Devocionales

Hidratación

“Todo el que beba de esta agua volverá a tener sed —respondió Jesús…”. Juan 4:13.


Un sábado en la mañana salí a correr como parte de mi entrenamiento para una media maratón. Como sabía que el clima estaba caliente y la distancia a correr era mucha, me preparé adecuadamente llevando conmigo mi infaltable cinturón con botellitas para agua y bebida hidratante.

 

El tema de la hidratación es fundamental para cualquier persona que practique un deporte o actividad física. Nuestro organismo pierde líquido y la forma más conocida por todos es el sudor. Cuando sudamos en exceso no estamos bajando de peso ni nada por el estilo, sino que es una alerta de nuestro organismo de que debemos vigilarnos. De hecho, cuando sentimos sed ya es tarde. Ya estamos deshidratados.


Teniendo presente eso, entendí un poco mejor la razón por la que Jesús, en un momento específico, hizo la siguiente invitación a quienes tenía alrededor: “Si alguno tiene sed, que venga a mi y beba” (Juan 7:37). Es una ilustración interesante. Nuestro cuerpo, en edad adulta, está compuesto por un 60% de agua. Es vital para vivir. En el plano espiritual, las enseñanzas y la vida de Jesús deben jugar un papel igual o mayor que el agua en nuestro plano físico, para que podamos funcionar correctamente.


El problema está cuando intentamos sustituirlo con otras cosas. Algunos prefieren intentarlo con el trabajo, con una vida social muy activa o con la religión, cosas que no son malas en sí mismas, pero que no dejan de ser simples sustitutos. Otros van más allá, y lo buscan en las adicciones, el desenfreno y los vicios. Algo así le sucedía a la mujer samaritana, cuya historia se relata en el capítulo 4 de Juan. Con una vida llena de dificultades dentro del contexto de la época, Jesús le ofrece del agua que le daría vida eterna, con la que nunca más tendría sed y la vida de la mujer cambiaría a partir de ese mismo instante.


Hay varios líquidos con los que podemos calmar la sed natural. Pero para la sed espiritual sólo hay una opción: Jesús. Hoy te ofrece del agua que refresca y es capaz de cambiar vidas. ¿Te animas a probarla?


Oración

Jesús, la vida suele ser difícil y desgastante. Las ofertas para el descanso y para calmar la sed son muchas, pero quiero probar del agua que das y que quita la sed. Te recibo Jesús como la fuente de mi vida. Gracias. Amén.

Escrito por Fabrizzio Ponce, para CBN