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Devocionales

Recientemente, el mundo entero comenzó a recuperarse de las repercusiones de una pandemia que tuvo profundas consecuencias en nuestra sociedad. En lugar de escuchar situaciones esperanzadoras, nos enfrentamos a rumores de recesión económica y condiciones de guerra en áreas estratégicas que no solo generan profundos daños a las naciones involucradas y sus vecinos más cercanos, sino que sus secuelas se expanden internacionalmente.

 

Todo esto parece coincidir perfectamente con lo que nos anuncia la Biblia en Apocalipsis 6, donde habla de la ausencia de paz, epidemias, hambrunas y hasta el aumento acelerado de los precios que cabría esperar en los últimos tiempos. El capítulo concluye con unos versos que aclaran que ni la riqueza, el poderío militar ni la influencia social pueden ser suficientes para “ganar” en estas situaciones.

 

“Entonces los reyes de la tierra, los príncipes, los generales, los ricos, los poderosos y todos los demás, así esclavos como libres, se escondieron en cuevas y entre las rocas de las montañas. Gritaron a las montañas y las rocas: “¡Caed sobre nosotros y escondednos del rostro de aquel que está sentado en el trono y de la ira del Cordero! porque ha llegado el gran día de su ira, y ¿quién podrá resistirlo? Apocalipsis 6:15-17 NVI.

 

Ante esto, es natural cuestionarnos sobre dónde encontrar esperanza y cómo transmitirla a otros que sufren. Si bien las condiciones de este mundo no parecen mejorar, no siempre podemos prometer a quienes enfrentan las crisis más complejas que sus condiciones pronto serán diferentes.

 

Sin embargo, considerando que nuestro papel en este mundo seguirá siendo el de llevar luz en medio de las tinieblas, no podemos desistir en la tarea de llevar esperanza a los demás. Debemos reenfocar nuestros esfuerzos para llevar a los que sufren a una verdad que pueda llenar sus corazones de paz y generar confianza para un futuro mejor.

 

Junto a un equipo internacional de Operación Bendición, he tenido la oportunidad de formar parte de proyectos recientes en la zona fronteriza entre Polonia y Ucrania, que brindan ayuda a los más afectados por la guerra. Es precisamente en estos escenarios que nos damos cuenta de que nuestra esperanza no puede descansar en cosas temporales. Las cosas temporales pueden desaparecer fácilmente ante sus ojos, ya que millones de ucranianos hoy en día han visto desaparecer sus trabajos estables, sus hogares, sus familias o incluso sus sueños.

 

El libro de Romanos, en el capítulo 8, nos recuerda que el sufrimiento es parte de este mundo, y que incluso Jesús sufrió durante su paso por esta Tierra; pero al mismo tiempo nos llena de esperanza al recordarnos cuál es su promesa para los que ponen su confianza en Él.

 

“Ahora bien, si somos hijos, entonces somos herederos: herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que participamos de sus sufrimientos para que también podamos participar de su gloria”. Romanos 8:17-18 NVI.

 

Si estás viviendo una temporada de profundo dolor y sufrimiento es la realidad diaria en la que vives, te recuerdo que estos escenarios son una oportunidad perfecta para acercarte a Jesús y conocerlo de una manera más personal. Él comprende perfectamente tu dolor, te acompañará en tu sufrimiento y es el único que puede darte acceso a la verdad de un futuro mejor, la vida eterna con él.


¿Puede Dios cambiar tu vida?

Dios ha hecho posible que lo conozcas y experimentes un cambio asombroso en tu propia vida. Descubre cómo puedes encontrar la paz con Dios. También puedes enviarnos tus peticiones de oración.

 

Alentamos a los usuarios que deseen comentar sobre nuestro material a hacerlo a través de nuestra página de Facebook de CBN.

 

Biografía del autor: Daniel Castro Jiménez

Coordinador de Ayuda Humanitaria de la Operación Bendición Costa Rica y Gerente temporal del almacén de Przemyśl en Polonia con el equipo internacional de socorro en casos de desastre de la Operación Bendición. Ha estado trabajando con Operación Bendición durante 4 años en el desarrollo de programas de ayuda humanitaria en Costa Rica y brindando apoyo al equipo internacional de desastres. Daniel nació en Costa Rica y es el menor de 4 hermanos. Le gustan las actividades al aire libre y el aire libre. Actualmente, vive en Polonia desde hace más de 6 meses, como parte de las actividades de socorro en la crisis provocada por la guerra en Ucrania.

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Devocionales

“Como el siervo brama por las corrientes de las aguas, así clama por ti, oh Dios, el alma mía”. Salmo 42:1 (RV60)


A veces nos sentimos igual que el salmista, viviendo una sequía espiritual, donde las circunstancias nos han hecho desfallecer, a tal punto que nos sentimos desalentados, deprimidos y sedientos de la presencia de Dios.


El Salmo 42 nos enseña, a través del Espíritu Santo, a anhelar más de Dios, como el siervo que brama sediento por las corrientes de las aguas, que tiene que buscarlas con desesperación porque necesita subsistir y calmar su sed.


Un buen consejo, según leemos, es hablarle al alma, vs.5: “¿Porqué te abates, oh alma mía, ¿y te turbas dentro de mí? Espera en Dios, porque aún he de alabarle, salvación mía y Dios mío”.


Observemos dos cosas: Primero el salmista reconoció ante Dios su gran necesidad: Dios mío, mi alma está abatida en mí, vs.6 y entonces, le ordena al alma alabar y le recuerda la fidelidad de Dios en tiempos pasados cuando rebozaba de paz y alegría. Ahora se encuentra pasando un período donde ha perdido el gozo de la salvación.


Hay algo muy ejemplar del salmista para nosotros y es que, a pesar de su abatimiento tiene su esperanza puesta en Dios porque confía que es el único que tiene poder para sacarlo de esa situación. El enemigo también se aprovechó de su desaliento. Afortunadamente reacciona a tiempo: “¿Por qué andaré enlutado por la opresión del enemigo?” Y reconoce que es la alabanza a Dios lo único que le va a dar la victoria.


Es necesario que siempre busquemos el consejo de la Palabra para que, cuando estemos pasando circunstancias similares, apliquemos este principio de ordenar a nuestra alma que: “Alabe a Dios”, y experimentemos sus resultados.


Oración

¡Alma mía, alaba al Señor, y no te olvides de ninguno de sus beneficios! Salmo 103:2

Escrito por: Angelina Gómez Corrales

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Devocionales
“Y Moisés respondió: Si tu presencia no ha de ir conmigo, no nos saques de aquí.” Éxodo: 33-15

En muchas ocasiones de nuestras vidas, cuando debemos tomar decisiones importantes o trascendentales, se nos olvida o no tenemos presente las palabras que pronunció Moisés en el verso 15 del capítulo 33 de Éxodo.

¿Cuántos de nosotros hemos tenido malas experiencias o momentos difíciles por no tener presente la presencia y la guía de Dios en nuestras vidas? Y muy probablemente, estarás recordando alguna de estas circunstancias en tu vida.

Recuerdo muy bien cuando no pedí dirección a Dios para escoger las amistades con que me iba a rodear, tenía apenas 15 años de edad y decidí por mi cuenta la gente que yo quería que formara parte de mi vida. Lamentablemente, y como suele suceder cuando no le pedimos a Dios que nos guíe en nuestras decisiones, escogí muy mal mis amistades y me llevaron a enfrentar circunstancias que condujeron mi vida por un camino que no era el que Dios tenía previsto para mi.

Ahora con frecuencia me hago una pregunta, ¿hubiera podido evitar todas esas circunstancias en mi vida si le hubiera dicho a Dios que con su presencia me guiara a tomar esa decisión? Creo que tanto usted como yo conocemos muy bien la respuesta.

Moisés sabía muy bien la responsabilidad tan grande que era guiar al pueblo de Israel, el pueblo escogido por Dios, e igualmente sabía que sin la presencia de Dios en su vida no iba a haber nadie quien lo pudiera guiar.

De la misma manera que Moisés, a nosotros Dios nos ha asignado grandes responsabilidades o grandes decisiones que debemos tomar; por ejemplo, llevar las riendas de un hogar, o tener la responsabilidad de estar al frente de otras personas y hablarles del amor de Dios. En fin, no importa lo que tengas que hacer o la decisión que debas tomar, lo importante es que le digas a Dios “Si tu presencia no ha de ir conmigo, no nos saques de aquí”, y así reconozcas que necesitas que Dios sea la guía en tu vida y que le rindes a El todas tus acciones, para que de esta manera no tengas que enfrentar consecuencias que desvíen tu vida del camino que Dios tiene trazado para ti; un camino lleno de bendición y prosperidad.

Oración:
Señor Jesús, quiero que seas mi guía en todas las circunstancias de mi vida, que todas las decisiones que deba tomar seas tu quien me indiques lo que debo hacer y cómo debo hacerlo. Quiero que tu presencia esté siempre conmigo para sentir tu respaldo y tu gran amor, y para que mi vida ande por el camino que tu has trazado. En el Nombre de Jesús. Amén.

Escrito por Jairo Guzmán Ledezma para CBN Latino
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