Devocionales

¡Siga adelante!

Alimentado por aves en el desierto, usado por Dios para levantar a alguien de entre los muertos, vio fuego caer del cielo y fue llevado a la eternidad por un carruaje de fuego, ¡el profeta Elías vivió una gran aventura! Pero, incluso él tuvo unos días difíciles. 
Elías había estado haciendo grandes cosas para Dios. Recientemente participó en uno de los retos más grandes de la historia, entre el Señor y un dios pagano. Las personas estaban asombradas mientras Elías clamó al único y verdadero Dios, y Él respondió de forma magnífica (lea la historia en 1° Reyes 18).

Luego de esa demostración de poder, parecía que la gente estaba convencida de que el dios pagano a quien servían era falso. Pero ese sentimiento no duró mucho.

Después de avergonzar al dios falso, la reina Jezabel de Israel prometió vengarse. Elías rápidamente se convirtió en un cobarde huyendo de una mujer alocada que lo quería asesinar.

A pesar de haber visto el poder de Dios, él se sentía solo. Parecía que el resto de las naciones se habían vuelto malvadas. Ellos habían abandonado su adoración de Dios y más bien buscaban dioses paganos.

¿Había hecho algún progreso? ¿Cómo podría seguir trabajando para Dios cuando parecía que nadie le escuchaba?

¿Alguna vez se ha sentido así? Quizás, esté sirviendo en un ministerio donde Dios le ha llamado, pero no parece tener los resultados esperados. O tal vez Dios le ha dado una dirección clara, pero cada vez que intenta ir hacia delante, encuentra otro obstáculo en el camino.

Quizás usted es el único creyente en su casa o en su círculo de amigos. En esta cultura posmoderna donde parece que todo es aceptable, puede ser difícil seguir los estándares morales de Dios. Mientas muchos a nuestro alrededor viven al contrario de la Palabra de Dios, es duro no ser influenciado, aunque cueste admitirlo.

Si se ha sentido así, no es el único. Elías también pensó que había estado trabajando en vano. Él clamó a Dios diciendo: "Me consume mi amor por ti, Señor, Dios Todopoderoso.

Los israelitas han rechazado tu pacto, han derribado tus altares, y a tus profetas los han matado a filo de espada. Yo soy el único que ha quedado con vida, ¡y ahora quieren matarme a mí también!" (1° Reyes 19:14).
Más que sentir la presión de la cultura, o no sentir que calzaba entre sus amigos y familiares, su misma vida estaba en riesgo.

Recientemente, volví a leer esta historia y noté algo que nunca había visto antes. Luego de que Elías hace esta queja a Dios, el Señor inmediatamente lo manda con una nueva asignación. No es que Dios ignora su comentario, sino que Dios no quería que él dejara de trabajar.

El sentimiento tras el mandato del Señor a Elías básicamente es: "Sigue adelante".

Pero Él sí agregó una palabra de motivación. Al final de sus instrucciones, Dios hace una observación: "Sin embargo, yo preservaré a siete mil israelitas que no se han arrodillado ante Baal ni lo han besado" (1° Reyes 19:18).

Ese versículo me da esperanza. Aunque Elías pensaba que era el único que seguía sirviéndole a Dios, resulta que numerosas personas aun buscaban al Señor. Más motivante aun, es que ese grupo fiel no paso desapercibido por Dios. Él los vio y conocía su fidelidad. Él ve nuestra fidelidad también.

Cada vez que escogemos su camino en lugar del nuestro, Él toma nota de ello. Cuando nos sacrificamos a nosotros mismos de alguna manera para su reino, sea por medio de nuestro tiempo, talento o finanzas, Él lo ve. Dios ve cuando somos obedientes.

Su Palabra nos promete que nuestra fidelidad no pasara sin recompensa. Cuando nos desanimamos por su maldad, debemos recordar que el lugar que llamamos hogar por ahora, no es nuestro destino final. Nuestra recompensa estará en el cielo. Un día, veremos los frutos de nuestros esfuerzos.

Gálatas 6:9 nos instruye: "No nos cansemos de hacer el bien, porque a su debido tiempo cosecharemos si no nos damos por vencidos."

Aunque seamos los únicos entre nuestros compañeros, colegas o familiares que servimos al Señor, debemos continuar firmes en nuestra fe. Nunca se sabe cómo Él usara nuestro testimonio para acercar alguien a su presencia. Mientras tanto, podemos estar confiados que Él ve cada situación que enfrentamos y Él las atraviesa con nosotros.

¿Qué podemos hacer cuando nos desmotivamos en nuestro servicio? Podemos tomar una lección de Elías: Orar, recordar las promesas de Dios y, ¡seguir adelante!

Escrito por Belinda Elliott para CBN