de ti; todo mi ser te anhela, cual tierra seca, extenuada y sedienta” – Salmos 63:1

¿Qué tipo de vida es satisfactoria? Usualmente pensamos que si marcamos una diferencia en este mundo nuestras vidas tendrán sentido y propósito. Eso es bueno y cierto, pero no se trata de que hagamos bien la labor, aunque sea importante; o que ayudemos a alguien, lo cual es vital y nos hace sentir bien. Esto no es satisfacción completa. Más bien, es cuando agradamos a nuestro Padre Celestial en lo que sea que hagamos o digamos. Nuestro propósito es glorificar al Padre.

 

¿Hoy oramos y tuvimos comunión con el Señor? ¿Leímos su Palabra para obtener perspectiva para nuestro caminar espiritual? Si no lo hacemos, no creceremos en las cosas del Señor. Si no bebemos del río de la vida que es Jesús, no seremos de mucho uso para otros, ni para nosotros mismos.


En una reciente predicación, el predicador nos exhortó diciendo: “¿Tienen sed? ¿Está vacío?” Todos necesitamos ser refrescados en el Señor.


Mi ser interno anhela al Dios viviente. “Tengo sed de Dios, del Dios de la vida. ¿Cuándo podré presentarme ante Dios?”


He decidido darle una cubeta a Dios para que me llene y para que me haga rebosar. No quiero más sequía, ni seguir los ademanes de ser cristiana. Quiero ser como un niño al jugar en la lluvia, sintiéndose refrescado.


“Hacia ti extiendo las manos; me haces falta, como el agua a la tierra seca.” Salmos 143:6


Vamos al río de Dios y pasemos tiempo de calidad con Él. Bebamos hasta quedar satisfechos. Jesús dijo que si teníamos sed, solo Él podía satisfacer ese deseo de nuestras almas.


“Todo el que beba de esta agua volverá a tener sed –respondió Jesús –, pero el que beba del agua que yo le daré, no volverá a tener sed jamás, sino que dentro de él esa agua se convertirá en un manantial del que brotará vida eterna.” Juan 4:13-14.


Oración:

Señor, llena mi vida con tu presencia, con tu Espíritu y con tu amor. Quiero buscar de ti y conocer tu voluntad. Ayúdame a que cada día pueda agradarte. En el nombre de Jesús. Amén.

Escrito por Cathy Irvin para CBN

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